Jorge Néstor Mangeri, el portero de Ravignani 2360, fue procesado este miércoles como presunto asesino de la joven Ángeles Rawson y podría terminar con una prisión perpetua.
Para el juez Javier Ríos, los restos de material genético de Mangeri encontrados en tres de las uñas de Ángeles son la prueba clave para procesar a Mangeri por homicio agravado con alevosía. Según su fallo, el portero quedó acusado de haberla atado de pies, manos y muslos, colocarle una bolsa verde en la cabeza, atarle varias sogas alrededor del cuello y meterla en una bolsa de color negro para introducirla, aún viva, en la cadena de tratamiento de residuos de la CEAMSE.
Tal es así que en el primer párrafo, Ríos destacó la aparición de ADN de Mangeri en los dedos "índice, anular y mayor de la víctima".
Contradicciones y autoincriminación. El viernes 14 de junio, después de faltar a declarar en dos ocasiones de manera injustificada, Jorge Manegeri se presentó en la fiscalía como testigo. El encargado salió de ese mismo lugar el sábado 15, esposado y ya como imputado luego de contradecirse en sus testimonios.
Por un lado, Mangeri aseguró que en la tarde del lunes 10 de junio, día del crimen, tomó mate con su mujer en su departamento del octavo piso. Pero luego dijo que su mujer no estuvo en el edificio ese día ya que se encontraba refaccionando parte del departamento. Por tal motivo, ante las insistentes preguntas, respondió "fui yo, el de Ravignani 2360 fui yo; mi mujer no tiene nada que ver".
Las piezas del rompecabezas. Hay distintos elementos que, de forma aislada, no incriminan de manera directa a Mangeri pero a partir del hallazgo de su ADN le portan elementos a la reconstrucción del asesinato, según sostuvo el juez Ríos.
Al allanar su departamento, el personal policial encontró bolsas del supermercado Día, similares a las que usó el asesino para cubrir la cabeza de la adolescente. Se halló el ADN de Mangeri en la mano derecha de la víctima y el portero presentó rasguños en la parte izquierda de su rostro, lo que se correspondería con un forcejeo frontal.
Las cámaras de seguridad demuestran que Ángeles Rawson ingresó en el edificio pero la mucama confirmó que la menor nunca entró al departamento, lo que compromete a Mangeri ya que frecuenta los espacios comunes en Ravignani 2360. Los vecinos del edificio dijeron que, extrañamente, el día del asesinato Mangeri les pidió que sacaran la basura dos horas antes de lo habitual. Dos mujeres coincidieron en que Mangeri les ofreció dinero "para bajar al sótano". Una de ellas sostuvo que "me ofreció 100 pesos".
Sin coartada. La defensa recomendó al portero no declarar en calidad de imputado. De esa manera, Mangeri hizo evidente la ausencia de una coartada con la cual sostener su inocencia y se encaminó a un procesamiento con prisión preventiva.
Las dudas. Los motivos que habrían llevado a Jorge Mangeri a causarle la muerte a Ángeles Rawson componen la mayor intriga del caso. Según confirmó la autopsia, la adolescente no fue abusada sexualmente, lo que descarta las primeras hipótesis que manejó la fiscalía sobre el móvil del homicidio.
Aún no hay certezas sobre la escena del crimen. El juez dejó en claro que el asesinato se cometió adentro del edificio. Pudo ser en el sótano o en la terraza, aunque se esperan nuevos resultados de estudios practicados sobre objetos que recogieron en el edificio de Mangeri que el 10 de junio estaba vacío.
¿Actuó sólo? La defensa del portero buscará la nulidad en pruebas clave que permitan reducir la pena de homicidio agravado por alevosía, cuya figura podría ameritar el máximo castigo: prisión perpetua. En distintas ocasiones, los letrados defensores buscaron sembrar la duda de una posible coautoría del homicidio aunque, para el juez, no hay elementos que den lugar a esas especulaciones.