POLICIA
A CINCO AOS DEL CRIMEN

Carrascosa reiteró que odia a Molina Pico

El viudo de García Belsunce dijo que el anterior fiscal hizo "estragos a nivel emocional" a los implicados en el caso, mientras que se mostró confiado en el nuevo fiscal, Gonzalo Aquino.

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Al cumplirse cinco años del crimen de María Marta García Belsunce, su viudo y único condenado en el caso, Carlos Carrascosa, insistió con la teoría familiar de que la víctima llegó a la casa cuando estaban robando y allí fue asesinada. Aseguró que tiene "mucha confianza" en Gonzalo Aquino, el nuevo fiscal que está a cargo de la causa, al tiempo que admitió que siente "odio" por el anterior fiscal Diego Molina Pico.

"Mi objetivo, por lo que me queda de vida, es saber quién la mató. Es una ilusión que tengo que me permite seguir adelante. Será cuestión de tiempo y de esperanza; desde ya que al estar cada vez más lejos (en el tiempo), cada vez se va perdiendo más la posibilidad de que sea (así). Pero la esperanza es lo último que se pierde", dijo.

Carrascosa aclaró que como no se le permite ser querellante no puede saber en qué pasos se avanzó en la investigación, pero aseguró que tiene "mucha fe" en Gonzalo Aquino porque -aseguró- le pareció "muy serio".

"Me parece que ha tomado el caso con absoluta responsabilidad. Lo vi una vez porque lo primero que hizo fue ir a mi casa y ver el lugar del hecho. Como siempre, yo mostré todo y conté todos los detalles me pareció una persona muy prolija, responsable y creo y tengo fe en el fiscal", aseguró.

Carrascosa no quiso opinar sobre por qué el tribunal oral que lo juzgó no creyó en sus palabras de inocencia y lo terminó condenando como encubridor del asesino.

"No lo sé, no quiero abrir juicio sobre los jueces, ellos entendieron eso, no es así.... Yo siempre dije la verdad, en todos los momentos. No me creyeron y punto", dijo el viudo en diálogo con radio La Red, apenas dos días antes de cumplirse un lustro del crimen de su esposa.

Más verborrágico que otras veces, Carrascosa ratificó que odia al fiscal Diego Molina Pico, quien llevó adelante la investigación y el juicio oral e insistió en acusarlo a él y varios familiares del María Marta del crimen.

"Debe ser la única persona que odio en el mundo. Nunca nos creyó y nos hizo la vida imposible a todos. Hizo estragos a nivel emocional dentro de todos los que estamos en esta historia. Si Molina Pico hubiera hecho lo que debía, no estaríamos acá", aseveró.

En ese sentido, por primera vez Carrascosa apuntó a la presencia del fiscal en el velatorio, visitando la escena del crimen, y cuando le preguntaron qué tendría que haber hecho, el viudo respondió: " Tendría que haber cerrado el velorio y hacer la autopsia" en ese momento.

Carrascosa siempre eligió el silencio durante estos años de investigación; en julio pasado, tras seis meses de juicio, el TOC 6 de San Isidro lo condenó a cinco años y medio de prisión y lo detuvo, pero 35 días después quedó en libertad por orden del Tribunal de Casación Penal porque la sentencia no está firme.

En ese momento, el viudo dio algunas entrevistas, pero por primera vez, avanzó en los indicios que lo hacen creer cómo fue el crimen de María Marta.

"Estoy seguro que a mi casa entraron a robar. Que fue una banda, ya se verá si de custodios, de gente de afuera... Mi mujer llegó en bicicleta y no la escucharon", aseveró.

Incluso, puso sobre la mesa un dato sobre a bicicleta que no había trascendido: "Justo el día anterior había ido a arreglarla después de un año de tenerla sin usar".

Así, dijo, "no la escucharon. O se violentaron con ella o María Marta conocía a algunos de los que estaban ahí... Si yo supiera quién fue, ya estaría preso el homicida. No me pidan teorías porque no quiero acusar a nadie", aseguró.

Cuando le preguntaron puntualmente por Nicolás Pachelo, el hombre que vivía en el country al que María Marta había vinculado con el secuestro de su perro y que fue sospechado por la familia de la víctima, el viudo sólo respondió: " Es un vecino que tuvo robos, punto".

Carrascosa recordó su paso por la prisión y aseguró que la semana pasada se les rompió el televisor que le dejó a su compañero de celda, un mendocino que se convirtió en su amigo, y por eso lo mandó a buscar, lo reparó y se lo llevó de vuelta.

"Uno cuando entra, de la noche a la mañana, convive con un montón de gente y no sabe cuándo se va a ir. Es como cuando uno entra en el salvavidas, está en un medio que no es el de uno, y se crea algo que hay que vivirlo para entenderlo", añadió.

Fuente: DyN