La Justicia de San Isidro condenó a la pena de prisión perpetua a Rosalía Paniagua, la empleada doméstica acusada de asesinar a su jefe, el empresario Roberto Wolfenson, en su casa del country La Delfina, en el partido bonaerense de Pilar. Durante una de las audiencias del juicio, que comenzó el pasado 3 de noviembre, la imputada se quebró y confesó el crimen.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de San Isidro, conformado por Esteban Andrejin, Osvaldo Rossi y Victoria Santamaría Guglielmetti encontró culpable a Paniagua de “robo calificado por el uso de arma en forma impropia en concurso real con homicidio criminis causa”, por el hecho ocurrido el 2 de febrero de 2024, cuando estaba en la casa del empresario de 71 años realizando una suplencia.
La empleada doméstica confesó haber asesinado a Roberto Wolfenson: "Se me fue de las manos"
La empleada recibió la pena máxima, la misma que había sido solicitada por la fiscal del caso, Laura Capra. Según su acusación, la mujer quiso robar dinero y objetos de valor de la propiedad de los Wolfenson en su último día trabajando en ese lugar, ya que solo estaba haciendo un reemplazo por 30 días. En ese momento, la víctima la descubrió y se dio una pelea en el que la acusada utilizó un lazo para ahorcarlo.
“Se me fue todo de las manos", expresó la mujer durante la quinta audiencia del debate. En esa jornada, explicó que su jefe la había amenazado con denunciarla, por lo que le dio un cabezazo, lo tiró al suelo, lo golpeó en el pecho y, finalmente, lo asfixió usando un colgante.

En su declaración, buscó justificar el robo del celular del también ingeniero alegando que su esposa -que en ese momento estaba regresando de sus vacaciones junto a su hija- se lo había solicitado “para ver en qué andaba”, lo cual fue descartado. Esta estrategia se basó en el reconocimiento de su responsabilidad en el homicidio, pero en la intención de librarse de los agravantes, según indicaron las fuentes.
“El señor me descubrió agarrando el celular y empezó la pelea, la discusión. Me empezó a decir cosas malas: que era una desgraciada, una paraguaya ladrona y que iba a llamar a la policía. Me agarró de los pelos. No quise lastimar al señor. Todo se me nubló cuando me dijo ‘la con... de tu madre’, y se me fue de las manos”, sostuvo Panigua durante su comparecencia.
Sin embargo, una cámara de seguridad la captó llevándose varios objetos de valor que pertenecían al hombre, como un parlante bluetooth y un candelabro Menorah. Un video de vigilancia de la estación del tren también la muestra manipulando el teléfono de Wolfenson y guardándolo en su mochila.

Inicialmente, la imputada había dejado trascender la versión de que en realidad un presunto amante del empresario había sido el autor del crimen y quien le había dado los objetos y el dinero para "pagar por su silencio". Pero esta persona jamás había sido identificada y una perito criminalística determinó que en la escena del hecho “no existieron indicios de la participación de una tercera persona, además del Sr. Wolfenson y la Sra. Paniagua”.
El crimen del ingeniero en un country de Pilar
El cuerpo de Wolfenson fue hallado tendido en una habitación de su hogar el 23 de febrero de 2024, cuando su profesor de piano llegó a al lugar para darle clases. Como no le respondía los mensajes, y tampoco atendía al timbre, llamó a la Policía. Al ingresar a la vivienda vieron el cadáver con hematomas en manos y brazos, heridas cortas en toda la cara y otro corte en la cervical. Además, llevaba la misma ropa deportiva con la que había salido a correr el día anterior.
Esos indicios señalaron que había intentado defenderse ante el ataque, pero su muerte no estuvo clara desde el inicio. Gracias a la labor de una oficial de la comisaría de Pilar se dio intervención al fiscal Andrés Quintana, que ordenó que se realizara la autopsia. El informe forense comprobó el homicidio, ya que la causa de su deceso fue "estrangulamiento por lazo".
Mientras se desarrollaba la causa por homicidio contra Paniagua, comenzó una paralela contra el médico legista Marcelo Rodriguez y un colega de la empresa privada de emergencias, quienes habían concluido que Wolfenson había fallecido por un ataque cardíaco. Este error llevó inicialmente a que la escena no fuera debidamente preservada.
FP/LT