En el Parlamento argentino las leyes tienen diversa suerte. Algunas salen después de largo tiempo y otras no salen nunca. Ello pasó con la Ley de Glaciares que fue votada finalmente en el Senado, debido a la presión de dos legisladores, que en su momento eran Daniel Filmus y Miguel Bonasso.
Pero algunas duermen en algún cajón secreto de la cual nadie las desempolva. Es el caso actual de la ley de humerales y de la ley de etiquetado frontal sin poder conseguirse quórum para poder tratarla.
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Ello implica una gravedad doble. Porque la primera, como lo fuera la de glaciares, tiene relación directa con nuestras reservas de acuíferos en nuestro tan dilatado territorio, la octava geografía del globo, que posee zonas húmedas pero también áridas como la precordillerana y la gran meseta patagónica.
Por ello la protección de los humerales no se refiere solamente al presente sino al futuro de las generaciones que ocuparán nuestro suelo y que pueden llegar a reclamar la falta de previsión actual y la dificultad enorme que presentan las clases dirigentes argentinas para hacerse cargo del tema cada vez más acuciante del cambio climático refrendado por el creciente calentamiento global y la consiguiente ionización de la atmósfera, desencadenante de fenómenos imprevisibles y presuntamente catastróficos como ya se ven en la actualidad en toda la superficie terrestre y han estallado en incendios devastadores en diversas ocasiones.
El presidente Frondizi aseguraba que había que distinguir en toda función pública entre lo prioritario y lo accesorio. Sin embargo en el aquí y ahora los legisladores presentes y futuros parecen muy preocupados por quién puede llegar a presidir la Honorable Cámara de Diputados después de noviembre del 21.
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Pareciera bastante accesorio dado que por ejemplo en la sabiduría arcaica de los quechuas, o sea los incas, ellos aprendían a decir primero la palabra agua que la palabra mamá, dada la importancia de ese vital elemento para su gente, es decir la pregunta es en realidad, para quienes legislan los legisladores, desde el presidente de la Cámara hasta los jefes de los bloques los presidentes de las comisiones, los miembros de las comisiones y los restantes, sino es para el futuro de la República.
Por otra parte habría que preguntarse a través de la sentencia de Montesquieu sobre la posibilidad de la existencia del Amor a la Igualdad, en una Sociedad que al decir de Beatriz Sarlo, ha llegado a dividirse entre los que comen y los que no comen, con su 40% de pobreza, 60 % de niños pobres y 11 % de indigencia.
Y entre los que comen ha llegado a detectarse que la mayoría de los que lo hacen se alimentan mal o pésimo.
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De ahí que la epidemia de obesidad por una parte y de desnutrición por la otra obedece a la mala elección de los alimentos alentada a su vez por la imparable inflación, azote que parece una epidemia sin fin en la Argentina contemporánea, dado que ha atravesado y atraviesa, sin mengua, muy diversos gobiernos de muy distinto signo político
Como han señalado los mejores cocineros y los más prestigioso gourmets internacionales, esto podría llegar a tener una posibilidad de corrección con el etiquetado frontal, que permite lisa y llanamente, con claridad meridiana, hacer saber al consumidor los componentes de lo que está por comprar o comer.
Y aquí vuelve a efectuarse otra pregunta, para quienes legislan los legisladores, si es para la salud del pueblo argentino, o para los siempre variados lobbys empresarios, a nivel local y global, que no quieren ni por asomo, que “el pueblo sepa de qué se trata”.
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Es hora que los diputados en este caso muestren su amor a la Igualdad y a la salud de las presentes y futuras generaciones haciendo aprobar las imprescindibles leyes sobre humerales y etiquetado frontal, que siguen durmiendo un injusto sueño en algún escondido cajón legislativo, privando injustamente al suelo argentino de su imprescindible agua y a sus habitantes de la advertencia sobre sus más sanos alimentos.
Sepan los legisladores votar, que es lo que espera el Pueblo argentino de sus representantes, si lo son cabalmente en tiempo y forma.