OPINIóN
Pandemia por coronavirus

Coronavirus: una oportunidad para democratizar la economía argentina

La primera pregunta es cómo contenemos la crisis. La segunda es: una vez que lo logremos ¿queremos volver al punto de partida o cambiar las reglas del juego económico?

Pesos
Pesos argentinos | elluisx / Pixabay

La crisis económica amenaza con ser peor que la sanitaria. El mundo vive la parálisis de las economías producto de las medidas de contención de la propagación del Coronavirus y el derrumbe de los mercados financieros con consecuencias impredecibles. La primera pregunta es cómo contenemos la crisis. La segunda es: una vez que lo logremos ¿queremos volver al punto de partida o cambiar las reglas del juego económico?

En la Argentina, esta situación nos encuentra en una mal contexto previo. Ya veníamos atravesando una fuerte recesión productiva, el nivel de pobreza había alcanzado el 37%, la tasa de desempleo bordea los dos dígitos y el aislamiento financiero y el sobreendeudamiento nos obligaban a la reestructuración de la deuda. A su vez,  los países periféricos tenemos problemas diferentes a los Europeos, ya que aproximadamente el 50% de la población laboral no cuenta con un ingreso fijo porque se encuentra en condiciones precarias o es cuentapropista. Es decir que no sólo tenemos un peor punto de partida sino mayores desafíos para tomar medidas de alivio.

Si tomamos el conjunto de la población que no cuenta con un trabajo registrado y restamos a quienes tienen una cobertura de ingresos a través del sistema de seguridad social para los cuales ya se han tomado medidas (jubilados y pensionados, beneficiarios de AUH, receptores de “Salario Social Complementario”) tenemos al menos 9 millones de personas que corren riesgo de perder ingresos y tener dificultades para sostener los gastos que requiere la reproducción de su vida diaria. Hacia esos sectores están orientadas las medidas que el gobierno ha anunciado hasta ahora, desde los bonos y transferencias de ingresos hasta la postergación de pagos de créditos y servicios.

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La deuda y el dilema de Guzmán

La crisis pone sobre la mesa una obviedad estructural. No golpea a todos por igual, ni a nivel de los países ni al interior de cada uno de ellos. Pero la desigualdad, que es un rasgo inherente al sistema económico en que vivimos, ha alcanzado magnitudes inéditas en las últimas décadas. Según OXFAM el 1% de la población se apropia de más del 80% de la riqueza generada en el mundo cada año. En la Argentina ocurre algo similar. En los últimos cuatro años se produjo una marcada retracción de los ingresos de prácticamente toda la población, que alcanzó una pérdida del 19% del poder adquisitivo en el decil más pobre, mientras que el 10% más rico aumentó en un 2% sus ingresos reales y el 1%  lo hizo en un 5%. Casi todos perdieron, algunos pocos ganaron. 

 

Gráfico Itai Hagman

 

En línea con los trabajos de OXFAM, el año pasado hemos intentado estimar el nivel de desigualdad existente en la argentina a través de la creación de una “línea de riqueza” (Ver OCEPP, 2019). Los resultados son sorprendentes: en la argentina el 0,7% de la población de mejores ingresos gana todos los meses el dinero que sería necesario para que todos los hogares pobres alcancen la Canasta Básica Total con la que se estima el “índice de pobreza”. Dicho de otro modo, el crecimiento de la pobreza es la contracara de una formidable concentración de la riqueza. 

Los ricos se han hecho más ricos en los últimos cuatro años. Obtuvieron cuantiosas rentabilidades aprovechando la alta tasa de interés y luego dolarizaron dichas ganancias a precio de remate para finalmente fugarlo de la economía argentina. Todo avalado - e incluso podríamos decir incentivado - por los funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central que endeudaron al país para financiar esa fiesta de unos pocos. El resultado es una deuda insostenible, una recesión brutal y ahora una crisis profundizada por una causa imprevista como la pandemia global del Coronavirus. ¿Sobre quién recaerá el impacto de esta crisis? 

Contagio y consumo en tiempos de coronavirus

Como suele decirse trilladamente, toda crisis representa una oportunidad. Y esta es modificar las reglas de juego de la economía argentina, no sólo para contener la crisis provocada por la pandemia sino para construir una economía que deje de estar al servicio del 1% para ponerse en función del 99% restante. Necesitamos un sistema de salud con más recursos, con profesionales bien pagos y con mejor infraestructura. Hace falta más dinero en educación. Necesitamos financiar la urbanización de todos los barrios populares y universalizar el Salario Social Complementario para todos los trabajadores de la economía popular. Requerimos de obras de infraestructura ambiciosas que mejoren la competitividad de nuestras exportaciones y mejoren la conectividad interna. Precisamos orientar el ahorro hacia créditos a PYMES, a la producción para el mercado interno para abaratar el precio de los alimentos y de los demás bienes y servicios que consumimos a diario. Todo eso cuesta mucho dinero y debe salir de algún lado.

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Distintas voces han salido a plantear una condonación de la deuda de los países periféricos con los organismos multilaterales. Se trata de un planteo atinado ya que los países ricos pueden hacerse cargo del costo de esta crisis, mientras que continuar transfiriendo recursos desde los países periféricos en este contexto implicaría mayores restricciones a las políticas de asistencia y contención económica y sanitaria. Pero, además, necesitamos hacernos cargo de nuestros propias desigualdades domésticas.

Distintas estimaciones han calculado el stock de riqueza de los argentinos ricos en el exterior entre 350.000 y 500.000 millones de dólares. Sólo en los últimos cuatro años, se ha aumentado en al menos 90.000 millones de dólares más. Repatriar esa riqueza, al menos parte de ella, es condición para poner realmente a la argentina de pie. También por esto resulta tan fundamental la investigación sobre la fuga de capitales sobre la que venimos insistiendo desde hace tiempo.

Estado de excepción también para la economía

El desafío es superar esta crisis, pero no para volver al punto de partida, sino aprovecharla para cambiar las reglas de juego. Democratizar la economía, como señaló CFK durante la campaña electoral. Discutir quién va a pagar esta deuda insostenible. Terminar con los privilegios y con los vivos que se aprovechan de su poder para beneficiarse individualmente a costa de los demás, como suele plantear el presidente Alberto Fernández. En tiempos excepcionales, se requieren de medidas excepcionales. El Coronavirus despertó una respuesta solidaria, que revitaliza el sentido comunitario por sobre el individualismo enmascarado en una falsa meritocracia. Es una excelente oportunidad para que contagiemos ese espíritu a la reorganización de la economía nacional y salgamos de esta crisis mejor de como entramos.