OPINIóN
Efemérides 25 de mayo

La asunción de la Primera Junta, en 1810

Después del mediodía del mismo 25 de Mayo de 1810, en que fueron ubicados todos; llegaron a casa de Miguel de Azcuénaga, sita en la actual Av. Rivadavia N° 413, a escasos metros del Cabildo.

Cabildo Nacional.
Cabildo Nacional. | Cedoc

Luego de que el Cabildo aceptó el ultimátum presentado por la multitud, salió al balcón que da a la plaza, e hizo leer a viva voz el acta, para que el pueblo aprobara o no lo actuado. La poca gente que había convocada a esa hora gritó unas aclamaciones, para cumplir con las formalidades. Entonces el Cabildo convocó a los elegidos a prestar juramento.

Se empezó a buscarlos a todos, ya que algunos no sabían que debían asumir. Cuenta Manuel Belgrano: “Apareció una Junta de la que era yo vocal, sin saber cómo ni por dónde, en lo que no tuve poco sentimiento. Pero era preciso corresponder à la confianza del pueblo”. Lo mismo pasó con Mariano Moreno. Narra su hermano Manuel: “Muchas horas hacia estaba nombrado Secretario de la nueva Junta, y aún estaba totalmente ignorante de ello, entretenido en Casa de un Amigo en conversaciones indiferentes. Al cabo de mucho tiempo, en que yo mismo lo había buscado para avisarle lo ocurrido, lo vi entrar en su Casa, envuelto en mil meditaciones, sobre si debía o no aceptar su nombramiento”. 

Después del mediodía del mismo 25 de Mayo de 1810, en que fueron ubicados todos; llegaron a casa de Miguel de Azcuénaga, sita en la actual Av. Rivadavia N° 413, a escasos metros del Cabildo. Conversaron brevemente y salieron hacia el ayuntamiento “rodeados de un inmenso pueblo que vociferaba entregado á todas las manifestaciones del júbilo y del entusiasmo… La tarde estaba lluviosa y destemplada”.

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Así empezó el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810

Informado de lo que había ocurrido, y para evitar roces o destratos hacia él o su familia, Cisneros abandonó el Fuerte con lo suyos y se instaló en una casa en calle Chacabuco al 300, que le ofreció Tomás de Anzoátegui.

Comenta Vicente Fidel López: “Muchísimos galanes sentados en briosos caballos recorrían las calles y comunicaban su entusiasmo entre las familias. Otros las transitaban en carretas tocando guitarras, arrojando cohetes y cantando décimas más ó menos alegres sobre los sucesos y los hombres del momento; y solamente en una ú otra casa de españoles, muy sometida á la disciplina, podía contenerse el contagio de este entusiasmo general, que sin embargo bullía allí dentro, lo mismo que afuera por las simpatías nativas y por el influjo de la juventud”.

Tomás Guido cuenta: “A la tres de la tarde un bando solemne, publicaba el acuerdo del cabildo abierto, instalando una nueva junta gubernativa en nombre de don Fernando VII”.

 “La ceremonia de la instalación de la Junta fue solemne y debió conmover profundamente á los patriotas. Los cabildantes esperaron á los miembros del nuevo gobierno sentados debajo del regio dosel. A uno y otro lado del salón formaban dos alas compactas los comandantes de las milicias, los jefes y la oficialidad del Estado Mayor, ó cuartel maestre, con los prelados de las órdenes religiosas, los empleados y gran número de entusiastas adherentes al cambio que acababa de tener lugar...Prestado el juramento, el Cabildo cedió los asientos del centro á los miembros de la Junta”.

Comenta Juan Manuel Beruti: “Luego que juraron sus empleos los vocales de la Junta, salió al balcón del Cabildo el presidente Cornelio Saavedra, arengó al pueblo a la fidelidad, paz y armonía, y lo que remató gritó el pueblo viva la Junta. El contento fue general con esta elección pues fue hecha a gusto del pueblo”.

Miguel Ponce: “Estamos atravesando el peor momento desde el 25 de mayo de 1810 en nuestro vínculo con España”

Cornelio Saavedra, recuerda que a él también le sorprendió su designación: “Con las más repetidas instancias solicité, al tiempo del recibimiento, se me escusase de aquel nuevo empleo, no solo por la falta de experiencia y de luces para desempeñarlo, sino también, porque habiendo dado tan públicamente la cara en la revolución de aquellos días, no quería se creyese que había tenido particular interés de adquirir empleos, ni honores por aquel medio…

A pesar de mis reclamos, no se hizo lugar à mi separación. El mismo Cisneros fue uno de los que me persuadieron aceptase dicho nombramiento, por dar gusto al pueblo. Al fin, tuve que rendir obediencia, y fui recibido de Presidente y Vocal de la 1a. Exma. Junta, prestando con los demás Señores ya dichos, el juramento de estilo en la sala capitular; lo que se verificó el 25 de Mayo de 1810”.

El flamante presidente de la Junta revolucionaria estuvo reacio, hasta último momento, para asumir. Pero ante la insistencia de sus compañeros y la de Cisneros, quien veía en Saavedra una garantía de equilibrio y moderación, ante los violentos tumultos que se habían vivido en la capital en esos días, el comandante de Patricios tuvo que ceder y aceptar el cargo para el cual había sido propuesto.