Científicos descubrieron una nueva extinción masiva de especies, ocurrida hace 30 millones de años. Este “botón de reinicio" ocurrió en la transición de los periodos geológicos denominados Eoceno y Oligoceno, por el enfriamiento de la Tierra, causando la perdida del 63% de los animales de Europa, Asia y África.
"Fue un auténtico botón de reinicio", indicó la autora principal del estudio Dorien de Vries, de la Universidad de Salford del Reino Unido.
El descubrimiento, que compila décadas de trabajo e informa sobre este evento de extinción previamente indocumentado, fue publicado esta semana en la revista científica Communications Biology.
En esa transición del Eoceno al Oligoceno se habrían extinguido casi dos tercios de las especies conocidas en África y la Península Ibérica, señaló una de las firmantes de la investigación perteneciente a la Universidad estadounidense de Duke.
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La desaparecieron, ocurrida hace unos 30 millones de años, sucedió después que el clima de la Tierra se enfriara durante la transición de los periodos geológicos.
Aquel tiempo estuvo marcado por un drástico cambio climático, pero a la inversa de lo que ocurre en el presente. La superficie terrestre se enfrió, las capas de hielo se expandieron, el nivel del mar bajó, los bosques empezaron a convertirse en praderas y el dióxido de carbono escaseaba.
Si bien se sabía que había afectado a las especies de mamíferos de Europa y Asia, hasta el momento se creía que en África podrían haber salido indemnes pues su clima más templado habría sido un amortiguador a ese enfriamiento, pero no fue así.
A esta conclusión llegó un equipo de investigadores (de Inglaterra, EE.UU. y Egipto), en gran parte, al estudio de una colección de fósiles alojados en la División de Primates Fósiles del Centro Duke Lemur. La colección fue obra de la difunta Elwyn Simons de Duke, quien recorrió los desiertos egipcios en busca de fósiles durante décadas.
Los expertos examinaron los fósiles de cinco grupos de mamíferos: uno de carnívoros extintos llamados hyaenodontes; dos de roedores, que incluyen ardillas y puercoespines; otros dos de primates, los estrepsirrinos (lémures y loris), y antropoides (simios y monos).
Al recopilar los datos sobre los fósiles, el equipo pudo construir árboles evolutivos para estos grupos, identificando cuándo se ramificaron los nuevos linajes y marcando el tiempo de la primera y última aparición conocida de cada especie.
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Las pruebas están en los dientes molares
La prueba está en los dientes molares de esos animales, que pueden decir mucho sobre lo que come un mamífero y, por ende, de su entorno.
Los roedores y primates que reaparecieron después de algunos millones de años tenían dientes diferentes. Eran especies nuevas, que comían cosas distintas y tenían hábitats diferentes.
"Vemos una enorme pérdida de diversidad de dientes, y luego un período de recuperación con nuevas formas dentales y nuevas adaptaciones", dijo de Dorien de Vries.
El rápido cambio climático no fue el único reto al que se enfrentaron esos pocos tipos de mamíferos supervivientes. África Oriental se vio además azotada por una serie de acontecimientos geológicos importantes.
En aquel periodo se produjeron supererupciones volcánicas que cubrieron vastas extensiones con roca fundida y fue cuando la Península Arábiga se separó de África Oriental, abriendo el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
DW / mf / ds