La acostumbrada tranquilidad del barrio Parque Johnston, del partido de Hurlingham, se está viendo trastocada en los últimos días debido a la desaparición de Candela Sol Rodríguez, de 11 años. Los habitantes de la zona viven como si fuera propia la angustia de la madre de Candela, los helicópteros de la Policía Bonaerense no dejan de sobrevolarlos y su calle se encuentra prácticamente tomada por los medios de comunicación.
La intersección de las calles Bustamante y Coraceros, a sólo veinte metros de la casa de Candela, es el punto donde se habría perdido el rastro de la niña. La zona destaca por la tranquilidad, en una localidad donde los hechos de violencia o delincuencia existen no pasan a mayores.
A las 15.30 del lunes, Candela salió de su casa para ir a una reunión con su grupo de Scouts, pasó por una rotisería ubicada en la esquina y no se supo más nada de ella. Los dos comercios de la esquina de Coraceros y Bustamante estaban cerrados la tarde del lunes. La única pista certera aportada a la policía fue el testimonio de una vecina que vive sobre la calle Bustamante, quien oyó la frenada violenta de un automóvil, pero no pudo ver nada.
Conforme pasan las horas crece la angustia de los familiares de Candela, pero no desisten en la esperanza de encontrarla sana y salva. En las frecuentes marchas que se llevan a cabo desde el martes, se pueden observar a los familiares, amigos, vecinos y maestras y compañeros de Candela en el colegio EGB Nº 28 “Cartero Bruno Ramírez”.
“Queremos a Candela” y “Con los hijos no. Devuelvan a Candela” son las consignas de las pancartas y carteles que cubren la fachada de la casa de la niña, en Coraceros al 2500. Conocidos de la familia reparten folletos con la imagen y la descripción de la nena desaparecida y abrieron cuentas en las redes sociales para contribuir a la búsqueda.
Los almacenes, kioskos, estaciones de tren, paradas de colectivos, postes de luz, y vidrieras de todo tipo de comercios en Hurlingham -tanto en la zona comercial como en la residencial- muestran la imagen en blanco y negro de Candela y apelan a la solidaridad de quienes pudieran ser testigos de algo o de quienes pudieron verla en algún sitio.
El jueves, la policía bonaerense, acompañada de un grupo de perros adiestrados, recorrió en busca de pistas las 900 hectáreas del cercano campo perteneciente al INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) sin obtener resultados.
Entre los vecinos -la mayoría aun consternados- las opiniones son volátiles, pero destacan la reserva con la que la familia -que vive hace 11 años en el barrio- se relaciona con sus vecinos. Algunos lamentan la situación pero reconocen no haber visto ni oído nada extraño en el entorno de la familia; otros confirman la soledad de las calles de la zona -especialmente en un día feriado, como lo fue el lunes- pese a tener tránsito vehicular fluido.
Sobre las circunstancias que habrían conducido a la desaparición de la nena, los vecinos no se animan a expresar su opinión pero deslizan sus sospechas de "venganza" contra el padre de Candela, Alfredo Rodríguez, que se encuentra preso en el complejo Penitenciario de Magdalena cumpliendo condena por formar una banda de "piratas del asfalto".
El jefe de la policía bonaerense, Juan Carlos Paggi, se dirigió el mediodía de hoy, viernes, a la casa de Candela para hablar con la madre de la niña. Tras la conversación, se presentó a los periodistas para confirmar que se "sigue trabajando" en la búsqueda de la niña y que "se han dado respuestas a más de mil llamadas" telefónicas con denuncias y pistas.
"Nuestra intención es seguir trabajando, no queremos perder tiempo. Estamos dando entidad absolutamente a todas las llamadas, aún a aquellas que parecen absurdas", destacó Paggi.
(*) especial para Perfil.com