Hace un tiempo nuestros dirigentes políticos nos grafican nuestro estado de situación macro y socio-económica apelando a metáforas, en particular identificando nuestra crítica situación a la de un organismo que está enfermo, tan enfermo que se encontraría en terapia intensiva a punto de morir. Cuando alguien se encuentra en este estado crítico queremos que se salve, y queremos que no sufra en el intento.
Pero nos cuentan también nuestros dirigentes, que sufrir es inevitable. Y cuando uno se resigna al sufrimiento, también se pregunta por cuánto tiempo durará este pesar, y aquí la respuesta nuevamente es muy desalentadora, deberemos sufrir esta agonía por un tiempo prolongado. Es en estos momentos donde muchos empezamos a preguntarnos si podremos con tanto: terapia intensiva, sufrir, mucho tiempo, es demasiado, y empezamos a preguntarnos también si muchos no “moriremos” (con y sin comillas) en el intento.
Sin comillas porque sin una vivienda donde protegerse de las diversas vicisitudes, sin los servicios básicos como electricidad, gas o cloacas, sin la adecuada alimentación, sin medicamentos o tratamientos médicos que cada día son más costosos, cantidad de personas pueden enfermarse y morir (ya viene pasando y si esto empeora, pasará más).
Con comillas, porque muchos tal vez no moriremos literalmente, pero padeceremos hasta lo inimaginable mientras se logra la esperada estabilización para luego ingresar en un camino de recuperación, como proclama que avanzará La Libertad Avanza.
El nuevo presidente, Javier Milei, no puede tener culpas sobre lo que hoy estamos padeciendo, porque él, tal vez el único de todos los que se presentaron en las últimas elecciones, nunca antes gestionó en política. Sí fue legislador durante dos años y trabajó muy poco, lo cual está mal, pero puede haber impactado superficialmente en nuestro estado de situación.
Por eso, anteriores administraciones, y principalmente la última gestión de los Fernández- Fernández con Massa como ministro de Economía, tienen la enorme responsabilidad de lo que hoy estamos padeciendo y lo que padeceremos aun con mayor pesar.
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Nuevamente apelando a la metáfora, cuando nos dicen que un grupo de médicos que atendieron al paciente con anterioridad, son los culpables del estado de tamaña gravedad, podemos enojarnos e indignarnos con estos médicos. Podemos incluso denunciarlos ante la justicia, pero no podremos evitar que el paciente se encuentre en ese estado crítico, y tampoco que aún vaya a padecer mucho más. Este paciente impaciente y abatido somos, en la concreta realidad, muchísimos ciudadanos que habitan suelo argentino.
Los argentinos nos encontramos sufriendo un contexto, que para algunos dirigentes políticos que hoy nos gobiernan ya se trata casi de una hiperinflación. Y el presidente en funciones nos comunicó que sufriremos de este pesar al menos dos años más.
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Javier Milei y su novata fuerza, puede y debe elegir cómo gobernarnos de ahora en más, mientras necesita del apoyo institucional del resto de las fuerzas políticas, porque cuenta con tan solo 38 diputados nacionales de un total de 257 (y se necesita el voto positivo de 129 diputados para lograr quorum en la Cámara Baja) y con tan solo 7 senadores nacionales de un total de 72 (y se necesita el voto positivo de 37 senadores para lograr quorum en la Cámara Alta).
Y La Libertad Avanza no cuenta con ningún gobernador propio de un total de 24 gobernaciones provinciales.
El pragmatismo de Milei parece haber sorprendido a muchos, porque desde que se erigió como presidente en funciones, el diálogo y negociaciones con otros espacios políticos prolifera con prisa y sin pausa. Y en este proceso de conciliación, también debe percatarse de lograr acuerdos y alianzas con vastos sectores políticos y sociales, al mismo tiempo que descartar la incorporación a su equipo, de “médicos” que nos llevaron a la agonía que hoy padecemos.
Siguiendo el razonamiento lógico de los que quieren el cambio, hay que recordar que el staff de los años ´90 nos llevó al 2001 y el 2001 nos llevó al kirchnerismo y el kirchnerismo nos llevó hasta acá.
Por todo esto, los desafíos de este nuevo gobierno son gigantes. Y la tensión y la tristeza de cantidad de argentinos preocupa y lastima, mucho.
