Uno de los aprendizajes que nos deja la pandemia es que el estrés, manejado de manera positiva, puede ser un gran combustible para motorizar cambios que, de otra forma, no podamos enfrentar o simplemente no encontremos la manera o el momento adecuado para hacerlo.
Dirijo un centro médico que posee un área asistencial -donde trabajamos con pacientes de obras sociales y prepagas-, un área de investigación clínica -en el que estudiamos las nuevas drogas para diabetes, renales, etc-; y un área de estrés, en el que estudiamos la psiconeuroinmunoendocrinología, es decir, cómo impactan las hormonas del estrés (cortisol y la adrenalina) en las diversas partes del organismo.
Cuando se anunció el confinamiento a nivel personal pasé por un estrés importante porque de un día para otro, el centro médico quedó sin atención presencial de pacientes y al mismo tiempo había que mantener la estructura y la demanda. No obstante, en la primera semana del aislamiento pensé: “Este es el momento para implementar la innovación tecnológica que haga la diferencia”. De inmediato, armamos reuniones por equipo de área y a los 15 días ya estábamos todos atendiendo desde nuestras casas. Luego nos perfeccionamos, se mejoraron los servidores y pusimos en marcha sistemas de informatización de procesos.
Hoy puedo afirmar que gracias al estrés vivido pude alcanzar mi mejor versión con una mayor creatividad y un mejor desempeño. Las herramientas tecnológicas aplicadas a la salud lograron una serie de mejoras que derivaron en una atención más rápida, dinámica, cómoda y eficiente. En el centro médico que dirijo la pandemia aceleró este proceso y puede ser una oportunidad clave para mantener, por ejemplo, las videoconsultas médicas para la entrega de resultados.
Liderar grupos en pandemia fue un detonante del estrés pero regular de manera positiva la adrenalina y el cortisol permite tener un nivel de alerta adecuado para poder sacar adelante a los equipos y a las organizaciones. En este tiempo quienes han podido gestionar mejor su estrés, pudieron desarrollar mejores resultados y fortalecerse hacia la pospandemia.
Ser mujer sumó una cuota más al desafío: en muchos casos, las tareas laborales y las tareas del hogar ocuparon el 100% de nuestro tiempo. Por eso, les digo a las mujeres que es fundamental que gestionen su estrés para poder liderar y que se dejen ayudar por las neurociencias.
¿No queréis educar a los niños por caridad? ¡Pero hacedlo por miedo!
Es importante mantenerse focalizadas y ponerle un principio y un fin a cada proyecto. Y tener siempre presente que el miedo puede regularse y convertirse en una motivación. Nada se hace sin miedo; la clave está en usar ese miedo a nuestro favor.
(*) Laura Maffei es especialista en endocrinología clínica, Directora de Maffei Centro Médico y miembro de Vistage Argentia.