OPINIóN
Disección

Javier Milei, el ornitorrinco de las pampas

El libertario es un mamífero raro de la política nacional, una especie difícil de clasificar que excita y deprime por partes iguales a expertos en ciencia política, antropólogos, sociólogos, periodistas y taxistas.

Ornitorrinco
El ornitorrinco, mamífero con piel y pico de ave. | Cedoc Perfil

Entre los muchos efectos colaterales de la irrupción de Javier Milei en la política argentina figura la demanda de interpretación. A las pocas horas de ganar las PASO las mejores plumas y cerebros nacionales se pusieron manos a la obra. No se veía (leía) algo así desde los primeros días de la pandemia: también en ese trágico momento se volvió necesario explicar lo inexplicable, dar un sentido a lo que estaba pasando en las calles vaciadas. Había que desplumar y diseccionar al cisne negro.

Uno de esos primeros libros pandémicos se titulaba Sopa de Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias. Sus páginas eran un potpurrí de reconocidos intelectuales, desde Slavoj Zizek y Jean Luc Nancy hasta Franco “Bifo” Berardi, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey y el omnipresente Byung- Chul Han. 

Si se juntara todo lo que se ha escrito sobre Javier Milei en estas semanas, no costaría mucho armar un volumen que podría llamarse “Melaza de Milei”. Éxito asegurado. Milei reclama a gritos ser interpretado, teorizado, clasificado y pinchado con un alfiler junto a otros bichos raros de la política como NayibBukele o Jair Bolsonaro.

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El filojudaísmo en Javier Milei

Si bien le gusta referenciarse en los dirigentes de la década de 1880 y en Carlos Saúl Menem -otra especie rarísima de la política nacional-, en Javier Milei se expresan tics y visiones ya presentes en otros líderes. En él conviven desde Hipólito Yrigoyen -quién creía que la Divina Providencia lo había elegido para despertar al pueblo de su indiferencia- hasta Juan D. Perón -el político que mejor comprendió el funcionamiento de los medios de su época-. 

Como si fuera poco, Javier Milei tiene una relación traumática con su padre ¿Les suena? Todos estos rasgos hacen que el candidato de La Libertad Avanza, como buen producto Made in Argentina, no termine de encajar del todo en las teorías tradicionales. 

Javier Milei,  ornitorrinco de las pampas

El ornitorrinco es un mamífero con pico de pato que se reproduce por medio de huevos, tiene la piel cubierta de pelos resistentes al agua y sus crías se alimentan con leche materna. Cuando el primer ornitorrinco disecado apareció en Europa a fines del siglo XVIII, los zoólogos no se lo terminaban de creer: era biológicamente imposible la existencia de un animal con esas características. Algunos incluso pensaron que los exquisitos taxidermistas chinos les habían colocado un ejemplar fake a cambio de un buen fajo de billetes.

Qué diría Nietzsche sobre la libertad y el populismo

Milei es el ornitorrinco de la política nacional, una especie difícil de clasificar que, al mismo tiempo, excita y deprime por partes iguales a expertos en ciencia política, antropólogos, sociólogos, periodistas y taxistas. Un burlón joker que emerge de la baraja en medio de un partido de truco. Quizás su mayor novedad -a Milei le encanta citar economistas que ya llevan un buen tiempo bajo tierra- resida en la furiosa y lisérgica combinación de formas del pasado en un contenedor posmoderno. 

Es como si un taxidermista oriental hubiera armado un ejemplar único, con pico neoliberal y pelos de anarquista, que pega un grito cada vez que pone un huevo verde oliva. Una bestia rellena de paja, radicalmente diferente al resto de la oferta política, para ofrendar en el altar electoral.

Milei, loco y brujo

Entre tantas interpretaciones no podía faltar una biografía del león despeinado. El Loco el relato de la “vida desconocida” de Javier Mileie scrito por Juan Luis González, confirma la dificultad para encuadrar al personaje. La vida mediática y política de Milei está plagada de figuras oscuras, sombras impresentables o directamente delirantes que, entre otras cosas, se comunican con los perros muertos. Y la Divina Providencia, una vez más, vuelve a elegir a dedo al hombre destinado a cerrar el CONICET y salvar el país.

Escribe Juan Luis González: “Javier Milei es muchas cosas. Y tiene muchas caras. Es el niño que nunca recibió amor de sus padres. Es el arquero temerario de Chacarita que se animaba hasta a salir jugando del área con la pelota. Es el adolescente del Copello que bailaba como Jagger en los recreos. Es el rockero frustrado que nunca pudo ser. Es el economista que luego se convirtió en profesor. Es el intelectual que plagia y roba trabajos de otros autores. Es la estrella mediática que hizo estragos en el rating”. 

La hora egregia de la casta

La lista continúa por el resto de la página. Milei, el ornitorrinco de las pampas, será la figurita “difícil” en el futuro álbum de políticos argentinos.

Más que en las ciencias sociales o en el género biográfico, quizás debamos buscar en la ficción las claves para interpretar al cisne negro de la política nacional. No escasean libros, películas ni personajes. Por momentos, Javier Milei nos recuerda a un luchador de la troupe de Martin Karadagián, esos titanes del ring que no podían darse el lujo de dejar indiferente al público. Gestualidad barroca. Puro grito. Puro circo. Pero Javier Milei también podría ser el octavo de “Los siete locos” de Roberto Arlt, una novela que ya se cruzó de manera trágica con la política argentina a mediados de los años 1970. ¿Volverán los brujos a nublarnos el camino?

*Profesor  universitario UPF-Barcelona. Autor de La Gran Enciclopedia Argentina (La Marca) y La Guerra de las Plataformas (Anagrama)