OPINIóN
Columna

Del primer satélite argentino a la soberanía en telecomunicaciones

La historia inédita del Nahuel, el primer satélite argentino, contada por su autor intelectual.

Satélite Nahuel
Satélite Nahuel | Cedoc

La Argentina siempre tuvo una vocación preponderante por la ciencia y la tecnología. La historia satelital del país fue parte de ese péndulo entre lo autóctono y lo foráneo que concluyó exitosamente y cuyo destacado ejemplo fue el Proyecto Nahuel.

Este hecho trascendental, hoy casi olvidado, ocurre casi como resultado de una reunión que mantuve junto al Ing. Humberto Ciancaglini y el entonces presidente Carlos Saúl Menem a principios de la década de 1990.

En aquella oportunidad el Presidente, luego de escuchar nuestra opinión  y otras que luego se sumaron, adopto la sabia decisión de poner en marcha el primer Proyecto Satelital Argentino. Fue así que se instruyó al Secretario de Comunicaciones de ese momento, Ing. Raúl Otero, quien formó un equipo de especialistas para analizar la factibilidad de su realización.

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Este grupo de estudio quedo integrado por el Ing. Ciancaglini, el Ing. Armando García (SECOM), el Ing. Miguel Angel Pesado (SECOM) y el comodoro Miguel Guerrero de la Fuerza Aérea Argentina entre otros. Se concluyó  en que un satélite de telecomunicaciones para Argentina era posible.

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En setiembre de 1991 se realizó el llamado a concurso público nacional e internacional (Decreto 2061/91), el que luego se adjudica a la empresa Nahuelsat  S.A. por Decreto 1095/93

La mayor innovación tecnológica consistió en el uso de la Banda Ku para el satélite argentino, nunca utilizada antes en Sudamérica, la cadena NBC estadounidense fue la primera en utilizar esta banda.

Estaba seguro en que la utilización de la banda Ku podía usarse con muy buenos resultados en un país como el nuestro en lugar de la Banda C, la que prácticamente usaban los pocos satélites de aquella época para transmisiones internacionales. Sin embargo ningún satélite de comunicaciones usaba la Banda Ku para el hemisferio sur. Puse en juego mi prestigio, solo me avalaban cálculos teóricos. Pero eran hipótesis que solo podían develarse mediante la prueba de un satélite que alumbrara nuestra región.

A principios de 1991, tome contacto con la empresa Telesat Canadá que operaba dos satélites en Banda Ku en el hemisferio norte. Se trataba de los satélites Anik C1 (1985) 107,5°W  y Anik C2  110°W (1983), ambos mellizos fabricados por la empresa norteamericana Hughes de la serie HS376, tipo “barrilito”.

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Estos satélites fueron lanzados por los trasbordadores Discovery y  Challenger respectivamente y de ahí a sus posiciones orbitales geoestacionarias definitivas a 36 mil kilómetros de la tierra.

Posteriormente, en 1991 Telesat Canadá estaba próxima a vender sus dos satélites Anik C1 y C2 a los Estados Unidos,  los que iban a ser reemplazados como plan de mejoramiento de su flota. El Anik C2 estaba ya en órbita inclinada y cercano al fin de su vida útil. 

Tiempo después y como resultado de una compleja gestión personal con los canadienses esos satélites proveyeron servicios en Argentina como sistema inicial “transitorio” y previo a la puesta en servicio del Nahuel 1.

La empresa Nahuelsat  S.A. se presentó con la oferta del sistema “transitorio” para los tres primeros años y hasta tanto se construyera y lanzara el Nahuel 1 (72W) en 1996, el que fue puesto en operación definitiva a principios de 1997.

La empresa Paracom S.A., integrada por los grupos argentinos La Nación, Fortabat y la canadiense Telesat Canada junto a otros accionistas menores, se hizo cargo del sistema “transitorio” con los dos satélites canadienses.

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Desde lo técnico se requirió de una complejísima maniobra, de traslado orbital, rotación de los satélites sobre su eje transversal y el re apuntamiento de antenas. Todo este delicado proceso  fue realizado desde la estación TTyC de Telesat en Ottawa y mediciones y guía desde Argentina. La operación culmino exitosamente. Así nacía el Proyecto satelital Argentino.

Con el Anik C1, devenido en Nahuel C1, se alumbró el centro de nuestro del país, Uruguay y centro de Chile y con el Anik C2, devenido en Nahuel C2, ahora en órbita inclinada, se cubrió el sur de Argentina.

Este exitoso proyecto permitió que Argentina tuviera su satélite Nahuel 1, además de asegurar el uso de la Banda Ku y las mejoras que esta innovación aportaría al futuro de las comunicaciones argentinas y de la región. La Banda Ku  reemplazó en gran parte las enormes antenas usadas en Banda C, por modernas, eficientes y más pequeñas antenas.

En Argentina nació el primer móvil satelital en Banda Ku diseñado, construido y puesto en operación usando los satélites C1 y C2, esto significó una innovación tecnológica única e incomparable para ese momento.

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Los móviles permitieron generar transmisiones de radio y televisión a lo largo y ancho de la Argentina y países limítrofes. Las emisiones satelitales conectaron el norte con el sur y el este con el oeste, sin necesidad de concentrar todo en Buenos Aires. De un día para otro Argentina quedo conectada por el flujo multidireccional de la información generando programación y noticias transportadas por satélite hacia y desde distintas partes de la geografía nacional y países limítrofes.

 

Nació un nuevo servicio, la radiodifusión satelital

El Estado nacional uso una estación móvil satelital en 1994 cuando se pudo ver en directo toda la actividad de la Asamblea Constituyente por Canal 7 –ATC– trasmitida desde el Palacio Urquiza en Entre Ríos. No había otra forma de traer televisión desde ese lugar, sin el satélite no hubiera sido posible. El Ing. Patrignani Gerente técnico de Canal 7 que confió en esta primera transmisión satelital del Estado. No fue una decisión fácil, su prestigio y su trabajo estaban en juego.

 

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Nació el fútbol en directo desde y para el interior y las carreras de autos. Noticias desde las provincias fueron posibles. Cabe recordar a Crónica TV como canal pionero, Canales  2, 7,9, 11, 13 de Bs as, TV Quality, canales para TV cable como Space, Infinito y muchos otros, y nació y se expandió la televisión por cable y las repetidoras de las redes de televisión abierta para el interior del país.

 Recuerdo todavía que mediante el uso del Nahuel C2 en órbita inclinada y con sistemas de tracking en las antenas  se pudo transmitir  al sur del país el mundial de futbol de 1994.

A partir de los servicios de estos pioneros Anik C1 y C2  nació el Nahuel 1 y de ahí a nuestros días con los ARSAT 1 y 2. 

Vale recordar  y rendir homenaje  a aquel emprendimiento pionero,  a los riesgos asumidos por una maniobra espacial difícil y fuera de lo común y a todos aquellos,  que creyeron en la capacidad argentina en las tecnologías espaciales y en las telecomunicaciones de este país.

 

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Sin aquellos primeros satélites canadienses convertidos en los primeros satélites de bandera argentina, el Sistema Satelital Argentino de Telecomunicaciones de hoy no hubiera existido. Esta es parte de una historia de un país soberano y parte de una historia inédita de la Argentina Satelital.

No faltará mucho para que nuestro país recupere la confianza en si mismo para emprender los grandes defafíos que la hora reclama. La soberanía en las telecomunicaciones es en estos tiempos, la soberanía politica de una Nación.

La alianza estratégica del Mercosur nos pondrá en competencia con las grandes potencias que hoy nos pretenden como una factoría. El potencial científico argentino está disponible, necesitamos la decisión política como en su momento la tuvimos.

 

Presidente del COPITEC, Consejo Profesional de Ingenieros en Telecomunicaciones, Electrónica y Computación.