OPINIóN
Argentina-Brasil

No dar más que lo que vale

Las relaciones internacionales de ambos países, de cara al segundo encuentro del Grupo Puebla

Bolsonaro Elecciones 08112019
Jair Bolsonaro ganó las elecciones basándose en la confrontación | DPA

El carácter de Jair Bolsonaro no debería llamar la atención. Toda su carrera militar y política fue hecha recurriendo a la confrontación, afrentas y mofándose de sus adversarios. Esta forma de hacer política lo condujo a la presidencia de Brasil con el 47% de los votos en la primera vuelta y 60% en la segunda. Nadie puede esperar que renuncie a su carácter después de lograr la más alta distinción para un político. Este tipo de lenguaje deja de lado las sutilezas, las ironías y desmerecimiento de los opositores al que recurren muchos políticos y que suelen provocar el mismo daño pero que pareciera en la forma menos perjudicial. La frontalidad usada por el Presidente Bolsonaro hace más difícil el regreso.

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El Presidente Bolsonaro expresó apenas asumió su concepción sobre las relaciones internacionales. Estuvo acompañado por su Canciller Ernesto Araujo quien compite en el uso de epítetos. Las calificaciones de China hicieron temer en un momento la posibilidad de una ruptura para ostentar el alineamiento con los Estados Unidos. La reconciliación comenzó con el viaje del Vicepresidente Hamilton Mourão a Beijing en mayo. El Ministro Araujo mostró su disposición con esa postura recalcando la importancia de China en el sector agroindustrial y prometiendo una actitud pragmática. En octubre, el Presidente Bolsonaro efectuó una visita oficial a Beijing donde declaró que “China y Brasil nacieron para andar juntos” y que la relación entre ambos países trasciende la relación comercial. La realidad de los 86 mil millones de exportaciones brasileras a China y el flujo de inversiones motivaron un cambio en la percepción de la segunda potencia.

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En noviembre Brasil será huésped de la reunión de los Brics donde confluirán Vladimir Putin, Xi Jinping, Narendra Modi y Cyril Ramaphosa. El Brics, integrado por la Federación Rusa, China, India y Sud África nació como contraparte del G-7 para fortalecer los lazos de cooperación, económicos y comerciales entre los cinco países. Esta iniciativa de Lula da Silva situó a Brasil en un nueva perspectiva internacional como interlocutor postergando al Mercosur en un segundo plano. Esta reunión provocará urticaria tanto al Presidente Bolsonaro como al Ministro Araujo desde sus posiciones ideológicas que deberán ceder ante las necesidades de un Brasil que se encamina con las reformas económicas a competir globalmente en comercio y como receptor de inversiones.

 

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Las declaraciones no deberían empañar la importancia de las relaciones entre Brasil y la Argentina; la diplomacia obliga a despejar la hojarasca para revalorizar los intereses de dos países vecinos que desde 1986 han sabido fortalecer sus vínculos y encontrar soluciones a las discrepancias. Brasil lo tiene a Bolsonaro y no habrá cambios y habrá que trabajar con su gobierno pero al mismo tiempo la Argentina no ofrece alternativas. El país pareciera entrampado en una visión cosmogónica que conduce a situaciones antagónicas de difícil resolución.

Brasil y la Argentina deberán retomar el diálogo para atravesar la incierta coyuntura internacional

En julio tuvo lugar en Caracas la reunión del Foro de San Pablo y coincidentemente el Grupo Progresista Latinoamericano conocido como Grupo Puebla por la ciudad que lo vio nacer. En noviembre sesionó en La Habana el “Encuentro antiimperialista contra el neoliberalismo” que contó con la presencia de Miguel Diaz Canel y Nicolás Maduro y una copiosa delegación argentina que añora los cantos de la revolución. El Secretario General del PC, Raúl Castro, leyó un mensaje de Lula da Silva. La próxima semana se reunirá en Buenos Aires por segunda vez el Grupo Puebla para formalizar su constitución; entre los miembros están Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Los desplantes son difíciles de resolver pero insistir en ellos no conducirá a ninguna solución. No se trata de tirar la moneda para elegir dónde jugar. La elección ya terminó. Brasil y la Argentina deberán retomar el diálogo para atravesar la incierta coyuntura internacional dando lugar al pragmatismo y dejando para la biblioteca las invocaciones ideológicas.