Que esta fue una elección disruptiva, es una verdad de perogrullo. No solo por el contexto de lo que es una pandemia transitada y aún latente. Quizá fuese una causa o una consecuencia de la imagen que nos queda de esta elección, que transcurrió en un terreno comunicacional que fue evidenciado por un enfrentamiento discursivo, por momentos muy hostil y hasta violento.
Generalmente, la oposición cuando este es su rol, diseña una campaña basada en propuestas con sentido concreto de corrección de aquello que se percibe como errático o equívoco. Es decir proposiciones de soluciones concretas a los problemas que aquejan a la población. Pero no sucedió esto, las frases intangibles como mero deseo son vacías, y cuando no hay argumentación de aquel vacío se recurre a la violencia oral. Esta elección pues, es un espejo de la paradoja social y cultural que atraviesa nuestra sociedad, donde lo que se avizora es el tambaleo de prioridades en un país con una identidad dividida.
Esta elección es un espejo de la paradoja social y cultural que atraviesa nuestra sociedad
Los resultados de la elección eran inciertos. Y como todo pasa en las urnas, y la herramienta más importante de la democracia que es el voto, el Frente de Todos logró la oportunidad, logró legitimar este tiempo excepcional de pandemia, porque la escucha existió, y el rumbo del gobierno entendió que la Provincia de Buenos Aires tenía que reorganizarse porque había una demanda fuerte: el trabajo. Y los millones que votaron al Frente de Todos le dieron la mano al Presidente, para esta nueva tarea que es como dijeron “la unidad en la diversidad”.
Como corolario de esta elección debemos leer dos cosas, primero que los resultados de las PASO a los de las elecciones generales puede cambiar, y es un gran esfuerzo del oficialismo haber acortado esa brecha, y ese segundo punto, es importante porque demuestra que la ciudadanía, escucha, elige.
Los gobiernos peronistas (salvo excepciones) se han caracterizado por la defensa de derechos
Queda a las claras que por un lado, la política sanitaria y las vacunas, fueron valoradas, y esa etapa no fue fútil, en contra de lo que a veces los medios transmiten. Los medios tienen agenda, pero ojo, la sociedad también la tiene, a la ciudadanía le habló el Presidente cuando rindió homenaje a quienes nos han dejado, esto significa que se entiende lo que la pandemia dejó. Es, al menos inteligente, transmitir el discurso de una “nueva etapa”, que suena a refundacional, que le da un sentido de haber transcurrido lo que se necesitaba resolver urgente, pero que se entendió y se escuchó una autocrítica respecto a un reconocimiento de la recesión económica, y que de ello, se tomó nota. Y es Ya. Queremos analizar ciertas frases que forman parte del terreno comunicacional, simplemente porque forman parte de un sentido social y colectivo que nos identifican como sociedad, o al menos, a una parte.
Los gobiernos peronistas (salvo excepciones) se han caracterizado por la defensa de derechos. Este gobierno no hizo la excepción en su expresión de deseo “tenemos derecho a la esperanza” dijo el Presidente, y con esto dice mucho. Porque la esperanza tiene un significado diferente, de lo social a lo económico, desde la inclusión hasta la educación. En un campo netamente refundacional económico se habló del desarrollo, aquel que tiene que ser para todos y todas; al igual que la recuperación con trabajo y salario digno. Pero encontramos algo que nos identifica en su discurso: somos resilientes. El formato vendrá en acuerdos y consensos, pero la mención de ser una “tierra de oportunidades” nos remonta a las raíces, nos remonta a nuestra identidad argentina, con sus sueños, con sus realidades. Un punto y algo más de referencia nos grafica que aún hay esperanza, y credibilidad en una nueva etapa que tiene como epicentro, la economía argentina.