En un mensaje dirigido a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el papa Francisco volvió a ser tendencia luego de afirmar que la propiedad privada es un derecho natural pero "secundario" que depende de un derecho primario, que es “el destino universal de los bienes”. Además, advirtió sobre la corrupción sindical e hizo un llamado a la solidaridad internacional.
En el marco de la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, este jueves el papa Francisco ratificó lo que había afirmado en diciembre pasado respecto a la propiedad privada, a la que considera como "un derecho natural" pero "secundario", dado que nace del "destino universal de los bienes creados".
Por su parte, en el videomensaje transmitido por el canal oficial del Vaticano, el sumo pontífice hizo un llamado a proteger a los trabajadores mas desfavorecidos, como los jóvenes, los migrantes y los jornaleros. Además, se dirigió a los “actores institucionales del mundo del trabajo” que podrían favorecer los cambios.
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“Estamos llamados a dar prioridad a nuestra respuesta hacia los trabajadores que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo y que todavía se ven afectados por la pandemia del COVID-19: los trabajadores poco calificados, los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados, los que realizan lo que se suele denominar el ‘trabajo de las tres dimensiones’: peligroso, sucio y degradante, y así podemos seguir la lista”, afirmó.
A su vez, en vistas del impacto de la pandemia del coronavirus, Francisco aseguró que existen muchos migrantes y trabajadores vulnerables, que normalmente quedan excluidos del acceso a los programas nacionales de promociones de la salud, prevención de las enfermedades, cura y asistencia así como a los planes de protección financiera y de los servicios psicosociales. "Este es uno de los tantos casos de la filosofía del descarte", opinó.
En este sentido, el Papa denunció la falta de cuidado social frente al COVID-19, lo cual derivó en aumento de la pobreza a nivel mundial y la lenta inserción de los jóvenes al mercado laboral.
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Críticas del Papa a la corrupción sindical
El mensaje del Papa, transmitido de forma virtual y en español, fue destinado especialmente a sindicalistas y a dirigentes de asociaciones de trabajadores, a quienes instó a involucrarse en los barrios y las comunidades a las que representan, es decir, a volver a su "vocación más genuina". “No se dejen encerrar en una ‘camisa de fuerza’", dijo el pontífice.
Destacando en primer lugar el derecho a sindicalizarse de los trabajadores, Francisco resaltó la función principal de los sindicatos, a los que comparó con los profetas bíblicos, que es la de "dar voz a los que no la tienen, desnudar a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más vulnerables, defender la causa de los extranjeros, de los últimos y de los rechazados”.
Sin embargo, como es habitual en su discurso, el Papa advirtió sobre la corrupción sindical al señalar que cuando los sindicalistas se corrompen, ya no pueden cumplir su función y se transforman en "pseudo patrones, también distanciados del pueblo”, según sus dichos. Además, los invitó a "innovar" en sus funciones, con el fin de proteger no solamente a las personas que representan, sino también a "los que todavía no tienen derechos, a los que están excluidos del trabajo y que también están excluidos de los derechos y de la democracia”.
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La cultura de la solidaridad para salir de la crisis
“En este momento de reflexión, en el que tratamos de modelar nuestra acción futura y de dar forma a una agenda internacional post COVID-19, deberíamos prestar especial atención al peligro real de olvidar a los que han quedado atrás”, reflexionó el obispo de Roma, y afirmó que la indiferencia egoísta puede ser un "virus" aún peor que el COVID-19.
“Una sociedad no puede progresar descartando. Este virus se propaga al pensar que la vida es mejor si es mejor para mí, y que todo estará bien si está bien para mí, y así se comienza y se termina seleccionando a una persona en lugar de otra, descartando a los pobres, sacrificando a los dejados atrás en el llamado ‘altar del progreso’. Y es toda una dinámica elitista, de constitución de nuevas élites a costa del descarte de mucha gente y de muchos pueblos”, denunció.
La actual pandemia nos ha recordado que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren. Ha llegado el momento de eliminar las desigualdades, de curar la injusticia que está minando la salud de toda la familia humana. #CIT2021 https://t.co/9HSvhWqdWp
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 17, 2021
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Así, en vistas a proteger a los excluidos, es decir, a aquellos que no tienen un trabajo formal, Francisco destacó la necesidad de garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal, prestando especial atención a las mujeres y las niñas. Con respecto a la calidad del trabajo, consideró que no solamente es necesario crear nuevos empleos sino también garantizar la dignidad de los trabajadores.
Por último, el Papa consideró que para salir en mejores condiciones de la crisis actual demarcada por la pandemia de COVID-19, es necesario “el desarrollo de una cultura de la solidaridad, para contrastar con la cultura del descarte que esta en la raíz de la desigualdad y que aflige al mundo”. Para lograr este cometido, el Papa señaló que es preciso valorar el aporte de todas las culturas, entre ellas las que "a menudo se consideran marginales", como la indígena y la popular.
CDI CP