En la Argentina han utilizado la metáfora del nudo al menos dos intelectuales. En el año 2020, Pablo Gerchunoff se refirió a eso en una nota de Le Monde Diplomatique, donde planteaba la dificultad que teníamos –y tenemos- como país para encontrar una fórmula que concilie crecimiento con progreso social. Para ello proponía -entre otras cosas- que era necesario construir una coalición política y social pro-exportadora para destrabar el bloqueo
Más recientemente, Carlos Pagni escribió el libro El Nudo, donde señala la relevancia territorial que ha tenido y tiene el Conurbano en lo socioeconómico, en lo electoral y en las decisiones de políticas públicas de la Argentina. Se invita a leer ambos textos, para quienes no lo hayan hecho.
Ambos nudos están entrelazados: el estilo o modelo de desarrollo nacional con sus impactos territoriales, dentro de los cuales -sin duda- el más gravitante por su escala es el del Conurbano de Buenos Aires (asociado a la desindustrialización de la Argentina), que -a su vez- condiciona la decisiones políticas nacionales (Pagni lo denomina “la conurbanización de la política”, en especial a partir de 2001).
Los nudos entrelazados de la economía argentina
En esta nota, no me referiré a los diagnósticos que plantean ambos autores, sino a las posibles líneas de acción para ir desatando estos nudos.
Comenzando por el primer artículo, se coincide con el planteo de Pablo Gerchunoff acerca de la importancia de interseccionar “la utopía de la movilidad social y la utopía de la justicia social”, pero hoy desafiada con la “utopía de la libertad” sin límites.
Gerchunoff plantea que lo que Argentina demanda, en términos políticos, es una coalición social y política pro exportadora para defender su prosperidad interna. La economía argentina necesita productores de dólares en sus campos, en sus industrias, en sus yacimientos mineros y petroleros, en las oficinas de quienes abastecen al mundo de servicios modernos.
Los planes sociales perpetuos ponen en jaque al progreso
En lo que se refiere a la distribución del excedente económico, Gerchunoff propone limitar el nivel de los salarios en dólares de los trabajadores formales para ganar competitividad, a cambio de un reparto contractualmente establecido de las ganancias de productividad futuras.
Al respecto, apela a implementar lo establecido por el artículo 14 bis de la Constitución. Claro, hay distintas formas de hacer esto. En el año 2010, el Diputado Héctor Recalde postuló fijar un porcentaje del 10% de las ganancias netas anuales de las empresas a distribuir entre los trabajadores, o lo que propuso CAME en ese momento de que esto se negocie en paritarias. Podemos agregar a todo lo dicho que un sano y serio cooperativismo resuelve también muy bien esta temática de una mejor distribución del excedente económico, además de otros principios y valores que propugna.
Todo lo anterior, sin duda, puede ser relativizado, lejano o considerado muy abstracto en el contexto actual, con un nudo generador de una inflación de más del 100%. Ello debería ser resuelto por un plan de estabilización, reformas estructurales, y un plan de desarrollo sectorial y territorial.
Podríamos preguntarnos si es imposible que la provincia de Buenos Aires recupere los puntos de coparticipación que cedió en 1988, para enfocarlos en el Conurbano.
El desafío de la economía argentina
¿Es imposible que una nueva ley de coparticipación federal plantee que los incrementos de fondos que le corresponden a las provincias y a la Nación no vayan a un Fondo de Desarrollo Territorial para proyectos regionales de desarrollo en la línea de lo indicado?
Argentina, un país elegido por miles de migrantes
Esto debería acentuar las migraciones internas que se vienen produciendo desde el GBA hacia el interior, como las que se observan hacia partidos de la costa bonaerense y localidades del interior. La relevancia de esta temática ya fue planteada, entre otros, por Pedro Del Piero y la Fundación Metropolitana, con una propuesta concreta de una Agencia de Planificación que fuera la Secretaría Ejecutiva de una Región Metropolitana.
¿Qué actividades se podrían desarrollar de manera más ordenada en la región? Ellas deberían abarcar desde las que se pueden impulsar con políticas transversales (como la mejora de la educación y la formación profesional), hasta las sectoriales. Algunas de estas últimas, y sólo a modo de ejemplo, pueden ser la industria textil e indumentaria, las distintas ramas de la construcción, la economía del cuidado de las personas con distinto tipo de fragilidad o minusvalía, la economía del cuidado y regeneración de la naturaleza de la región, la economía circular, la economía del conocimiento, de las profesiones vinculadas con la cultura, el ocio y el deporte, etc.
Ojalá se pueda realizar. Es una necesidad y un deber poder construirlo.
