OPINIóN
Elecciones en Estados Unidos

Último debate presidencial | ¿Estará nervioso Trump por el aburrido Biden?

Aunque la de anoche resultó la mejor versión del excéntrico Trump, no está claro si servirá para acortar las distancias. Ambos trataron de apelar a su base electoral y los ya convencidos, tuvieron argumentos para señalar que su candidato ganó la discusión.

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trump biden | AFP

No fue el tono casi aburrido de Joe Biden el motivo que mantuvo a raya al cinético Donald Trump, sino las encuestas negativas, que consiguieron que el candidato republicano hiciera caso a sus asesores y contuviera su violenta locuacidad para conservar ciertas formas presidenciales durante la mayor parte del debate. 
Aunque la de anoche resultó la mejor versión del excéntrico Trump, no está claro si servirá para acortar las distancias. Ambos trataron de apelar a su base electoral y los ya convencidos, tuvieron argumentos para señalar que su candidato ganó la discusión
La encuesta de CNN con una audiencia de tercios entre demócratas republicanos e independientes le dio la victoria al demócrata por 53 a 39%. Aunque perdidoso, esta vez le fue mejor al Presidente, si se compara con el anterior debate en el que el republicano monopolizó la palabra con bravatas verbales y cuyo resultado fue una desventaja de 60 a 28% .
No obstante, menguado y contenido, salvo por las muecas y ciertas imitaciones a la voz de Biden, Donald Trump fue otra vez el protagonista del debate, aunque esta vez, no exclusivo. 

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El actual ocupante de la Casa Blanca lanzó nuevamente sus bombas de ego al decir que salvo, quizás, Abraham Lincoln, él fue el presidente que más hizo por la comunidad afroamericana, para defenderse de las acusaciones de racismo
La auto adulación fue aprovechada por Biden para una ironía que su rival pareció no entender y que fue luego, la burla de los analistas liberales: “O sea que Lincoln fue el presidente más racista” bromeó el ex VP de Obama, y fue la única vez que Trump perdió el liderazgo de la charla al repetir ya sin el “quizás” para dar a entender que él merece un lugar en la historia similar al de aquel prócer.
Sin embargo, sus yerros sobre ese tema continuaron y aseguró ser la persona “menos racista del piso” cuando casualmente la entrevistadora era afroamericana.
Pero hay un detalle más a observar: la frase “menos racista”. No hace falta la semiología para entender que no se trata de un rechazo al racismo, ya que no implica una negación, sino apenas una afirmación de proporción menor. Es decir, “soy racista, pero el de menor grado en este lugar”.  

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“No soy racista”, de manera clara hubiese sido la respuesta, pero el republicano ya estaba a la defensiva al tratar de explicar sus ataques al “Black lives matter”.  Como señalan los psicólogos el inconsciente se estructura en el lenguaje.           
Un contrapunto con respecto al cambio climático produjo definiciones que salieron de la ambigüedad usual. Biden se comprometió a volver a los Acuerdos de París, reconvertir la industria petrolera y al fracking en un tiempo prudencial. Trump rápido recogió el guante y señaló que ese “ataque” a la industria petrolera lo tuvieran en cuenta los votantes de Texas y otros estados que son vitales para ganar en el Colegio Electoral.  
Los temas de inmigración y la brutal separación de padres e hijos que intentan ingresar a los Estados Unidos revelaron la diferencia de enfoque de cada candidato, con mayor empatía por los Derechos Humanos por parte del demócrata. Lo inusual fue que Trump no levantó con la misma vehemencia las banderas de la “ley y el orden” que en el debate anterior.
Rusia, China y Corea del Norte no fueron tópicos de la política internacional, sino una serie de indeseables compañías con las que ambos contendientes se acusaban de complicidad, contra los intereses estadounidenses.
Lo positivo, visto desde el sur es que Biden insistió en utilizar las normas internacionales para las disputas con aquellos países, al igual que volver a recrear la relación con los aliados tradicionales de los Estados Unidos, como la Unión Europea. Una esperanza para el multilateralismo y el derecho internacional

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Trump aunque trató de no ser “el político” esta vez no es el candidato antisistema, sino un Presidente en ejercicio que será valorado por su performance en sus cuatro años y su responsabilidad en cómo enfrentó la crisis sanitaria y económica por el Covid-19
¿En este contexto el histrionismo de Trump jugará a su favor o será el tiempo de un presidente aburrido, pero previsible que rescatará a los Estados Unidos del neopopulismo para volver al liberalismo internacional que demócratas y republicanos supieron construir? En poco tiempo lo sabremos.