Desde mis inicios laborales en el Petróleo en 1979, he visto que en Argentina el desarrollo y sustentabilidad de esta actividad sufre múltiples altibajos moviéndose siempre en una línea de borde entre el éxito y el fracaso, cuando es un negocio floreciente y que genera una multitud de recursos y bienestar para los países y su población en otras partes del mundo.
YPF como empresa 100% estatal hasta 1991, estaba a merced de las decisiones que se tomaban en el marco de la política, e impactaba en forma directa en nuestra habilidad para gestionar nuestra tarea en lugares tan lejanos como Martínez del Tineo en Salta, o en la más lejana Río Grande en Tierra del Fuego.
A los Argentinos nos une el orgullo de serlo a pesar de todo, pero hay una realidad que nos separa, y es que las decisiones que nos afectan directamente, se toman a miles de kilómetros de distancia por personas en su gran mayoría con un escaso conocimiento de las necesidades particulares de las regiones, empresas y empleados que hacen cada una de esas industrias y actividades en el país. La industria de los Hidrocarburos se desarrolla en lugares inhóspitos y bajo condiciones y necesidades muy alejadas de la realidad de los habitantes de Buenos Aires, pero las decisiones que van a impactar sobre su futuro y forma en la que se va a desarrollar, inevitablemente se toman en Buenos Aires, en directa relación con lo que “palpitan” los habitantes del llamado AMBA. Hasta aquí no sería un problema, si no fuera porque además de estar a miles de kilómetros de distancia, las personas que toman las decisiones sobre una industria tan variada como compleja, tienen muy poca idea o nada de cuáles son las condiciones, necesidades y requerimientos para desarrollar una industria de la que depende nada más y nada menos que el movimiento del país.
Así es como vimos, la fundación de una planta para la elaboración de metanol en Río Grande que jamás se inició, o como se discute sobre la importancia de Vaca Muerta como generador de recursos económicos y laborales sin políticas que lo promuevan. En el transcurso entre uno y otro llevo 40 años escuchando a “expertos” que nos cuentan como deberíamos hacer lo que ellos mismos no fueron capaces de hacer en su desempeño en los cargos políticos en empresas Estatales o Paraestatales, o en Estamentos de gobierno puramente técnicos o con una fuerte carga de conocimientos técnicos que ellos no tenían, y probablemente aun no tengan para promover las políticas necesarias.
La cronología de los errores u omisiones que históricamente nos traen a la situación energética actual, pueden ser revisados en el Tratado de Regulación de la Energía, coordinado por el Dr. Pablo Ferrara, donde los autores hacen un pormenorizado análisis de las distintas regulaciones, modificaciones y esfuerzos de las distintas clases políticas, a través del tiempo, para hacer en los papeles una industria sustentable, y su rotundo fracaso.
Salvo en el breve período de independencia en la gestión de YPF SA entre 1989 y 1997, liderado por el Ing. José Estenssoro y su equipo de jóvenes expertos de más de 70 años, como solía decir en sus discursos, la decadencia estructural de YPF SA y con ella de la industria de los Hidrocarburos en la Argentina no se detuvo.
El período de mejor desempeño contemporáneo de YPF SA, tiene un factor distintivo reconocido por quienes nos desempeñamos en el petróleo y gas, que se caracterizó por su independencia de las decisiones de la política y su gestión profesional. El florecimiento de YPF, se tradujo en una mejora en calidad de servicio y gestión, obligando al resto de las empresas del rubro, que además veían la necesidad de acompañar a YPF en su crecimiento, a elevar el standard de la industria en su conjunto.
Este lapso de crecimiento junto a los hechos que se sucedieron a partir de su interrupción en 1998 con la irrupción de Repsol en YPF, dejó en descubierto el impacto que generaron las decisiones políticas sobre el futuro de Empresas, Industria e Inversión y la necesidad de respetar el escenario global de la industria de Hidrocarburos.
Los funcionarios que representen al pueblo en funciones de regulación y control deben ser profesionales con experiencia y fundamentos técnicos, que reconozcan el impacto de sus decisiones, independientemente de la ideología política que profesen. Está a la vista que sus decisiones trascienden su desempeño en los cargos en efectos y consecuencias.
Los ciudadanos debemos comprender que la raíz de nuestros problemas se debe tanto a nuestras decisiones habituales, como al momento en que ejercemos nuestra obligación civil de elegir a quienes nos representan
Los ciudadanos debemos comprender que la raíz de nuestros problemas se debe tanto a nuestras decisiones habituales, como al momento en que ejercemos nuestra obligación civil de elegir a quienes nos representan.
Parafraseando al jefe de campaña del ex presidente Bill Clinton debemos comprender que nuestro retraso en la implementación de las políticas correctas para un crecimiento sustentable implica daños y demoras con un altísimo costo a las generaciones presentes y futuras, y que “Es la política estúpido” la única razón de nuestra decadencia de los últimos 100 años.
*Ingeniero con Especialización en petróleo y Gas y un Máster en Administracion de Empresas (MBA) de la Universidad de Texas en Austin. Ingeniero mecánico.