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Teatro Colón, exquisito y atemporal

“Un edificio ecléctico que conjuga el Renacimiento italiano con rasgos clásicos de la arquitectura alemana y francesa, colocándose a la altura de los principales teatros líricos del mundo” dice el autor. Cómo se logró su clima de suntuosa intimidad.

Teatro Colón
Teatro Colón | Buenos Aires Ciudad

El Teatro Colón de Buenos Aires ocupa un sitio de privilegio dentro de la lírica internacional. Una arquitectura elaborada en consonancia con con principios técnicos y estéticos europeos, pero también, con rasgos particulares que le otorgan una refinada atemporalidad.

Si bien los espectáculos teatrales se iniciaron en Buenos Aires a fines del siglo XVIII, fue en 1857 cuando se inauguró el antiguo Teatro Colón, que estuvo ubicado frente a la Plaza de Mayo, en el actual predio de la sede central del Banco de la Nación Argentina. Funcionó allí hasta 1888, momento en que se dispuso la venta del predio al banco y se licitó la construcción de uno nuevo, elaborado por el arquitecto italiano Francesco Tamburini (1846-1890).

Tras el fallecimiento de éste, asumió su lugar Vittorio Meano (1860-1904), quien luego de correr igual suerte fue reemplazado finalmente por un arquitecto belga formado en París: Jules Dormal (1846-1924). Meano, a quien Tamburini había invitado oportunamente a participar en la obra, debió hacerse cargo repentinamente y profundizar las ideas originales, pero logró imprimirle ciertas orientaciones.

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Y el aporte realizado por Dormal, en cambio, fue el revestimiento ornamental que hoy ostenta, con claro acento francés.

Teatro Colón, único

El edificio está ubicado entre la Plaza Lavalle y la Avenida 9 de Julio, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, en el predio que anteriormente pertenecía a la vieja Estación del Parque, del Ferrocarril del Oeste, desde el que partió la primera locomotora.

La construcción la llevó a cabo Ítalo Armellini y se extendió desde 1890 hasta 1908.

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Con una superficie de 38 mil metros cuadrados, se dispone en una planta de 115 metros de longitud (sin mención del área subterránea desarrollada posteriormente) por 60 metros de ancho. Las fachadas están divididas en tres órdenes arquitectónicos y, por encima de las terrazas se destaca un elegante techo a dos aguas que contiene a la sala y al escenario.

Un edificio ecléctico que conjuga elementos del renacimiento italiano con rasgos clásicos de la arquitectura alemana y francesa, colocándose a la altura de los principales teatros líricos del mundo (tales como los de París, Roma, Vienao Frankfurt). De manera que resulta interesante conocer los principales espacios que lo conforman.

Hall Central y Salón de los Bustos

La entrada principal, ubicada sobre la calle Libertad, conduce al hall central, que aparece coronado por un grupo de vitrales: uno central de forma octogonal y dos laterales planos, que en conjunto le otorgan gran colorido y luminosidad. El espacio está conformado en torno a la Escalinata Principal, de mármol de Carrara y desde sus costados se accede a una gran galería conocida como el Pasaje de los Carruajes.

Atravesando la escalinata se llega en primer término al foyer de la platea, que tiene similares proporciones y tratamiento que el hall. Y en sus extremos se encuentran las Escaleras de Honor que conducen al primer piso, donde se ubica el Salón de los Bustos. Éste cuenta con un gran cornisamento en el que se exhiben figuras escultóricas de famosos compositores (Beethoven, Bellini, Mozart, Rossini, Verdi y Wagner, entre otros).

Salón Blanco y Salón Dorado

Contiguo al Salón de los Bustos se encuentra el Salón Blanco, del más puro renacimiento francés, alfombrado y amoblado en tonos colorados, es utilizado como antepalco para las autoridades nacionales y permite el refrigerio durante el entreacto de las veladas de gala. Desde allí se accede directamente a la Platea Balcón, con capacidad para 34 personas, para autoridades e invitados especiales. Los Palcos Privados, a derecha e izquierda de la boca de escena, está destinados a autoridades nacionales y locales, y aparecen enmarcados por una importante ornamentación.

Desde ambos extremos del Salón de los Bustos se accede al imponente Salón Dorado, que ocupa todo el frente de la calle Libertad. Tiene enormes columnatas talladas, exquisita ornamentación dorada, mobiliario francés e importantes espejos. Es un espacio que denota ciertas reminiscencias con los salones de aquellos palacios franceses y suele ser utilizado para conferencias, conciertos y exposiciones.

La majestuosidad de la sala

La sala está compuesta por palcos hasta el 3º piso, y del 4º al 7º se ubican: Cazuelas, Tertulias, Galerías y Paraísos. Albergan un total de 2.500 personas sentadas y 700 de pie, distribuidas en: 632 plateas, 10 palcos baignoires (aislados), 32 palcos bajos, 34 altos y balcón, 14 palcos y 223 asientos de Cazuela, 4 palcos y 336 asientos de Tertulia, 348 asientos de Galería y 78 asientos de delantera en Paraíso.

A partir de la Tertulia se desarrolla una serie de intercolumnios para sostener la bóveda circular central, de la que pende una araña de bronce de 7 metros de diámetro con 1.300 lámparas (para su reparación o limpieza, puede ser descendida mecánicamente hasta el nivel de piso de la platea).

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Rodean la araña central 51 figuras que Raúl Soldi pintó en 1966, en reemplazo de las originariamente realizadas por Marcel Jambon.

Todos los pisos se iluminan mediante brazos de bronce con tulipas que, sumado a los tonos rojos en alfombras, cortinados y butacas, rosados en cortinas de palcos y dorados en molduras y ornamentos, generan un clima de gran suntuosidad e intimidad y una cálida coloración.

A tono con los lineamientos europeos, especialmente italianos, aplicados a los teatros líricos, en el Colón se respetó la tipología clásica de planta con forma de herradura para el desarrollo de la sala. Por sus propias cualidades morfológicas, permite generar una caja acústica a la que los materiales por una parte y las proporciones por otra condicionaron su excelente resultado.

Una obra de sublime prestigio

Tres elementos parecieran definir su peculiaridad acústica: por un lado, el arco del proscenio, con sus anchos laterales; por otro, las proporciones del cielorraso, de trazado cupuliforme, que permitió una inmejorable audición desde los sectores altos; y finalmente, el amplio volumen interior de la sala, que generó tiempos medios de reverberación considerados como óptimos. También contribuye a ello la calidad y la disposición de los materiales utilizados, los revestimientos y los acabados superficiales.

Entre 1968 y 1973 se realizaron importantes obras de ampliación del edificio, debajo de la Avenida 9 de Julio, que conformaron 4 subsuelos, a 12 metros de profundidad. Con esta intervención se incorporaron 21 mil metros cuadrados más y le permitió al teatro continuar en un sitio de privilegio dentro de la lírica internacional.Las tareas estuvieron a cargo del arquitecto Mario Roberto Álvarez y tenían como objetivo: la refacción y el reequipamiento de la sala, del escenario y de los camarines, así como la ampliación de talleres anexos, de salas de ensayos, confiterías y depósitos.

Desde esta perspectiva, Tamburini, Meano y Dormal se constituyeron en artífices de una obra en la que puede entreleerse separadamente el aporte de cada uno, concebida a partir de los principios técnicos y estéticos europeos, y si bien respondió en términos generales a los criterios artísticos de la época, ha logrado atesorar la refinada atemporalidad de los clásicos.