Las medidas sanitarias del gobierno hasta el presente han sido las correctas, así lo evalúa muy mayoritariamente la sociedad. El tema es que uno de los principales aciertos ha sido decretar la cuarentena con la suficiente anticipación y esto con su consiguiente prórroga tiene otras aristas y una contracara que merecen también prestarle atención.
En lo social, los sectores más humildes viven situaciones muy difíciles y en perspectiva con el avance de los contagios en los grandes centros urbanos es previsible que veamos escenas desgarradoras en los barrios que habitan.
El Presidente dijo que se ha optado allí por el aislamiento comunitario, cosa que es de casi imposible cumplimiento por razones de sobrevivencia. Esta visión refleja una parte de la realidad, porque hay otra que sigue sin atenderse como es la ayuda alimentaria insuficiente y fundamentalmente la falta de elementos de higiene, de infraestructura básica como las salas de salud, el agua, la calefacción para las bajas temperaturas que se aproximan, entre otras cosas.
Necesitamos propuestas constructivas y superadoras
El otro aspecto tiene que ver con las medidas económicas que hasta aquí lucen muy magras para un conjunto de sectores sociales como son las Pymes, los profesionales, cuentapropistas y trabajadores de a pie. Los créditos siguen demorados y las tasas, si bien bajaron, siguen siendo altas. El ingreso para los monotributistas de las categorías más bajas se anunció en marzo y se terminará de cobrar en mayo en muchos casos, del que deberá deducirse las cuotas que no se suspendieron y los aumentos que se registran en los alimentos.
Lo planteado no es un problema de ansiedad de mi parte, es la percepción que en esta situación operan los ahora callados admiradores de Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolsonaro, quienes buscan abroquelar tras de sí a importantes sectores medios para defender sus intereses y que como siempre los sacrificios lo hagan los sectores populares.
Debemos replantearnos qué tipo de Estado queremos
Un claro ejemplo de ello es la rebaja de los sueldos de los trabajadores con el argumento de que con este parate económico no pueden sostenerse en sus niveles actuales. Es bueno recordar que vienen de perder por paliza contra la inflación desde hace varios años. Este tramposo argumento encuentra campo fértil en muchos sectores que efectivamente no pueden financiar el pago de sueldos en esta coyuntura como pueden ser los comercios, bares y restaurantes, hoteles, profesionales y Pymes en general. Por eso hace falta aquí una decidida y pronta ayuda del gobierno nacional mediante créditos a tasa cero y con plazo de gracia para los mismos. Estos mismos sectores deben entender que pasada la pandemia necesitan que haya capacidad de consumo cuando puedan reanudar sus actividades y que la rebaja de sueldos conspira contra ello.
La pregunta obvia es ¿de dónde sacar los fondos para sostener estas políticas? La respuesta es, sin dudas, de un tributo a las principales fortunas.
Los exitistas de la cuarentena y los profetas del derrumbe económico
En nuestro país cada vez que se ha exigido un sacrificio el mismo ha recaído sobre los sectores medios, los trabajadores y los jubilados. Pero ya ese cinturón no resiste más ajuste, ahora el sacrificio debe recaer en ese puñado de personas que concentran más riquezas que millones de argentinos.
PM CP