OPINIóN
Poner orden

Seguridad pública: golpe a golpe, verso a verso

La solidez argumentativa en esta materia, quedó del lado de Bullrich y Schiaretti, en el segundo debate presidencial. Tampco sirve arrojarlas a la audiencia sin el contexto de un Plan Integral de Seguridad y Convivencia.

Golpe al Narcotráfico en Misiones 20211020
Golpe al Narcotráfico en Misiones. | Gtlza PNA

Asistimos hace días, por televisión, al segundo de los tan esperados debates de candidatos presidenciales para las próximas elecciones a llevarse a cabo dentro de un par de semanas en nuestro país.

Tres fueron los temas centrales, a grandes rasgos, acordados en el debate. Seguridad Pública, Trabajo y Medioambiente. Era la gran oportunidad de reposicionarse inteligentemente ante la audiencia que una semana atrás se había quedado con sabor a poco en el anterior debate, muy estructurado, acotado en tiempos y desdibujado por las chicanas y pases de facturas políticas entre los participantes.

Bullrich, Schiaretti, Massa, Milei y Bregman tenían la posibilidad cierta de volcar sus ideas y dejar sentada su posición ante uno de los temas que se encuentra en el top de la preocupación de los argentinos: la seguridad pública y lucha contra el narcotráfico.

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Generalmente, como nos pasa en varios órdenes de la vida, la expectativa no se condice con la realidad. Este fue un caso más. No porque no se hubiesen escuchado por parte de los disertantes “propuestas”, sino porque fueron estas “propuestas” en algunos casos, arrojadas a la audiencia sin el contexto de un Plan Integral de Seguridad y Convivencia.

Seguridad Pública

A grandes rasgos, se espera una política de Seguridad y no hacer política con la seguridad. 

No escapa al conocimiento del profesional de seguridad que desarrollar un plan en dos minutos de intervención televisiva, teniendo que contestar además chicanas o algunas menciones que rozaban los golpes bajos, no es el tiempo necesario ideal para hacer una exposición profesional y seria.

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Se estimaba que Patricia Bullrich contaba con ventaja en este tema, por su intervención durante cuatro años en el anterior Ministerio de Seguridad del Ingeniero Macri, y así fue. Su dureza en las palabras, sus rasgos de autoridad que emanan liderazgo y conducción, fue la pista asfaltada para que fluyan las ideas más claras de qué hacer para revertir el contexto que preocupa a la sociedad, y a las fuerzas armadas y de seguridad en su conjunto.

Claramente sus dichos apuntaron a recuperar el orden en todos los aspectos. Cambios a la ley penal juvenil y reducción de la edad de imputabilidad, no a la liberación de presos, y que las condenas por delitos de homicidio, narcotráfico y violación no puedan ser excarcelables antes de cumplir la totalidad de la pena, creación y puesta en marcha de cárceles de máxima seguridad. 

Quedó claro que, si se sienta en el sillón de Rivadavia, al día siguiente estará ingresando en la ciudad de Rosario con un plan operativo para “librarla de los narcos”. Reiteró en varias oportunidades que sabe lo que hay que hacer y lo hará, si llega a la presidencia.

Schiaretti en un mismo sentido que Bullrich sobrevoló el tema de la ley penal juvenil y la puerta giratoria. Esbozó algo que resulta música para los oídos de quienes aprendimos a luchar contra el narcotráfico y que consideramos imprescindible si queremos enfrentar la actividad narco lejos de las puertas de los vecinos y evitar muertes innecesarias, y es la radarización de fronteras, Ley de derribo, y volver a la potestad de la Nación el tema de la lucha contra el narcotráfico con la creación de una Fuerza Nacional Antinarcóticos.


Seguridad: golpe a golpe

Los restantes tres candidatos presidenciales, Massa, Milei y Bregman, discutieron entre chicanas, pases de facturas e ideas con algunos sesgos populistas y de izquierda, aunque como dice el refrán, disparándole al pato algunas municiones acertaron. 

Los dos primeros cargaron contra Zaffaroni por el tema de víctima-victimario, propusieron reformar el Código Penal y Procesal, exigir respuesta de la justicia por los tiempos procesales y condenas con puertas giratorias. Ambos, desdibujados y con serios problemas de contestar preguntas directas sobre un tema que no conocen y del que no tienen nada serio e interesante para aportar.

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Bregman ideologizada, acertó al describir la complicidad de este gobierno K con el delito y el narcotráfico. No mucho más.
La solidez argumentativa quedó del lado de Bullrich y Schiaretti, quienes fueron los que mejor pudieron en el escasísimo tiempo, exponer sus ideas “coherentes” en materia de seguridad publica y lucha contra el narcotráfico.

El evento sirvió para ver estrategias políticas efectivas y no tanto, como así también frases y eslogans armados pensando más en golpear y lastimar al oponente que en poner sobre la mesa ideas ciertas y profesionales sobre la seguridad. 

El debate televisivo dejó solo propuestas, muy buenas, buenas, regulares, malas y muy malas. Nada de lo dicho y expresado por los candidatos encaja aisladamente, sin el marco de un plan estratégico de seguridad.

Seguridad, sin verso

Llega el momento de dejar de lado las estrategias políticas y los golpes bajos por parte de la clase política, y ponerse espalda con espalda para defender nuestro territorio. 

Al igual que lo sucedido en Medio Oriente en los últimos días, estamos en guerra, verdaderamente en guerra, con un enemigo externo que nos inunda de cocaína que no queremos ver, y una población delictual que se hace parte de este negocio criminal y se convierte en sicarios de infantería armada, que no duda en atacar armas en mano, a quien ponga en riesgo sus negocios de almacenamiento y distribución de estupefacientes.

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Aquí estamos, parados en una línea de carrera que puede ser interpretada como “Start” o “Finish”. O largamos bien calzados con la indumentaria correspondiente poniendo de pie a nuestras fuerzas de seguridad, formándolas y capacitándolas como es debido, creando una verdadera fuerza nacional antinarcóticos conformada por lo mejor de nuestras fuerzas federales, ir fuertemente al control de nuestras fronteras mediante el uso de la debida cantidad de miembros de la Gendarmería Nacional, con el apoyo de otras fuerzas que fueran necesarias, radarización  y respuesta aérea para mitigar y reducir los cientos de vuelos que ingresan por nuestras fronteras con cocaína ante la ignorancia del gobierno actual. 

Reformular rápidamente la Ley de Seguridad interior para dotar al gobierno de todas las herramientas, medios humanos y logísticos, para la lucha contra el narcotráfico. 

Reeditar el encuentro mensual de los ministros de seguridad de la república para coordinar acciones de seguridad en cada jurisdicción. 
Poner bajo la lupa la ley de narcomenudeo a la que adhirieron varias provincias y que no da el resultado previsto. Hasta ahora, todos los gobiernos K no transpiraron la camiseta en la carrera, pero nos pusieron casi en la línea de llegada, agotados y vencidos ante la delincuencia, la común y la organizada, nacional y transnacional, de narcos en chancletas y de carteles internacionales que se mueven tranquilamente por Nordelta y Puerto Madero.

Muchas son las propuestas. Muchas las ideas. Pero estas deben estar dentro de un marco serio y responsable que retome una senda seria de trabajo en seguridad.


*Especialista en Seguridad Pública; analista en inteligencia delictual y lucha contra el narcotráfico