OPINIóN
Elecciones 2019

Resultados Elecciones Presidenciales: volviendo a los '80

Esta elección presidencial se convierte en la segunda más polarizada desde el regreso a la democracia.

Raúl Alfonsín
Raúl Alfonsín | CEDOC

En 1983 Alfonsín y Luder sumaron el 92 % de los votos. Ahora, Alberto y Macri reunieron el 88 %. Así, esta elección presidencial se convierte en la segunda más polarizada desde el regreso a la democracia. Pero el escenario más semejante es la elección de 1989, donde Menem se impuso Angeloz por 48 a 40 %, en números redondos, sobre todo porque también se votó en un contexto de crisis económica descomunal que obligó a adelantar la entrega del mando. Pasaron exactamente 30 años, y sin embargo existe seguro un 40% que -si está la oferta correcta- se encolumna detrás de una opción no peronista.

En esta oportunidad, a diferencia del 11 de agosto, sí respondió el cordón central: además de Córdoba, volvieron a decir mayoritariamente “sí, se puede”, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza (y curiosamente San Luis). Lo había perdido llamativamente en las PASO, y resulta el segmento socio demográfico que mejor responde a las claves simbólicas del macrismo: cultura del trabajo y el esfuerzo, apertura al mundo, apoyo al sector privado, menor presencia del Estado, etc.

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Si bien hay que esperar los números finales para hacer una lectura bien fina de lo acontecido, hasta acá Alberto y Cristina sólo obtienen unos 150.000 votos más que en las PASO, mientras que Macri crece unos 2.300.000 sufragios. El resto de los 4 candidatos pierden todos en votos absolutos. Esto da cuenta de la fuerte dinámica polarizadora, casi poniéndole un techo al Frente de Todos, y marcando que el presidente fue quien tuvo un mejor desempeño en este segundo tiempo, pese a la derrota.

Como ya sucedió en 2015 y 2017, Cambiemos hace mejor elección en las generales que en las primarias, y una vez más eso se debe a que existe un segmento silencioso que no va a votar en la primera instancia, pero sí lo hace en la segunda. Ese público es en general más despolitizado, desinformado, desideologizado, y se maneja con otros parámetros de cultura política. Hacia él estuvieron dirigidas las 30 marchas y sobre todo la marcha del millón. A lograr un efecto épico y de contagio de entusiasmo para que el “sí, se puede” se resignificara.

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Después del shock del 11 de agosto, Macri tenía que perder con cierta dignidad, mostrando que no era “pecho frío”, y que iba a dar la pelea hasta el final, haciendo lo que hubiera que hacer, siendo más un carismático de masas que un candidato que basara todo en un sofisticado manejo de las redes sociales. Al achicar la diferencia a la mitad, se retira aplaudido por su público.

Otro sobreviviente de las PASO es Lavagna. Entre la falta de dinero, de estructura, de carisma, de volumen político y con un pobre desempeño en los dos debates, es una hazaña haber resistido una polarización extrema. Lo que también es cierto es que todo se nucleó alrededor de la figura del candidato, siendo difícil que se consolide como espacio político per se.

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Las dos elecciones dejan dos fotografías bien distintas. Las primarias un fastidio mayúsculo con Macri, mediante una derrota arrolladora hasta en lugares impensables. La general un resultado mucho más equilibrado, con un oficialismo que hizo tripas corazón y mostró que tenía más agallas de las que había mostrado en gestión. Cuál de las 2 Argentinas es verdadera? Probablemente ambas. En el ensayo del 11 de agosto, la mayoría le dio un cachetazo a Macri y a su displicencia con el ciudadano de a pie. Luego dijo: “estuvo mal, pero ojo que lo otro tampoco era Suiza”.

La otra gran pregunta es: ¿qué hubiera pasado si Massa se quedaba en la tercera vía con su 8 % de intención de voto? Si se sacan las cuentas hoy, quizá se hubiera ido a balotaje, y como se dice habitualmente, ese ya es otro partido. Eso muestra que esta elección la ganaba quien menos errores cometiera. El macrismo creyó que solo se refería a errores comunicacionales, sin contabilizar los errores políticos. Haber dejado que el hombre de Tigre confluyera con el kirchnerismo es algo que el laboratorio presidencial deberá arrepentirse de por vida. Es como si no hubiesen comprendido algunas de las claves del proceso 2015.

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Si hubiese que resumir el mensaje definitivo de la sociedad sería: “Cambio sí, pero que nadie se sienta el dueño de todo”. Alberto y el Frente de Todos no pueden dormirse en los laureles. Macri tampoco.