La pandemia del COVID-19 está provocando la crisis más importante en la historia del turismo en el mundo. Esto trae como consecuencia un fuerte impacto negativo en términos económicos. El cierre de las fronteras, las cuarentenas necesarias para evitar la propagación del virus y la implementación de restricciones de viaje, como respuesta a la crisis sanitaria, provocaron un desplome de la actividad. La buena noticia, por así decirlo, es que en los últimos meses se pudo ver una leve recuperación en muchos de los indicadores del sector, lo que da cuenta que la reactivación comenzó a ponerse en marcha. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), a principios de septiembre, el 53% de los destinos aligeró las restricciones de viaje. Claro está que el rebrote de las últimas semanas en algunas ciudades europeas abre un gran interrogante de cara al futuro.
Si vamos directamente al caso de la Argentina, los datos de turismo internacional se desplomaron desde fin de marzo. El nivel de actividad de hoteles y restaurantes, junto con agencias de viajes, transporte terrestre y aéreo, comercios de ciudades turísticas, guías y otros integrantes de la cadena del sector, como los relacionados a organización y provisión de congresos, convenciones, ferias y exposiciones, fue uno de los más afectados por la pandemia, al que posiblemente más le cueste recuperarse y donde se va a necesitar una mayor implementación de políticas.
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Este contexto nos invita a pensar que, si bien falta recorrer un largo camino para poder hablar de recuperación, debemos comenzar a pensar en cómo afrontar el nuevo escenario, no sólo haciendo referencia a la situación sanitaria, sino pensando además en un perfil de turista que tal vez haya cambiado. Las nuevas ideas y estrategias innovadoras van a ser el recurso con más valor para esta etapa.
En la investigación de demanda, consumo, perfil del “nuevo” turista y sus deseos sobre los destinos, que realizamos en la Argentina en tres etapas durante abril y agosto, y con el objetivo de analizar lo que nos deparará la etapa pospandemia, se refleja que el turismo se sitúa al tope de las prioridades de consumo (una vez que se puedan reabrir las fronteras y sean permitidos los viajes con protocolos), superando al consumo de electrodomésticos, muebles y decoración, textil y calzado, automóviles e inmuebles. También es interesante observar que la gastronomía, el ocio, el entretenimiento y la cultura se sitúan en segundo y tercer lugar, resultados sumamente auspiciosos, tratándose de actividades también relacionadas directamente con el turismo. El 64% de los encuestados considera que la situación de aislamiento y cuarentena aumentó sus deseos de viajar fundamentalmente dentro de nuestro país, reflejando que lo haría cuando haya mayor certeza acerca de la apertura de destinos y la aplicación de protocolos de sanidad, lo que abre un abanico de oportunidades para nuestro país, siempre que se asuma con seriedad y calidad la aplicación de estos protocolos.
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Esta encuesta también nos permitió ver que la crisis del COVID-19 introdujo algunos factores a tener en cuenta en el momento de reactivar el turismo. Es importante comprender que el turista cambió y que algunos de los factores que antes eran fundamentales al momento de definir un destino, como por ejemplo las promociones o el precio, ya no lo son, priorizándose la correcta aplicación de los protocolos sanitarios.
Según nuestros relevamientos, el 49% de los encuestados no estaría dispuesto a optar por destinos que considere más riesgosos en cuanto a contagios de COVID-19 (por no aplicar los protocolos o por no tener pautas gubernamentales claras de protección a la población ante este flagelo), aun si fueran promocionados por precio, descuentos o planes de pagos.
El tipo de destino elegido es otra variable que sufrió modificaciones. Aquellos destinos turísticos vinculados a una mayor aglomeración de gente en espacios reducidos son percibidos como más riesgosos, y por lo tanto los primeros en ser descartados al momento de planificar un viaje. Estos son desplazados por destinos al aire libre y lugares con menor concentración de personas.
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El turismo interno como principal estrategia
Otra de las conclusiones que pudimos extraer de nuestro estudio es que el nuevo contexto, sumado al cambio de patrones de comportamiento de los turistas, exige que pensemos de manera diferente, buscando alternativas para incentivar a los viajeros y dar impulso al sector. En este sentido, el turismo interno, y la posibilidad de recorrer distancias cortas y medias, surge como protagonista de la primera etapa de reactivación. Según la OMT, el turismo interno regresará más rápidamente que los viajes internacionales, lo que representa una oportunidad para mitigar el impacto social y económico de la pandemia, situación verificada en nuestros relevamientos.
En línea con esto, realizamos una proyección para analizar la posible evolución del turismo interno de cara al próximo año. Hemos trabajado sobre tres escenarios (optimista, medio y pesimista), y vemos que en un escenario optimista que vislumbrara una rápida normalización sanitaria (por ejemplo, con la aparición de la vacuna), seguida de una recuperación de los niveles de actividad y una continuidad de ciertas restricciones a los movimientos internacionales, la estimación para 2021 permitiría alcanzar los 60 millones de viajes de argentinos dentro de nuestro país (teniendo en cuenta que algunos viajarían más de una vez, con y sin pernoctes), lo que posicionaría al escenario optimista como récord de turismo interno.
Animar a los viajeros a recorrer sus propio país deberá ser entonces una de las principales estrategias de los decisores, ya que nos va a permitir reactivar no sólo el turismo, sino todas las actividades que están directamente e indirectamente relacionadas y generar un impacto económico y social positivo en los centros urbanos y fundamentalmente en las economías regionales. Debe hacerse de manera responsable, garantizando la seguridad sanitaria tanto para los turistas como para los residentes. En esta línea, el Programa Pre-Viaje del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación es una herramienta que colaborará en incentivar los viajes de argentinos dentro de nuestro país.
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Queda mucho camino por recorrer en este sentido. Es un contexto sin precedentes que requiere de esfuerzos coordinados tanto del sector privado como del sector público y académico, tenemos que poner en marcha las mejores estrategias para recuperar una de las actividades económicas más importantes de nuestro país como el turismo.
* Pablo Singerman, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano.