“Se bancaba todos los golpes del pelotón porque tenía un aguante tremendo, era un pibe más”, asegura a PERFIL Fernando García, amigo y compañero de entrenamiento de Mariana Horowitz, la atleta de 41 años que fue asesinada a tiros el miércoles pasado en Mar del Plata. A ella le decían “la chica de acero” porque había sido una de las pocas mujeres en ganar un Ironman, la más dura de todas las pruebas de atletismo.
Su muerte despertó una enorme conmoción en la ciudad, más aun cuando se supo que el principal sospechoso era su ex pareja, Ariel Ito, un guardavidas de 47 años que desde entonces se encuentra prófugo.
Según fuentes policiales, dos días después del crimen encontraron una carta en la casa de Mar del Plata. La habría escrito Ariel ese mismo miércoles. Allí revelaba que iba a “poner fin a todo esto”.
Según testigos, la atleta y el guardavidas discutieron en la puerta del domicilio de él, ubicado en el barrio Alfar, al sur de Mar del Plata. Mariana había salido temprano de Villa Gesell porque tenía que pasar a buscar a su hijo, quien se encontraba en el domicilio de su padre y principal sospechoso por el asesinato. Al parecer, se habrían peleado porque el chico no estaba. Mariana fue baleada y terminó desvanecida en la vereda, cerca de su camioneta. El guardavidas escapó en ese vehículo, pero a las 15 cuadras lo abandonó y se subió a otro rodado. En el parque quedó un revólver 32, el mismo calibre de las balas encontradas en el cuerpo de la mujer. Desde ese entonces, nada más se supo de él.
Perfiles. Ariel y Mariana se conocieron en el año 2000. Hicieron el curso de guardavidas, practicaron varios deportes y compitieron juntos en distintas pruebas atléticas. Construyeron una casa, se casaron y tuvieron un hijo. “Ariel era el amor de su vida”, afirma un familiar. Sin embargo, todo comenzó a deteriorarse hace un año y medio. “Se empezó a pudrir todo cuando Mariana arrancó a competir más profesionalmente”, indica la misma fuente. Hubo amenazas, denuncias y una orden de restricción (información que en principio fue negada por el fiscal y varios medios).
Entonces Mariana decidió separarse y mudarse a Villa Gesell, donde viven su padre y sus tres hermanos. “Ahí, el tipo terminó de enloquecer. La llamaba y terminaban peleando, a los gritos. Ariel era un enfermo de celos, y ella, una mujer difícil, aunque nada es excusa para matarla”, opina con acierto el familiar de la mujer.
Uno de los episodios más violentos fue aquel en el que Ariel destrozó a martillazos una costosa bicicleta con la que Mariana competía. Fue luego de uno de los viajes que el hombre hacía de Mar del Plata a Villa Gesell, procurando reconquistarla. “No podía aceptar que ella viviera con sus hermanos y su papá. Decía que tenía que ser feliz junto a él”, relata otro vínculo de Mariana. La distancia parecía haberle dado un poco de oxígeno a la pareja, que comenzó a verse a pesar de la orden de restricción. “Aunque ella no nos contaba todo, porque siempre fue medio reservada”, aclara alguien de la familia.