OPINIóN

No hay derechos humanos ni democracia sin derecho de propiedad

El derecho de propiedad es la raíz directa de muchos otros derechos esenciales, como el de libertad de expresión y el de comercio, además de ser el motor de progreso de una sociedad y una de las más eficaces vacunas contra el virus del totalitarismo.

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Las propiedades en San Isidro con deuda de ABL en Presidente Quintana N° 2128, Martinez. | Captura de pantalla

El derecho humano a la propiedad es quizás el más vulnerado por gobiernos populistas y el menos comprendido, y en consecuencia menos defendido, por la ciudadanía.

No existe democracia sin propiedad privada.

El derecho de propiedad es la raíz directa de muchos otros derechos esenciales como el de libertad de expresión, el de comercio, el de trabajo, el de ejercicio de industria lícita y el de defensa de la competencia, además de ser el motor de progreso de una sociedad y una de las más eficaces vacunas contra el virus del totalitarismo.

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Derecho de propiedad: ¿Y si tomamos ese terreno?... ¿o mejor aquel?

Comprende todo aquello que puede tener un valor económico, excepto la vida, la libertad y el propio cuerpo. Es decir, no es solo un derecho que protege nuestra “casita” sino también todos nuestros ahorros, nuestras acreencias, nuestro comercio, nuestras jubilaciones, nuestras indemnizaciones, las sentencias a nuestro favor, nuestras creaciones intelectuales y mil etcéteras más.

Tiene relación directa con el derecho a trabajar, del cual es causa y consecuencia.

Es el mayor estímulo para la creatividad e innovación humanas, desde el momento en que el hombre cuenta con poder disfrutar de los beneficios de su trabajo e inventiva. 

Es refugio del derecho a la dignidad, que no podría existir ni ser defendida sin un ámbito privado en el que se desarrolle.

Es condición sine qua non para la existencia del derecho a la libertad de expresión, la que sólo puede ser ejercida en medios privados cuando se trata de críticas al gobierno, situación en la que dicha libertad adquiere su máxima importancia. No hace falta una gran imaginación para saber qué ocurre en un país con todos los medios de comunicación en manos estatales.

El derecho de propiedad es quizás la mayor garantía contra los totalitarismos por el límite que impone al Estado. ¿Existiría hoy una dictadura en Venezuela si su petróleo no hubiera sido estatal? ¿Viviríamos hoy en democracia en nuestro país si la soja y las vacas hubieran sido estatales?

Derecho de propiedad y derecho a la vivienda: un falso dilema

Es por eso que los gobiernos populistas autoritarios como los kirchneristas, ponen especial atención en restringir progresivamente el derecho de propiedad, a sabiendas de que así están restringiendo, también, los demás derechos.

Y es por eso que muchas decisiones que suelen calificarse como errores económicos son en realidad violaciones a derechos constitucionales.

El congelamiento de precios, el cepo cambiario, las prohibiciones de importaciones, las prohibiciones de exportaciones, las prohibiciones de despidos, los cupos, las ocupaciones de inmuebles privados, los aranceles externos, los defaults internos, las amenazas de expropiaciones y el ataque mediático a empresas privadas por parte del poder político son algunos ejemplos de decisiones que no son solo económicamente ridículas; son, ante todo, flagrantes violaciones a derechos constitucionales.

Ningún gobierno está legitimado para supeditar la titularidad y ejercicio del derecho de propiedad, o cualquier otro derecho, a sus concepciones ideológicas o sus necesidades políticas.

Héroes de la propiedad privada, Guernica de Berni, Larreta villero y el perejil de Grabois

Las discusiones deben darse dentro de la Constitución Nacional y no sobre la misma.

Curiosamente, los gobiernos que más atacan el derecho de propiedad, minimizándolo y presentándolo como un ·derecho “menor” o “secundario”, construyen su mística siempre en torno a las pulsiones más “materialistas” de la sociedad: planes de vivienda, subsidios de toda clase, aumentos forzosos de sueldos, proteccionismo, etc.

Quizás más que con cualquier otro derecho, cada limitación sobre el derecho de propiedad tiende a convertirse en permanente, consagrando así una limitación progresiva a la propia libertad individual.

Finalmente, sin propiedad privada somos todos inquilinos y empleados del poder gobernante.

Restrinja el derecho de propiedad y habrá restringido la libertad.

Suprima el derecho de propiedad y habrá suprimido todos los derechos humanos.

Cuando los gobernantes aman el poder y quieren controlar todas las facetas de la sociedad humana -incluyendo y empezando por la economía- aumentan el control y la presión social hasta que inevitablemente fracasan, lo que los lleva necesariamente a reprimir.

Papa Francisco: "La propiedad privada es un derecho natural pero secundario"

Por eso la propiedad privada debe ser defendida con la misma pasión y entrega que la libertad misma, porque, en definitiva, no existe esta sin aquella.

 

*Guillermo Castello. Presidente del bloque de diputados provinciales de Avanza Libertad.