OPINIóN
Leyenda

Un Gólem en la Casa Rosada

Creada en el siglo XVI por el rabino Loew, en Praga, para salvar a la comunidad judía, hoy el relato es un atractivo turístico. Los argentinos también intentamos varias veces solucionar nuestros problemas construyendo un gólem, luego descartado por otros.

Leyenda del Golem
Leyenda del Golem | Cedoc Perfil

El gólem, perteneciente a una leyenda judía, consiste en una figura humanoide de barro que cobra vida gracias a la orden de su creador. Según la leyenda, el gólem fue creado en el siglo XVI en Praga por el rabino Loew para salvar a la comunidad judía. Como es una leyenda hay varias versiones de las razones por las cuales fue creado y cómo era la relación entre el rabino y el gólem.

La mitología cuenta que el rabino le insertaba en la boca al gólem una tablita de madera con las órdenes de lo que debía hacer. Sin embargo, el gólem -creado con las mejores intenciones- un día se rebeló y en vez de proteger y colaborar, intentó destruir todo. Finalmente, el rabino terminó “matando” al gólem y hoy es una leyenda que atrae a turistas en Praga.

En Argentina varias veces hemos recurrido a construir gólems. Mejor dicho: cada sector de la sociedad argentina en algún momento construyó un gólem. Luego de crearlo, a veces lo dio por muerto y lo abandonó, otras veces intentó resucitarlo. La creación incesante de ellos se debe a la imposibilidad que tiene Argentina de incursionar sus problemas dentro de reglas lo más imparciales posibles, es decir, dentro de una democracia-liberal-republicana.

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Es muy común observar los problemas de la sociedad argentina como una inestable convivencia entre al menos dos proyectos, dos paquetes, que se ven como irreconciliables y que consideran que el fin de uno se alcanza si el otro es subordinado o, en el peor de los casos, aniquilado.

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Este enfoque, que tiene un gran respaldo empírico, a veces intentó ser superado por otras corrientes. También intentó ser superado por medio de proyectos políticos. Estos últimos tenían la intención de “administrar” esa tambaleante convivencia, pero fracasaron, ya sea porque partieron de supuestos teóricos errados o porque en la práctica no pudieron salir de la trampa y terminaron “favoreciendo” a alguno de los paquetes en pugna.

Un gólem en la Rosada

Estos proyectos, con una ambición voluntarista acérrima y hasta insoportable, obviamente construyeron sus “pueblo(s)” y, en efecto, sus gólems. Cuando el gólem se transforma en un problema mayor, es decir, cuando toma conciencia de su existencia, se lo intenta reemplazar por otro gólem. Esto sucedió en las últimas dos décadas: en el 2001 se buscó un gólem que atienda los problemas ocasionados por la crisis económica que comenzó a rugir en 1998 y que transformó la sociedad argentina. Se lo encontró en 2003.

Esos problemas que no logró solucionar el gólem (o los gólems) del 2003-2015, y los nuevos problemas que creó, sembraron la idea de buscar otro que lo destruya. En efecto, este gólem nuevo abrió los ojos unos años antes al 2021 y el 10 de diciembre de 2023 se dirigió en contramano hacia la Rosada. (¿Será que quienes le pusieron la tablita de madera en la boca le ordenaron que vaya en contramano o de entrada fue una desobediencia del gólem?).

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En las últimas semanas, en los “formadores” de opinión pública se pudo observar cierto disgusto por las acciones del gólem: los efectos en la microeconomía, la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema, el destrato hacia periodistas, entre otras. Obviamente el gólem no reaccionó de la mejor manera.

Debo recalcar que no podemos culpar de la existencia del gólem a sí mismo -por ello la analogía-. Alguien lo creó y no hago referencia a un pequeño de malos que conspiraron. No tengo dudas de que este gólem sea sustituido por otro, ya sea porque las “víctimas” del mismo logran construir uno nuevo o resucitar uno viejo, o porque los creadores mismos se arrepienten y buscan otro que lo reemplace. 

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No estoy hablando de conspiraciones o sediciones porque -lamentablemente- esta lógica (autodestructiva y para nada republicana) logró insertarse en las instituciones. En otras palabras, si la sociedad argentina ha logrado un consenso es sobre esto: en crear gólems para solucionar conflictos.

Algunos, publicistas y defensores de los gólems, argumentarán que la democracia-liberal no es suficiente para solucionar los problemas de Argentina. En todo caso, argumenten cuándo existió dicha cosa en nuestro país. Sin embargo, un conjunto de reglas e instituciones, o un modelo político no es una cosa estática, sino que va reconfigurándose con el paso del tiempo.

Argentina es uno de los países en donde la mayoría de los habitantes quiere migrar, ya sea porque se hartaron de los gólems o porque sus expectativas de crear uno se frustraron. Sin embargo, son pocos los habitantes que se van -esto no quiere decir que no aumente- y las razones son las mismas que las anteriores: porque confían en que algún día los gólems dejarán de existir (no se hartaron) o porque las expectativas de crear uno aún no se frustraron.