El cuerpo de Xuexiang Zheng presentaba al menos quince impactos de bala. Lo encontraron en la cocina de un tradicional restaurante chino del barrio porteño de Recoleta. Tenía 34 años y llevaba, en uno de sus bolsillos, 23 mil pesos en efectivo.
La pista más fuerte de los investigadores apunta a una discusión en medio de una partida de cartas porque en el subsuelo del local gastronómico funcionaba una mesa de juego clandestina. Sin embargo, no descartan un móvil por robo o una venganza.
La víctima no trabajaba en el restaurante ni vivía en el edificio de arriba: tiene domicilio en Villa Ortúzar, cerca del cementerio de la Chacarita. Según el registro informático de datos Nosis, Zheng figura como empleado del supermercado King, cuyos dueños son de la comunidad y serían familiares.
Los primeros indicios recolectados indican que la discusión habría comenzado en el subsuelo del local. De hecho, los peritos que trabajaron en la escena encontraron rastros de impactos de bala en la mesa de juegos.
Los voceros señalaron que Zheng estaba muerto cuando arribaron los primeros agentes de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, pertenecientes a la Comisaría Vecinal 2B. Eran las 20.30 de este lunes.
El crimen ocurrió en el restaurante Aroma China, ubicado en la calle Paraguay al 2700, justo enfrente a la plaza Monseñor Miguel de Andrea. En la cocina levantaron once vainas servidas, más cuatro proyectiles y cinco fragmentos de bala.
Video | Así mataron al dueño de un supermercado chino
La policía intervino a partir del llamado de un hombre que escuchó los disparos y vio cuando al menos dos personas, con rasgos asiáticos, salían del lugar y entraban a un edificio lindero.
A raíz del hallazgo del cuerpo, la jueza Mónica Berdión de Crudo, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Nº 47, ordenó detener a tres hombres cuando intentaron abandonar el lugar. En poder de uno de ellos secuestraron un revólver calibre 22 y una caja con nueve cartuchos.
De acuerdo a las fuentes, los sospechosos son todos de origen chino y presuntamente vinculados con el restaurante que, vale aclarar, permanecía cerrado desde que el gobierno decretó el aislamiento social y obligatorio, en marzo pasado.
Como primera medida, los investigadores del caso ordenaron someterlos a una prueba de dermotest, que sirve para detectar restos de plomo, bario y antimonio, tres componentes del material utilizado en los proyectiles, aunque según expertos no es una prueba categórica.