OPINIóN
Sin grieta

Las reformas que necesita la Justicia

Cómo lograr una justicia independiente que supere los diferentes gobiernos

Justicia
Justicia | S. Hermann & F. Richter / Pixabay

Si algo distingue a las democracias avanzadas del mundo, aquellas capaces de asegurar a las personas la vigencia de sus derechos, son las políticas de estado, los acuerdos amplios sobre cuestiones básicas que mantienen reglas claras y estables, con independencia de quien gobierne. Esos acuerdos son el resultado de sociedades dispuestas a conversar, a escuchar opiniones diferentes, a construir consensos desde la diversidad y el respeto.

Con ese espíritu, la Escuela de Política y Gobierno de la UCA y Argentina Conversa organizamos dos Jornadas cuyo objeto quedó planteado en una pregunta: “¿Qué reformas necesita la Justicia?”. Destacados expertos acudieron a responder ese interrogante pero también a escuchar lo que proponían los demás y a recibir las inquietudes de un público numeroso y participativo. Susana Cayuso, Magdalena Laiño, Rodolfo Barra y Alberto B. Bianchi en la primera; María Angélica Gelli, Natalia Volosin, Roberto Gargarella, Martín Bohmer y Julio Piumato en la segunda, trajeron sus análisis y propuestas sobre un tema crucial que afecta en forma directa la vida de cada uno de los argentinos y de las instituciones democráticas.

En tiempos donde los debates profundos en búsqueda de soluciones reales quedan desplazados por las peleas de poder y la descalificación del “otro”, donde lo único que parece crecer es eso que denominamos “la grieta”, este evento ratifica que hay otro modo de sustanciar las diferencias, de conversar, disentir y acordar con apertura y transparencia, de cara a la sociedad.

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Para ello hay algunos requisitos fundamentales que la dirigencia argentina en todos los ámbitos –político, económico y social- debería incorporar. Estamos hablando de calidad de la democracia y esta se define por la calidad de sus instituciones, es decir, por la forma en que quienes habitan una comunidad han sabido organizar su vida pública. No puede haber buenas políticas si no hay buenas instituciones. Hablar de calidad de las instituciones es, también,  hablar de calidad de vida.

No puede haber buenas políticas si no hay buenas instituciones. Hablar de calidad de las instituciones es, también,  hablar de calidad de vida

La Justicia es un pilar básico de la institucionalidad democrática. Su funcionamiento debe plantearse pensando con perspectiva de futuro, saliendo de la lógica pequeña y subalterna de los intereses inmediatos, de la conveniencia actual, sea del gobierno o de la oposición. Los cambios institucionales necesitan consolidarse, trascender el turno de quien gobierna, darle a la sociedad confianza en que serán reglas estables con cuyo cumplimiento se puede contar.

En paralelo, toda reforma –en este caso de la Justicia aunque el concepto aplica a cualquier otra cuestión esencial- debe pensarse en base al bien común, a asegurar los derechos de las personas y resolver sus problemas, a hacer más eficientes las instituciones y los servicios que nos prestan. Para ello es preciso estudiar a fondo las necesidades de la sociedad, con intervención de los expertos en el tema y un serio esfuerzo por estimular una amplia participación popular en el debate.

La Argentina arrastra largas décadas de crisis recurrentes, de graves problemas devenidos en sistémicos, de situaciones de exclusión y pobreza que alcanzan a un alto –y creciente- porcentaje de sus habitantes. La carencia de políticas de estado, de acuerdos básicos, de reglas con amplio consenso y estabilidad es, sin duda, una de las principales causas de esa situación hoy potenciada por la pandemia a extremos cuya gravedad sería insensato ignorar.

La carencia de políticas de estado, de acuerdos básicos, de reglas con amplio consenso y estabilidad es, sin duda, una de las principales causas de esa situación hoy potenciada por la pandemia a extremos cuya gravedad sería insensato ignorar

Una Justicia independiente, apta para prestar a las personas el servicio esencial de garantizar sus derechos y capaz de controlar el cumplimiento de las normas por los gobernantes de turno, es un requisito vital para un país distinto.

Las Jornadas que acabamos de realizar han sido un aporte en esa dirección, resumida en la consigna bajo la cual se organizaron: “Para que el día después seamos mejores”.

*/**Miembros de Argentina Conversa.