Mientras Trump se subía con desgano al helicóptero que lo sacaría por última vez de la Casa Blanca, sus números de aprobación, que nunca fueron buenos, eran los peores en los cuatro años de su presidencia. Empezó su mandato con una aprobación del 44% y la terminó con solamente el 29%, la gestión peor evaluada en la historia de los Estados Unidos, peor inclusive que la de Richard Nixon. Cabe destacar, solamente por el gusto anecdótico, que Jimmy Carter terminó con una imagen aún peor, pero el promedio de su presidencia fue mucho más alta que la del Presidente saliente.
Esta polarización de la sociedad americana, que era anterior a Trump pero que fue fuertemente fogueada por este, se presenta como uno de los principales desafíos de la nueva presidencia de Biden. Aunque Trump haya terminado su mandato con números bajos, aún en el partido republicano en el que terminó con una aprobación del 60%, su base y su mensaje resuenan con fortaleza en la sociedad americana. Para prueba de ello, en una encuesta de The Economist, el 39% de los americanos tienen poca o nula confianza en que las últimas elecciones se hayan realizadas de forma justa.
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En este contexto, y con una ceremonia muy distinta a las tradicionales, Joseph Biden juró como el Presidente número 46 en la historia de los Estados Unidos. Lo hizo con un discurso que marcó un fuerte contraste con Trump, en el que la palabra que más repitió fue ¨unidad¨. Hizo un discurso corto pero emotivo y con un mensaje claro, la necesidad de unir a los estadounidenses, terminar con las confrontaciones, respetar la constitución y la democracia, gobernar para todos, terminar con la ¨uncivilwar¨ como él la llamó.
Fue un discurso lleno de simbolismos, con más poesía que prosa y con pocas definiciones sobre lo que serán los próximos cuatro años. Llamó la atención el poco lugar que tuvieron la lucha contra el Covid-19 y la creación de empleos en su primer acto como Presidente.
Esta fue una inauguración que quedará en la historia también por lo atípica, por primera vez desde 1869 el presidente saliente no participa de la inauguración de su sucesor, sí lo hizo su vicepresidente Mike Pence, quien junto a la nueva vicepresidente Kamala Harris hicieron el tradicional saludo y despedida desde las escaleras del capitolio. Por otro lado, usualmente los nuevos mandatarios pasan su primer día en reuniones sociales, con los invitados internacionales, los miembros del Congreso y terminan su día en una serie de bailes organizados por las organizaciones más importantes de Washington en la que el nuevo gobernante baila el vals con la Primera Dama.
Doce militares fueron excluidos de la jura de Joe Biden por sospechas de ataque
Este no fue el caso de Biden, que a raíz de las restricciones como consecuencia de la pandemia, no pudo seguir con estas tradiciones y se dirigió directamente desde el Capitolio a la Casa Blanca a firmar una serie de 17 decretos presidenciales entre los que estaban: hacer obligatorio el uso de barbijo en edificios federales, paralizar la construcción del muro con México, volver al acuerdo de París, detener la salida de USA de la OMS, y una serie de ayudas económicas para la población. Al mismo tiempo, las cuentas oficiales de la Casa Blanca lanzaron un spot publicitario en el que se plantearon los cuatro principales objetivos de la administración Biden: el control del Covid-19, enfrentar el calentamiento global, la lucha contra la injusticia racial, y reconstruir la clase media.
Joe Biden comienza así una gestión llena de desafíos, con una país dividido, una pandemia que ya lleva 400.000 muertos, y una profunda crisis económica. Pero también cuenta con potenciales oportunidades, como el positivo contraste con su antecesor, la mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso, y gobernar en un año donde ya existe vacuna contra el Covid cuya aplicación llevará a una reactivación económica.
Joe Biden y las dificultades de lanzar una agenda efectiva en una nación tan polarizada
Reconstruir, unir, sanar y la posibilidad de un nuevo comienzo, son las estructuras emotivas del discurso de Biden para su gestión como Presidente de los Estados Unidos. En un mundo donde la grieta es cada vez más grande y más profunda ¿lo logrará?