OPINIóN
Reducción mamaria

Más allá de la estética

Cuando es moda aumentarse el tamaño del busto, son cada vez más las que se lo reducen silenciosamente para sentirse mejor.

Mamas
Las mujeres que padecen un busto muy aumentado de tamaño en sus distintos grados -que van de la hipertrofia mamaria a la gigantomastia- viven un calvario desde la adolescencia. | Efes Kitap / Pixabay.

Actualmente se habla mucho en los medios de comunicación de la cirugía plástica más frecuente y popular, no sólo en Argentina sino en el mundo: el aumento mamario a través de la inclusión de implantes mamarios de siliconas. Mientras que muchas mujeres consultan para aumentar el tamaño, no son pocas las que anónimamente consultan por el motivo contrario: el gran volumen y peso de sus pechos.

En los Estados Unidos, según sus estadísticas, en 2018 se realizaron 44 mil cirugías de reducción mamaria y 110 mil de levantamiento mamario, muchas de las cuales presentan cierto grado de aumento del tamaño de las mamas.

Las mujeres que padecen un busto muy aumentado de tamaño en sus distintos grados -que van de la hipertrofia mamaria a la gigantomastia- viven un calvario desde la adolescencia. Esto se debe no sólo por los motivos físicos que produce la sobrecarga de peso que con el paso de los años va encorvando la columna, sino por interferir en la autoestima, creando complejos difíciles de solucionar y que les modifica su vida social y de pareja.

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La reducción mamaria es una solución práctica y altamente satisfactoria para tantas mujeres de todas las edades que presentan este problema, y que al animarse a tratarlo genera un cambio vital, no sólo en lo físico y psicológico, sino en sus costumbres y en su calidad de vida. Cuando se operan, hay una expresión en común entre ellas, “¿por qué no me anime antes a realizarme esta cirugía?”, no sólo por la ausencia de dolor, sino por la mejoría notable en su calidad de vida.

Como muchas de las cirugías relacionadas con el contorno corporal, conviene realizar la reducción de mamas con el peso corporal más cercano al ideal. Una de las ventajas destacadas es que luego de luego de la cirugía, las pacientes pueden comenzar a realizar actividades que antes no podían, lo que mejora su estado general físico con beneficios que también se perciben en la salud.

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Resulta muy común oír a las pacientes expresar que la intervención les mejoró la vida, por cambios de sus hábitos tan simples como poder usar un corpiño y determinada ropa y llevar una vida más activa. Estos cambios, que cualquier mujer no advierte, para las operadas resultan trascendentales. Muchas pacientes nos cuentan que llegan a cambiar su actitud frente a la vida, “sacan pecho” literalmente y van hacia adelante dejando atrás el ocultamiento con vergüenza de su cuerpo. La vida de relación de pareja y sexual también mejora notablemente al perder la vergüenza y el complejo de no mostrase en público o en pareja. 

* Especialista Universitario en Cirugía Plástica. Director de Comunicación de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER).