La infidelidad no se manifiesta solo en el plano del sexo afectivo; tiene varias aristas. Las parejas son completamente honestas respecto a sus finanzas compartidas?
La infidelidad financiera es la ruptura de los pactos económicos de una pareja. Puede manifestarse en compras significativas que se ocultan, en la tenencia secreta de cuentas bancarias o tarjetas de crédito, en inversiones de alto riesgo del dinero compartido sin consentimiento, o en comportamientos financieros que se desaprueban y se realizan a escondidas (ej. apuestas).
Algunas de estas infidelidades pueden ser más sutiles. Por ejemplo, no comunicar un aumento del sueldo, disimular una nueva compra y hacerla pasar como una antigua, ocultar los tickets y recibos, decir que algo se compró en oferta cuando se pagó el precio completo, etc.
Hay múltiples razones que pueden llevar a una persona a ser un infiel financiero, alguien puede tener comportamientos financieros disfuncionales por las características propias de su historia personal: puede haber sufrido privaciones en su infancia; necesita calmar sentimientos de abandono; busca llenar algún vacío en su vida; o siente una baja autoestima.
Por lo tanto, las decisiones financieras unilaterales funcionan como un mecanismo de compensación para tapar sus propias inseguridades.
Infidelidad financiera
Otro motivo de esta situación puede ser que no confíe en los hábitos de gastos y consumos de su pareja, y busca la manera de proteger su propio dinero. También, puede sentir incertidumbre sobre el futuro de la relación y prepara un fondo de emergencia por si terminan. Quizás realmente tiene una aventura sexual por fuera de su relación estable y necesita ocultar los gastos que realiza con su amante.
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La infidelidad financiera es frecuente en algunos trastornos del dinero. Por ejemplo, las compras o gastos compulsivos se caracterizan por la pérdida de control sobre las compras, la acumulación de deudas y la presencia de angustia intensa. Quienes padecen de este trastorno ocultan y mienten sobre los gastos que realizan como una forma de evitar conflictos con su pareja. Para no ser descubiertos, suelen esconder los productos que compran, a tal punto que nunca los utilizan.
A menos que la conducta sea muy grave, las parejas no suelen percibirlo como un problema actual o futuro. Sin embargo, las mentiras y los gastos secretos provocan reacciones emocionales negativas. Cuando no se resuelven pronto, generan enojo, decepción y pérdida de la confianza. Si estos sentimientos se callan y/o se acumulan, van debilitando poco a poco la relación.
La infidelidad financiera no se considera tan dramática como la infidelidad sexo afectiva. Al no ser problemas categóricos para desatar una crisis, se acumulan y carcomen lentamente los pilares que sostienen una relación amorosa.
Por eso, si esta cuestión se minimiza, se puede convertir en un enemigo silencioso del futuro de la pareja. Además, se proyecta en ámbitos diferentes al monetario, puede ser vista como el síntoma de una crisis más grande, un conflicto existente a veces no reconocido, que seguramente tiene poco que ver con el dinero.
Si alguien miente respecto al dinero compartido, es válido preguntar qué otras cosas oculta o puede ocultar. La deshonestidad y la ausencia de una comunicación clara son factores decisivos en las crisis y rupturas de parejas.
Un enemigo silencioso que hay que afrontar
La infidelidad financiera puede ser difícil de confesar, sobre todo si es muy grave o repetitiva.
La vergüenza, la culpa y el miedo al rechazo o a la decepción son grandes obstáculos que impiden afrontar esta cuestión. Muchas veces el acto en sí puede ser pequeño o intrascendente, pero lo que complica es admitir el engaño o la mentira.
Por otra parte, si hay una sospecha de la pareja, lo mejor es buscar un momento adecuado para plantear la situación. Conviene hablar de manera directa, pero sin criticar ni juzgar. Ambos deben darse el tiempo de procesar el momento sin herir ni culpar a la otra parte. El objetivo es afrontar el problema de manera constructiva y empática, siempre pueden recurrir a recibir ayuda y acompañamiento de un profesional.
Un ingrediente clave para construir una relación sana es la gestión adecuada y honesta del dinero en común. La comunicación positiva y el respeto por los acuerdos sobre cómo manejar las finanzas compartidas trae beneficios positivos para la pareja: fortalece la confianza, refuerza la intimidad y el compañerismo, ofrece mejores oportunidades para compartir momentos placenteros y aumenta la conexión emocional.