OPINIóN
APERTURA DE SESIONES ORDINARIAS

Un discurso a favor del aborto

Tomó posición contra los privilegios, contra las injusticias y a favor de ampliar los derechos ciudadanos. ¡Será ley!

El presidente Alberto Fernández inauguró la sesiones ordinarias en el Congreso.
El presidente Alberto Fernández inauguró la sesiones ordinarias en el Congreso. | Juan Obregón

El discurso de inicio de sesiones de Alberto Fernández va a ser recordado en la historia. Fueron palabras claras en una coyuntura muy difícil para un país que tiene que enfrentar una deuda enorme que benefició la fuga de capitales en detrimento del bienestar de las mayorías sociales. Un discurso que tomó posición contra los privilegios, contra las injusticias y a favor de ampliar los derechos ciudadanos. Después de repasar diferentes áreas críticas y algunas orientaciones fundamentales, estalló el aplauso más esperado cuando mencionó la presentación para los próximos días del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo para legalizar el aborto en el tiempo inicial de embarazo y permitir que mujeres (y personas) gestantes accedan a la atención del sistema de salud.

Aborto legal: se debe conversar y estimular la reflexión para que se vote en favor de la ley

Alberto Fernández ya se había pronunciado a favor en varias ocasiones, durante la campaña electoral y luego de ser elegido presidente. Sin embargo la emoción que recorrió la concentración de gente que bajo el rayo del sol de un domingo de verano atendía su discurso en las afueras del Congreso, que explotó de mensajes en redes de comunicación y en el recinto repleto de pañuelos verdes, fue de un entusiasmo inmenso. Es la primera vez que el poder ejecutivo plantea impulsar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Es la primera vez que se reconoce en la apertura de las sesiones legislativas el reclamo del movimiento feminista que presentó más de 8 veces el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en el Congreso sin lograr su aprobación. La última fue en 2018 y a pesar de que se permitió su tratamiento parlamentario no hubo voluntad política del gobierno acompañando el proceso de la ley. El proyecto terminó chocando contra la Cámara de senadores donde el 8 de agosto obtuvo su rechazo. La marea verde que había copado las calles desafiando al poder político, exigiendo ser escuchada, no se fue con desánimo sino consciente de su carácter irreversible y se prometió como juramento transgeneracional ¡será ley!

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En sus palabras el presidente insistió en la necesidad de proteger derechos y de promover con fuerza la educación sexual integral en todo el país. Dijo que se proponía la legalización, no la despenalización como se especuló en las últimas semanas. La diferencia radica en que la primera garantiza el acceso y atención en todo el sistema de salud, mientras que la segunda simplemente quita la sanción que desde 1921 está establecida en el Código Penal salvo que se tratase de las causales de salud y violación. Habló de la prevención del embarazo no deseado así como de acompañar a quienes deciden ser madres y se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Anunció el plan de los mil días y el cuidado integral de mujeres, niños y niñas.

Desde el discurso imaginado al real, desde el deseo político a la política práctica

Nunca estuvimos tan cerca de lograr conquistar este derecho que refiere a la soberanía sobre el cuerpo de las mujeres, lesbianas, varones trans y no binaries. También es una deuda de la democracia que podamos decidir sobre nuestra vida, que no tengamos más tutelas económicas ni morales. Es una deuda que las pibas dejen de poner en riesgo su salud en la clandestinidad, que puedan acceder a la interrupción del embarazo si fueron violadas, que no se condene por abortar como ocurrió con Belén. Es una deuda que haya educación sexual en todas las escuelas del país. Festejemos la voluntad política del gobierno nacional que sabe oir lo que venimos reclamando las que estuvieron antes que nosotras, las que estamos, por nosotras y por las que vendrán. También sepamos que para que haya derechos necesitamos del compromiso de todos, todas y todes. Vamos a tener que seguir luchando para que los derechos lleguen donde más hacen falta, y resistir a los sectores más conservadores que se van a oponer a todos nuestros avances. Entonces sí podremos decir que nuestro deseo es ley. Esto recién empieza.