El ejercicio de la actividad política, requiere de quienes lo practican la acreditación de algunas condiciones que podrían considerarse básicas, siendo una de ellas, disponerse a apreciar la realidad excluyendo los prejuicios, las preferencias o el voluntarismo. Obviamente esto no resulta fácil, sino todo lo contrario, sobre todo lo más difícil es desprenderse de algunos rígidos esquemas ideológicos o proto ideológicos con que cada persona adviene a la política.
Otro elemento a tener en cuenta para incorporarse a la militancia, es asumir el desinterés personal como una regla insoslayable de la actitud individual. Ello supone una conducta regida por la generosidad, pero más todavía por el concepto de la alteridad.
Estos dos elementos son constitutivos del sujeto político ideal, e imprescindibles si se tiene en cuenta que la política es la vía hacia el ejercicio del poder, el cual es una de las atracciones más cautivantes para la raza humana, sino la más fascinante. Cuando se carece de esas virtudes actuando desde el poder real, la falta de realismo en el análisis y el interés personal, terminan siendo causa de la adopción de decisiones equívocas y de acciones autoritarias.
Jaime Duran Barba: "El problema de Cambiemos es que es demasiado mental"
Estas reflexiones están orientadas a fundar el porqué de la asunción por un ponderable número de militantes radicales, entre los que me encuentro, de una actitud crítica respecto de esa coalición denominada Cambiemos. Ésta ha sido, lo he dicho muchas veces, una reunión meramente electoralista y algunas veces parlamentaria, pero nunca una alianza de gobierno. El primer magistrado y sus seguidores del PRO, actuaron en el ejercicio del gobierno en estos casi cuatro años, careciendo de una visión apoyada en un análisis realista y basados en una quimérica expresión voluntarista, evidenciada en promesas tales como alcanzar la pobreza cero, bajar la inflación y suprimir el impuesto a las ganancias de los trabajadores. Tras esos anuncios frustrados, aparece el fracaso de una gestión orientada por el apego a fórmulas erróneas teñidas de una anacrónica concepción neoliberal y conservadora, que han llevado a incrementar el número de pobres e indigentes.
La ausencia de visiones realistas se suma a una vocación indisimulada por la continuidad en el usufructo del poder, que no aparece sostenida en la necesaria vigencia de un plan destinado a sacar al país de la crisis, que obviamente no existe, sino en dar viabilidad a intereses personales de quienes gobiernan. Esta afirmación encuentra su ratificación en el intento de asociar a esa pretensión, al partido radical, a través de la propuesta de ofrecer lugares en las listas de candidatos.
Cambiemos y el radicalismo: "¿Coalición de gobierno o alianza electoral?"
Los radicales debemos pensar en la unidad nacional, convocando a todos los que quieran trabajar en pos de la salida institucional de las crisis. Como decía Raul Alfonsin, que vengan todos con las banderitas de sus partidos, pero por encima de ellas, coloquemos grande y alta, la bandera celeste y blanca. Abonando esa postura patriótica con una propuesta programática posible y creíble, fundada en un ideario progresista, al que nos obliguemos a cumplir a rajatabla, para bien de los argentinos, sobre todo de los sectores populares y más vulnerables. Despojándonos de prejuicios políticos y dejando de lado intereses personales.
Presidente de la Convención Nacional de la UCR.