OPINIóN
Salud

Escuchemos a nuestro corazón en época de coronavirus

Desde la llegada del virus a la Argentina se ha verificado una reducción importante de consultas y de realización de estudios vinculados a enfermedades cardiovasculares.

Ataque cardíaco 20200605
Las consultas a emergencias cayeron un 74%, según datos publicados por ADECRA CEDIM. | Agencia Shutterstock

El coronavirus comenzó a alterar la vida cotidiana de los habitantes del mundo a fines de noviembre de 2019, a partir de detectarse el primer caso positivo de COVID-19 en un habitante de Wuhan, una ciudad ubicada en el centro de China.v Desde aquel momento, el virus fue transitando hacia distintas regiones, países y ciudades, dejando un tendal de personas infectadas y un número muy significativo de fallecidos.

Al día 14 de junio de 2020 se contabilizan a nivel global 430.542 muertes por COVID-19, según la Universidad de Medicina Johns Hopkins de Maryland, Estados Unidos.

Según el último informe demográfico de las Naciones Unidas, para el año 2019 se contabilizó una población mundial total de 7.700 millones de habitantes.

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Las cifras arrojadas por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), respecto a la enfermedad cardiovascular (que contempla infartos por miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencias cardíacas) nos notifican que 18 millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades cardiovasculares a nivel global.

A partir de tales datos podríamos inferir:

  • Que 18.000.000 de personas mueren anualmente a causa de enfermedades cardiovasculares en el mundo, lo cual representa 0,23% del total de la población mundial.

 

  • Que 430.542 personas murieron en el mundo al 14 de junio de 2020, a causa del COVID-19, lo cual representa 0,005 % del total de la población mundial.

 

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  • Si a modo de proyección, multiplicáramos por diez la cantidad de muertes por COVID-19 arrojada hasta el momento a nivel global, llegaríamos a una cifra de 4.305.420 fallecidos, lo cual representaría 0,05 % del total de la población mundial. 

 

  • Si a modo de proyección, multiplicáramos por veinte la cantidad de muertes por COVID-19 arrojada hasta el momento a nivel global, llegaríamos a una cifra de 8.610.840 fallecidos, lo cual representaría 0,11 % del total de la población mundial.

 

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  • Si a modo de proyección, multiplicáramos por treinta la cantidad de muertes por COVID-19 arrojada hasta el momento a nivel global, llegaríamos a una cifra de 12.916.260 fallecidos, lo cual representaría 0,17 % del total de la población mundial.

 

  • Si a modo de proyección, multiplicáramos por cuarenta la cantidad de muertes por COVID-19 arrojada hasta el momento a nivel global, llegaríamos a una cifra de 17.221.680 fallecidos, lo cual representaría 0,22 % del total de la población mundial. Vale decir, que, aún multiplicando por cuarenta la cantidad actual de fallecidos a causa de COVID-19 a escala global, no se alcanza a igualar la cifra de muertes sufrida por enfermedades cardiovasculares anuales a nivel mundial.

 

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En Argentina en particular, según la Sociedad Argentina de Cardiología, las enfermedades cardiovasculares actualmente lideran el ranking de muertes en el país, arrojando un promedio de 280 muertes por día, superando las 100.000 muertes anuales. La misma institución destaca, que si bien las medidas de aislamiento social han sido efectivas para controlar la propagación del COVID-19; desde la llegada del virus a la Argentina se ha verificado una reducción importante de consultas y de realización de estudios vinculados a enfermedades cardiovasculares, al mismo tiempo que afirma que, numerosos estudios han revelado “un incremento marcado de la mortalidad total en varios países durante la pandemia que no se explica totalmente por el virus, evidencia de que está aumentando la mortalidad por otras enfermedades”. Prosigue alertando la SAC sobre “la necesidad de informar a la sociedad y a las autoridades sanitarias que existirá un incremento marcado de mortalidad por enfermedades cardiovasculares debido al mal control clínico, a la postergación y la no realización de procedimientos no invasivos, invasivos y cirugías...”

Sin ánimo de minimizar los efectos causados por un virus que se presenta como altamente contagioso y que por tal motivo ha saturado varios sistemas de salud en el mundo entero, debería poder reflexionarse con mayor detenimiento, que la salud (que contempla otras enfermedades además del coronavirus) probablemente no está siendo atendida a la medida de las circunstancias.

 

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Así, mientras nos ocupamos de cuidarnos extremadamente de un virus de baja letalidad y alto nivel de contagio, nuestros corazones, por el momento, pueden sufrir cuarenta veces más la falta de atención médica.

 

 

* Politóloga y Profesora (UBA).