Después de unos pronósticos que ponían en duda la continuidad de Martín Llaryora en Córdoba capital, este logró revalidar su gestión a través de su vice Daniel Passerini. Mientras De Loredo se cortó solo y propuso una campaña separada de los símbolos del PRO y del radicalismo; Passerini apostó todo a mostrarse como el continuador de una buena gestión.
Rodrigo De Loredo tomó como eje de campaña el enfrentamiento con el gobierno provincial y las propuestas irrealizables como el traspaso de la policía. Llaryora reconoció a Juan Schiaretti como un referente pero siempre mantuvo una distancia que le permite pararse más que como un mero sucesor o un mero renovador, como alguien que se propone refundar un espacio nuevo que rompa el cerco clásico del cordobesismo.
Martin Llaryora, con apenas 50 años, se consolida como referente de Córdoba en esta elección donde ya no apostaba a seducir como promesa sino a revalidarse a partir de sus logros de gestión. Al ganar la prueba demuestra que es un nuevo líder político con personalidad, liderazgo y que ha demostrado ser un excelente gestor que llevará adelante la conducción política que empezó a disputar desde la noche de su triunfo como gobernador. Esto marca un futuro promisorio como gobernador e indica que su carrera, pese a ya ser extensa, está apenas empezando.
Sería difícil que liderara el espacio político y fuera capaz de renovarlo sin quedarse con la ciudad que lo catapultó a convertirse, por medio de una gestión exitosa, en el referente de un nuevo espacio político que empieza a surgir en Córdoba.
Decimos que es un espacio nuevo porque, pese a haber construido parte de su victoria con el 'cordobesismo', Llaryora sabe que, como lo muestran las últimas elecciones, una Córdoba que solo sabe de Córdoba y se encierra en la administración de lo propio, hace que la provincia se estanque por no disputar el espacio que le corresponde en el país. El cordobesismo y sus resultados tan disonantes en las nacionales frente a las provinciales, muestran que esa forma de política tiene un límite.
“No tenemos que esperar más liderazgos de la Capital Federal; hay que construir liderazgos propios" dijo Martin Llaryora nuevamente en el discurso de triunfo anoche junto con su delfín. Esto muestra que el gobernador electo es un líder que piensa más allá de lo propio y sabe que Córdoba debe romper el alambrado de su cordobesismo siempre encerrado en la gestión. Nunca la provincia mediterránea ha logrado un candidato presidencial competitivo cordobés, pero sabemos que en el caso de Martín Llaryora se abre una nueva etapa y su techo no tiene límites ¿por qué?.
Llaryora no tiene techo porque sabe que Córdoba, de quererlo, puede lograr un candidato competitivo a nivel nacional. Es una de las principales provincias agrícolas del país que no solo se dedican a la producción de materias primas como soja, maíz, mani y demás, sino que también se dedican a la industrialización de estas en, al menos 102 empresas que procesan unos 7,3 millones de toneladas de oleaginosa al año y producen, entre otras cosas biocombustibles. Así por ejemplo, Córdoba lidera la producción de bioetanol de maíz, grano del que produce el 36% del total del país.
En cuanto a la producción y exportación de productos manufacturados, es una provincia clave en la industria metalmecánica, con más de 250 empresas autopartistas que proveen a las grandes terminales. Dado que cuentan con un perfil de gente altamente calificada apuntan en un futuro a crecer y fomentar la industria del conocimiento y la economía circular.
Córdoba también es una provincia que tiene una extensa trayectoria en turismo, una múltiple conectividad y una infraestructura y tradición en educación que hacen que el desarrollo que puede exhibir la provincia y la capacidad de gestión que puede probar de quién la gobierne bien sea concreta y palpable.
Passerini: “Sabíamos que íbamos a ganar”
Con una población total de 3.978.984, se posiciona segunda en cantidad de población, por debajo de Buenos Aires. Posee el 8,2% de la población total del país, lo que la vuelve la cuarta jurisdicción en orden de magnitud. El sector privado ocupa a 503 mil asalariados formales, el 8,1% del empleo privado formal total del país.
Córdoba está para más y Llaryora podría ser por capacidad y gestión en un líder federal. Para esto deberá moverse en un mundo nuevo, seguir agrandando su grupo de técnicos fuera de Córdoba y ampliar su red de contactos con gobernadores (con muchos de los cuales ya se relaciona desde su etapa de diputado) para conformar un movimiento federal y buscar asociaciones proactivas que le sirvan, primero para poner a Córdoba en el lugar que se merece y luego para encaminarse a un futuro que pueda sobrepasar Córdoba. Tiene con qué y sabe cómo jugar a nivel nacional para ser un líder sólido y contundente que se siga construyendo sobre la base del trabajo sostenido, paciente y comprometido que hoy lo hace ser el líder promisorio que es.
«Los buenos planes crean buenas decisiones. Es por eso que una buena planificación ayuda a hacer realidad los sueños elusivos.» —Lester R. Bittel
AG CP