Ayer volvimos a movilizarnos, hicimos temblar la tierra denunciando la crueldad del poder patriarcal que nos arrebató la vida de 68 mujeres, pibas, trans, lesbianas, trabajadoras, en los pocos días que van del año. Seis ya fueron los feminicidios de los 8 primeros días de marzo. Gritamos una vez más: Ni una mujer menos en manos de quienes se creen dueños de nuestra libertad, nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Y sabemos muy bien que esa violencia es el fruto de una estructura de desigualdad que transitamos todos los días en el mundo del trabajo, y que nos hace ganar un 28% menos que los hombres. Que es el resultado de una sociedad en la que parece que algunos tienen ciudadanía de primera y otras de segunda. Donde se reproduce que valemos menos por ser mujeres, por ser pobres, por villeras, por putas, travas, lesbianas, negras, originarias, campesinas o migrantes.
Violencia de género: ¿la ley aplicable es eficiente o deficiente?
Denunciamos la violencia institucional y la discriminación histórica que empuja a las compañeras trans a la marginalidad, donde el promedio de vida araña los 45 años. Objeto de exclusiones, postergaciones, burlas y desprecio, los cuerpos de nuestras hermanas travestis y trans, sí que saben del derecho a decidir pero deben pagar con el exterminio por ello. Ni una menos por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
Donde las mujeres que sostuvieron comedores y merenderos nacidos en sus propias casas, patios, o plazas de nuestro país, y que paliaron el hambre en estos cuatro años de políticas de ajuste, siguen exigiendo el reconocimiento salarial de ese trabajo que acortó el margen de la deuda social.
La desigualdad oculta que se empieza a ver
Sabemos que producto del fenómeno de masas en el que se ha constituido el Movimiento feminista en nuestro país, hemos conquistado unas cuantas cosas. En una nueva etapa que comienza, con la voluntad y conciencia de un gobierno que comienza por “las de abajo” para que retribuya en bienestar para el conjunto. Y así lo vemos con la creación del Ministerio de la Mujer, políticas de género y diversidad. Y la incorporación de dos mujeres travestis/trans en roles de funcionarias. Y la existencia de espacios en el Estado que recuperan nuestra agenda y plantean debates sociales para saldar la inequidad existente.
#8M: la huella de las mujeres indígenas
Un enfoque transversal a las políticas de gobierno que contemple las diversidades sexuales y las construcciones no binarias, en donde el Presidente se propone romper la lógica binaria y sexista. La implementación de la ley Micaela García para la formación de las y los funcionarios de modo tal de incorporar la perspectiva de género y diversidad en el quehacer del Estado.
El tono elevado de voz que ha tomado el debate sobre el Cuidado en nuestro país, cómo nudo de la desigualdad y como un nuevo Derecho, que ya cuenta con ámbitos del Estado específicos para el diseño de una política pública innovadora.
Mujeres, géneros e igualdad en la agenda legislativa: derecho al aborto y más
Creemos ser más realistas que optimistas al decir que este año el aborto será ley. Y que no se trata de “abrir el debate” sino de conducirlo a un destino en el cual el acceso a la salud pública, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y vidas y la justicia social puedan ser efectivos.
Mucho hemos conquistado en estos años y mucho nos queda por saldar. La implementación de la ley de educación sexual integral nos permitirá empujar las transformaciones culturales para construir una sociedad con más igualdad y menos discriminaciones y violencia donde las Micaelas García de nuestro país puedan habitarla.
* Carolina Brandariz - Referente del Movimiento Evita en la Ciudad de Buenos Aires, integrante de la Mesa nacional del Movimiento Evita. Secretaria de géneros e igualdad de oportunidades de la UTE. Socióloga y docente.
* Vanesa Fabiana Cufré - Asesora en Género, Diversidad y Política Antidiscriminatoria en la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social.