Berta André, la novia de Ricardo Barreda, acudió esta mañana a la Cámara Penal de La Plata para ratificar su ofrecimiento de albergar al odontólogo en su hogar -ubicado en la calle Vidal al 3200, en el barrio porteño de Belgrano- si le conceden la prisión domiciliaria. Aseguró también que podrá mantenerlo con su jubilación, según confirmaron hoy fuentes judiciales.
La mujer de 71 años dio además otro posible domicilio para mudar a Barreda, cuya ubicación no trascendió a la prensa en los tribunales. El dentista tiene derecho al beneficio de prisión domiciliaria, otorgado por el Tribunal de Casación bonaerense al cumplir con el requisito legal de ser mayor de 70 años. Ahora depende de que la Cámara convalide el lugar adonde irá a parar.
Sin embargo, el fiscal General de Casación, Carlos Altuve, reclamó que no se lo deje salir, al argumentar que la prisión domiciliaria es para los procesados, no para los penados como Barreda, y advirtió que el tribunal no había consultado la opinión al Ministerio Público en este caso. Su impugnación ahora deberá ser remitida a la Suprema Corte bonaerense.
Con este beneficio "se viola el principio de igualdad" porque "hay personas en la misma situación y no están en prisión domiciliaria", opinó en coincidencia el juez Eduardo Carlos Hortel, quien presidió el tribunal que en 1995 condenó al odontólogo a prisión perpetua por los asesinatos de su esposa, su suegra y sus hijas.
Barreda y el defensor propusieron el viernes a los jueces de la Cámara "varios" lugares -en Capital Federal y Gran Buenos Aires- a los que el dentista podría ir a vivir, confiaron fuentes judiciales a DyN. Habrá que esperar los informes ambientales sobre cada uno de esos sitios para que los jueces elijan el apropiado. También falta el informe psicológico que emitió el Servicio Penitenciario Bonaerense, aunque las fuentes confiaban en que daría positivo.
El caso. El 15 de noviembre de 1992, en su casa del centro de La Plata, Barreda mató a escopetazos a su esposa Gladys Mac Donald, de 57 años; su suegra, Elena Arreche, de 86, y sus dos hijas, Adriana, de 24, y Cecilia, de 26. Al principio intentó hacerlo pasar como un robo, pero las pruebas lo comprometieron y confesó el múltiple homicidio días después.
Desde entonces está en prisión y en 1995 la Justicia lo condenó a reclusión perpetua, aunque uno de los miembros del tribunal -María Clelia Rosenstock- lo consideró inimputable y votó en disidencia. "Lo volvería a hacer porque vivía en un infierno y me tenían loco", dijo Barreda ya en prisión, donde su conducta "ha sido excelente", según el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Fuente: DyN.