OPINIóN
De la carrera a la guerra de las vacunas

Qué revela la agria disputa entre la Comunidad Europea y AstraZeneca

Las negociaciones y los contratos para un bien como la vacuna anti-pandémica fueron cubiertos por un velo de impenetrable secreto. Esta disputa de poderes muestra que los beneficiarios son los países ricos y los sectores privados.

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Vacunas | cedoc

Tras aprobar la vacuna de AstraZeneca (AZ), la Comunidad Europea considera la imposición de prohibiciones a la exportación de vacunas desde sus países miembros. Esto resulta de su sospecha de que la reducción a menos de la mitad de las entregas de 300 millones de vacunas que había comprometido la multinacional anglo-sueca para el primer trimestre del año está asociada al desvío de partidas de vacunas e insumos intermedios en beneficio de Inglaterra. Tras el Brexit, este país renunció a ser parte de la política de salud de la CE, imponiendo una estricta política de "me first", similar a la de la anterior administración de EE.UU.

El mundo en desarrollo observa así atónito cómo un tema vital para sus intereses nacionales como lo es el pronto y minucioso suministro de vacunas en medio de una pandemia agravada por la difusión acelerada de nuevas mutaciones del virus, ha dado origen a una agria disputa entre países ricos y una multilacional que es parte de su propio establishment. Lo que ha causado tanta indignación de las autoridades de la CE es un evento del cual los países en desarrollo son víctimas cotidianas cuyo muy exiguo poder de negociación parecería condenarlos al status de pasivos espectadores.

La discrecionalidad y los conflictos de interés y de lealtad por parte de las empresas protagonistas son alimentados por la extrema opacidad del mercado de vacunas

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La discrecionalidad y los conflictos de interés y de lealtad por parte de las empresas protagonistas son alimentados por la extrema opacidad del mercado de vacunas, a la cual esta columna ha llamado reiteradamente la atención. Por caso, la EC aún desconoce los términos del contrato de suministro de vacunas entre AZ y el gobierno británico y sus priorizaciones, información vital para resolver el conflicto por cuanto hubiese haber ayudado a prevenirlo.

Para sus suministros a Inglaterra y la UE AZ descansa significativamente en sus operaciones manufactureras en Bélgica y Holanda, no siendo para nada claro que puedan deslindarse los límites entre sus supuestamente bien diferenciadas cadenas de valor para el suministro al mercado inglés, por un lado, y al de Europa continental, por el otro, por tratarse de transacciones internas a la empresa. A las autoridades de la CE no les cabe otra alternativa que auscultar los despachos aduaneros en búsqueda de información sobre los flujos insumos y productos terminados entre la UE y el país insular y su posible entidad probatoria de sesgos en favor de Inglaterra.

Conflicto entre la UE y AstraZeneca por las vacunas se intensifica

La controversia es uno de los más evidentes subproductos del nacionalismo de las vacunas consignado oportunamente desde esta columna. El conflicto desnuda la raíz de un problema cuyas principales víctimas son los países más pobres; esto es, la discrecionalidad, la falta de previsión y solidaridad y la carencia de liderazgo a nivel global, atributos que constituyen un mal endémico de nuestra época de gravedad análoga a la de la misma pandemia.

En realidad, las dos partes directamente involucradas en el conflicto se encuentran entre los más benignos actores de ese mal endémico del cual han caído presos. AZ, a instancias de su socia la Universidad de Oxford, titular de los derechos de propiedad intelectual, y poniendo el foco en sus intereses de largo plazo, renunció en su momento a lucrar con las vacunas "mientras dure la pandemia". Sin duda, éste es un concepto aún bastante borroso, hasta el punto que podría decirse que, aún tras el advenimiento de las vacunas, vivimos más el fin del comienzo de la pandemia más que el comienzo de su fin.

Las negociaciones y los contratos relativos a un bien tan esencial como la vacuna anti-pandémica fueron cubiertos por un velo de impenetrable secreto

Por su parte, la Unión Europea ha apoyado desde el vamos la muy constreñida COVAX facility para la distribución equitativa global de la vacuna y el concepto de que las vacunas no deberían ser concebidas como un bien privado donde el objeto del lucro prevalezca por sobre toda otra consideración, especialmente cuando se padece una emergencia sanitaria global que ya ha cobrado más de 2.2 millones de vidas y reducido la pobreza a infinidad más. En efecto, instancias de la UE han tenido claras expresiones en favor del status de bien público global del conocimiento que subyace las vacunas, si no como realidad, al menos como ideal al cual propender.

Quizás la mayor lección de la acerba disputa entre la CE y AZ (con Inglaterra en el transfondo, por cuanto AZ parece remitirse a sus obligaciones con el país insular para justificar su desasbatecimiento al continente europeo) es que las lealtades compartidas no tienen lugar en un mundo divisivo. La desconfianza, la especulación y los móviles carentes de imperativos éticos probaron están completamente reñidos con la transparencia. Las negociaciones y los contratos relativos a un bien tan esencial como la vacuna anti-pandémica fueron cubiertos por un velo de impenetrable secreto. Este, a su turno, fue envenenando las relaciones entre las partes.