La Justicia condenó hoy a 10 años de prisión efectiva al policía bonaerense Diego Torales por apremios y torturas al adolescente Luciano Nahuel Arruga, cuatro meses antes de su desaparición, en 2009. Torales participó en la detención de Arruga en Lomas del Mirador cuando al menor de edad lo acusaron de robar teléfonos celulares.
Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 3 de La Matanza, por unanimidad, encontraron culpable al exuniformado por ser responsable de "tormentos físicos agravantes" contra el joven de 16 años en la cocina del entonces destacamento policial de la localidad bonaerense de Lomas del Mirador. Asimismo, se determinó que Torales además de las torturas, aplicó "sometimientos psicológicos" contra el adolescente.
La Fiscalía y la querella habían pedido que Torales fuese condenado a 16 años de prisión, mientras que la defensa planteó la absolución, consignó la agencia DyN.
Según la causa, a Luciano lo "levantaron" en Bolívar y Perú por la figura conocida como "averiguación de antecedentes" y lo tuvieron varias horas demorado pese a que el lugar no estaba habilitado para detenciones.
La acusación dijo que Arruga fue "brutalmente torturado durante diez horas en la cocina del entonces destacamento de Lomas del Mirador", cuando incluso su madre y su hermana escucharon cómo rogaba que lo sacaran de allí porque lo estaban golpeando.
Cuando el chico fue liberado -después de que la madre volviera con su partida de nacimiento porque no tenía DNI-, el joven imputó a Torales diciendo: "Vos me pegaste mientras dos me sostenían", según afirmaron los acusadores.
En el juicio oral se escuchó la declaración de la madre y de la hermana de Arruga, médicos que revisaron al joven y también la madre del policía acusado y otros dos agentes que estuvieron en la seccional mientras el chico estuvo retenido.
La acusación sostiene que desde aquel momento Arruga vivía con miedo de que volvieran a detenerlo y plantearon que el chico se había resistido a robar para la policía.
Final. El 31 de enero de 2009, Arruga fue visto por última vez al salir de su casa. Desde el comienzo, su familia estuvo convencida de que había sido secuestrado y asesinado por la policía.
Con un recurso de hábeas corpus la Justicia descubrió en octubre último que Luciano había muerto la misma madrugada de su desaparición como consecuencia de un accidente automovilístico.
Cinco años después, su cadáver fue encontrado en el Cementerio de la Chacarita, donde había sido enterrado como NN. Según sostienen los peritajes oficiales, el adolescente murió atropellado por un automóvil cuando cruzó corriendo una autopista, al parecer en un intento por escapar de alguien no identificado.