OPINIóN
Vacuna contra el coronavirus

La comunicación de gobierno, también en ruso

Es llamativo que en medio de tanta desesperanza, el Presidente Alberto Fernández no convoque a una conferencia de prensa de carácter nacional, para explicar el nivel de acuerdo con Rusia por la compra de la vacuna.

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Presidente Alberto Fernández. | NA.

La Argentina le compró 25 millones de dosis a la Federación Rusa, anunció una primera entrega de 10 millones para el próximo mes, y dejó la comunicación a cargo de la agencia rusa Sputnik Mundo. En épocas donde escasean los anuncios esperanzadores, es llamativa la inestable de comunicación de gobierno.

Estamos parados en este punto: El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, tiene en sus manos el anuncio más importante, y seguramente será, de todo su mandato: cerró un acuerdo con Rusia para que la Argentina se convierta en el primer país del mundo en vacunar a toda su población de riesgo: “para diciembre podríamos tener vacunas y podríamos comenzar la vacunación", dijo el primer mandatario.

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En este breve análisis, no discutiré si la vacuna rusa es o no efectiva; no lo sé, no soy médico ni entiendo de medicina. La ciencia a la que me dedico es la comunicación política y puedo asumir que los silencios del gobierno en relación a un determinado tema generan una catarata de especulaciones, alimentan rumores y producen escenarios repletos de incertidumbre: una mezcla que al derramarse sobre la opinión pública, la tiñe de angustia y escepticismo.

Es llamativo que en medio de tanta desesperanza, con 4 millones de argentinos que han perdido su trabajo durante la cuarentena -y con una economía en rojo furioso que marca por segundos una factoría de nuevos pobres-, el Presidente Alberto Fernández no convoque a una conferencia de prensa de carácter nacional, para explicar el nivel de acuerdo con Rusia por la compra de la vacuna: estamos hablando del anuncio más importante de la era Fernández, que seguramente desearía hacer hasta el propio Donald Trump (mientras escribo esta columna transita sus últimas horas del lunes, antes del supermartes que definirá si continúa o no al frente de la Casa Blanca).

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El Presidente asegura a la cadena de noticias rusa que comprará 25 millones de dosis en dos tramos, que la Argentina se podría empezar a inmunizar en diciembre (al menos un porcentaje de la población vulnerable), pero no explica la eficacia de un ensayo que todavía se encuentra en fase experimental.

Si Rusia tiene la llave del éxito para la población mundial o no, esa es tarea para el ministro de Salud y su equipo, pero explicar la compra de semejante partida, dar certidumbre a la sociedad y transmitir un camino previsible, sí es potestad intransferible de la máxima autoridad nacional.

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El vacío en la comunicación siembra dudas a escala: que no haya adquirido una vacuna sino un proyecto de vacuna. Que su efectividad sea incierta. Que el Presidente no conozca los términos y condiciones del acuerdo. Que la Argentina se convierta en el laboratorio de prueba más grande del mundo. Que mientras Europa y la propia Rusia vuelven a un confinamiento estricto, Argentina anuncia que la luz en el túnel se ve a escasos metros. Que si el anuncio no se refrenda en los hechos, la vacuna se convierte en un búmeran que impacta en lo hondo de la Casa Rosada.

La evidente falla en la comunicación presidencial es la principal debilidad para la construcción de confianza en la ciudadanía.

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En casi once meses de gobierno, se repiten los errores no forzados del Gobierno nacional en materia de anuncios: Vicentín, la quita de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires, la baja en las retenciones al Campo, los anuncios para automotrices, y como si fuera poco, ahora con la vacuna contra el Coronavirus.

Alberto Fernández no cree en la comunicación: Para él no es ni estratégica ni esencial. Durante la campaña electoral del 2019 era él quien planificaba sus mensajes; ya en el gobierno, no hubo evidencia de un cambio de orden.

Si la gestión es buena o no tampoco es materia de análisis en esta columna, lo que resulta evidente es cómo desde Olivos tiñen rápidamente de color sepia los anuncios, por el sólo hecho de no planificar qué decir, cómo decirlo y cuándo hacerlo.

Toda comunicación es política.

 

* José Ferrentino. Consultor en Comunicación Política, Percipi Consultora.