Este gobierno viene lamentablemente desperdiciando y quemando todos los recursos de poder desde su asunción en diciembre de 2019. Desde los fácticos a los simbólicos pasando por la suerte y sin mayores muestras de virtuosismo el pretendido relato que instaló la idea de un gobierno de científicos hace trizas todas las esperanzas de eficacia y eficiencia por la realidad de un gabinete sin idoneidad y sentido de oportunidad.
Por esto resulta lógico que la crisis de gabinete encuentre en uno de los ministros más encumbrados –Ginés– por antecedentes y personalidad su primer foco de alta gravedad en el desempeño institucional. Pero no es lo único llamativo, otro ministro también muestra falta de reacción y es el novel Ministro del Interior. En una sola entrevista le marcaron la cancha sobre la fecha de las elecciones y hasta hoy no se sabe si defenderá su competencia, su reputación y su rol de funcionario para dar previsibilidad ante tamaña declaración. Mutis por el foro.
A esto nos queda evaluar la coordinación de ministros y ahí también se encuentra el mayor problema que hace que el gabinete sin idoneidad no tenga norte. El Jefe de Gabinete más deslucido desde 1994 no hace más que declarar sin suerte sobre temas sensibles pero además incumple ampliamente su obligación de responder ante el Congreso de la Nación y esta dando muestras evidentes de una gestión deslucida, opaca y sin capacidad de respuesta y control sobre los programas nacionales y transferidos a las provincias de carácter más sensibles.
Para el caso, si sólo analizamos los resultados de las áreas de sanidad (vacunas vip), en género (altos grados de violencia) y derechos humanos (protección a Insfrán) por tomar las principales banderas que expresan defender y se indignan si no son reconocidos por estos hechos políticos. Por ello, sin palabras veraces y sin transparencia ni integridad poco queda por esperar de parte de la mesa chica de gobierno.
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Finalmente, la agenda que impone esta suerte de tridente neo semi-presidencialista conformado por Alberto, Cristina y Massa –Presiden el Poder Ejecutivo y ambas cámaras del Congreso Nacional- no hace más que mostrar que los intereses que los movilizan y conmueven todavía no tienen respuestas reales y trascendentes para la crisis social y económica que se agudiza día a día.
Los cambios de gabinete entonces pueden ser focalizados, pueden ser inesperados, o previsibles pero lo que no logran ser y avizorar es tener funcionarios a la altura de las circunstancias para reconducir el escenario de desconfianza, incertidumbre y opacidad que sobrevuela la gestión. Y si a ello, el responsable de la administración y coordinación de la administración tampoco cambia de actitud o es relevado por otro actor con competencias para navegar como capitán propicio para mares tormentosos seguiremos en un barco sin rumbo.
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Muchas veces se explican con sobrados ejemplos que menos es más en comunicación y la prudencia es parte del arte excelso de la política. Estos aspectos siguen sin ser parte de la genética de la coalición de gobierno y por ello las internas están a la hora del día. Lástima que todas las agenda sectoriales, mediáticas y públicas tienden a coincidir en que los puntos en común y prioritarios son resolver el riesgo sanitario y la crisis económica, no la interna del gobierno nacional ni su gabinete sin funcionales a las competencias que deben responder.
Todo lo anterior nos muestra que el relato como estrategia de construcción política forjó el ideal y mito fundante de un gobierno de científicos pero que a la fecha sólo sirvió para titulares y discursos de barricada. Nunca sirvió ni servirá para consolidar un gabinete con expertise para confirmar un rumbo claro y previsible de políticas públicas en contextos de complejidad en un país del tercer mundo y que cada vez más se desconecta del progreso y desarrollo sostenible.