El intendente de la localidad santafecina de Santa Isabel, Juan Lombardi, advirtió hoy que el hombre que asesinó a tres personas para "vengar" la muerte de su hijo, ocurrida dos años atrás, había amenazado con hacer justicia por mano propia pero "nadie se percató de que una cosa así pudiese ocurrir".
Lombardi confió que Pedro Lemos, el autor de la masacre ocurrida anoche, era "un muchacho muy especial, bastante nervioso, que por ahí expresaba este tipo de conducta -de pretender vengar al crimen de su hijo-, pero de llegar a esta masacre...".
"Ahora uno empieza a atar hilos, dicen que venía diciendo (Lemos) que cuando se cumplieran los dos años del asesinato del pibe, iba a tomar venganza por mano propia, y vaya si lo hizo...", expresó esta mañana Lombardi, en contacto con radio Continental.
El funcionario comunal calificó al hecho como "una tragedia inentendible", como "una masacre" y dijo que " todavía nadie se explica por qué Lemos mató a la jueza de Paz".
"Lo que yo no puedo entender, ni nadie de Santa Isabel, es por qué en la lista la incluyó a la jueza de Paz, que sólo realizaba trámites administrativos. En el caso de su hijo actuaron los juzgados de Venado Tuerto", dijo.
Además, comentó que Lemos, quien se suicidó frente a la tumba de su hijo tras matar a la madre del supuesto asesino, a la pareja de ésta, y a la jueza que intervino en la causa, padecía "un cáncer de colón" que lo tenía en una situación "bastante grave", y últimamente se mantenía con "changas" en el poblado.
"Esto es realmente una tragedia. La verdad nadie puede entender que en la mente humana ocurran estas cosas. Estamos muy mal porque esto no es un hecho común, esto es una masacre, es una cosa inentendible", expresó Lombardi.
Lemos primero asesinó a la madre del presunto homicida, Lidia Ester Arista, en Villa Cañás, y a la pareja de ésta, Héctor Fernando Armesto. Luego se dirigió a la farmacia de la jueza de paz de Santa Isabel, Olga Cuminetti de Silvester, de 75 años, y la ultimó. También hirió a Marta Torres, novia del padre del presunto homicida, quien no se encontraba en su domicilio.
Tras este raid, fue al cementerio y, ante la tumba de su hijo, se disparó en el corazón y se mató. Daniel Arangel, de 24 años, había sido condenado a cinco años de prisión por la muerte de Pedro Rafael Lemos, ocurrida el 13 de noviembre de 2005, cuando recibió una perdigonada.
Fuente: DyN y Télam