POLICIA
femicidio y milagro

La conmovedora historia del bebé que sobrevivió al espanto

Mateus estaba en la panza de su mamá cuando su papá la mató a tiros en Brasil. Ya cumplió cuatro años y vive en Argentina con su abuela.

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Salita azul. Mateus, a la salida del jardín, con su abuela Silvia. El nene estuvo grave los primeros meses pero ya no tiene secuelas. | grassi

Mateus sale del jardín con su guardapolvo azul. En su cara se dibuja una enorme sonrisa cuando ve a su abuela. Agarra las galletitas que le llevó y le pide upa. Tiene 4 años. Algunos lo llaman “el milagro de Belo Horizonte”. Nació de 28 semanas de gestación, a las pocas horas de que su mamá recibiera dos tiros en la cabeza. El que le disparó fue el papá del nene.

“A este hombre, al que ni siquiera puedo nombrar, no le gustaban los chicos y no quería a su futuro hijo. Después me enteré de que cuando Valeria quedó embarazada ellos empezaron a andar mal y estaban a punto de separarse. Pero ella no me decía nada”, relata a PERFIL Silvia Vergara, mamá de Valeria Perotti (33).

“El día anterior al crimen tuve la necesidad de llamarla. Ella hacía más de diez años que estaba viviendo en Brasil y ese día me dijo que estaba todo bien, pero ahí me enteré de que pensaba volverse con su otro hijo, de 4 años (de una pareja anterior), y con su panza”, recuerda.

En la mañana del 10 de febrero de 2013, Valeria fue encontrada agonizando tirada en la calle en el barrio Nueva Suiza, en la región oeste de Belo Horizonte. Los vecinos del lugar dijeron haber visto a un “pelado” disparar. Su pareja era calvo y contó una versión poco contundente para la Justicia: habló de un robo. Dijo que lo raptaron delincuentes y que habían sido estos sujetos quienes dispararon contra su pareja embarazada. José Mendes de Jesús estuvo preso cuatro días. Lo liberaron por faltas de pruebas. Hace una semana lo condenaron a 13 años de prisión.

Valeria fue llevada de urgencia al hospital donde le practicaron una cesárea para intentar salvar al bebé. Mateus nació con 1,200 kilo. “Estaba casi muerto, pero mi pequeño guerrero la peleó”, se emociona su abuela.

“Yo pude viajar cuatro días después, el tiempo que nos llevó juntar la plata. Cuando llegué al hospital Mateus era un NN. Valeria no hacía mucho que se había enterado de que era varón y no le había puesto nombre. Y la verdad era que mi cabeza estaba en otra cosa, ni me había dado cuenta hasta que una enfermera me preguntó cómo lo iba a llamar”, recuerda Silvia. Su otro hijo le propuso ponerle Santiago. “Me gustaba, pero no me convencía. Hasta que la enfermera me sugirió que le ponga un nombre bíblico y dijo ‘Mateus’. Me encantó”, rememora Silvia.

Mateus estuvo tres meses y siete días internado.

“Los primeros dos meses fueron caóticos, estuvo al borde de la muerte todo el tiempo. En tres momentos la situación fue crítica y yo corría a la iglesia a rezar”, recuerda Silvia. “Cuando llegué a Brasil –continúa– Mateus no comía y me pidieron que lo levantara en brazos y le diera calor. Así, en mis brazos, empezó a comer”.

El pequeño sufría de hidrocefalia y tuvieron que extraerle el líquido por la columna. “Me decían que podía quedar paralítico”, recuerda Silvia. Pero el pequeño superó todos los pronósticos adversos. Hoy camina, habla y no presenta secuelas físicas. “Cuando le dieron el alta yo no tenía a donde ir y una amiga me abrió las puertas de su casa. Mucha gente me ayudó estando en Brasil, a los que les estoy eternamente agradecida. Hasta la artista plástica Gri Alves hizo un cuadro de Mateus porque lo llamaban el ‘milagro de Belo Horizonte’”, cuenta Silvia.

Cuando el nene cumplió un año viajó con su abuela a la Argentina para radicarse acá. Pero en 2016, Mateus tuvo que atravesar una operación en la cabeza porque tenía líquido. Hace cuatro meses le hicieron una resonancia magnética. “’Está 100% curado”, le dijeron los médicos a Silvia. Ella lo cuenta, junta sus manos y mira al cielo. “Yo sé que Vale estuvo ahí”, asegura.  

“A Mateus siempre le digo que Valeria era su mamá y que yo soy su ‘mamama’. Por su padre no pregunta. Como yo no sé cuánto tiempo voy a estar tengo guardadas fotos, recortes de lo que pasó y un diario que fui escribiendo mientras él estaba internado con todo lo que yo iba pasando”, se entristece Silvia. “Por suerte se parece mucho a Vale: las formas de las manos, el carácter y la misma marca en el brazo”, enumera Silvia mientras se le iluminan los ojos. “Pero Mateus es hiperactivo. No para un segundo. Yo hago lo que puedo: soy abuela no mamá, aunque a veces tenga que actuar como si lo fuera”.

Silvia se prepara para ir a buscar a su nieto al colegio, toma del desayunador una foto de Valeria y la guarda en su cartera. “Me acompaña siempre”, aclara. Tal vez sea una manera de que las dos estén en la puerta del jardín esperando a que Mateus salga para abrazarlo.


El temor a que el padre asesino regrese

Mateus está al cuidado de su abuela materna. Es que su papá mató a su mamá cuando él todavía estaba creciendo en la panza de ella. El pequeño nació en una cesárea de urgencia. “El juez me dio la tutela definitiva de Mateus y el permiso para sacarlo de Brasil y traerlo a Argentina”, cuenta Silvia Vergara, abuela del nene, aunque aclara que convive “con el miedo” de que el padre “me lo quiera sacar a la fuerza”.

El viernes pasado, en Belo Horizonte, un jurado popular encontró a José Antonio Mendes de Jesús (36) culpable del crimen de la argentina María Valeria Perotti cometido el 10 de febrero de 2013 y el intento de aborto de su hijo. El juez lo declaró culpable y lo condenó a 13 años de prisión.

En Argentina los femicidas recuperan la patria potestad después de cumplir su condena. Y los chicos, que generalmente quedan al cuidado de la familia materna, deben serles restituidos. Por eso, en Diputados se está trabajando sobre la Ley de responsabilidad parental que busca revertir esta situación y que pierdan la patria potestad sobre sus hijos tras la sentencia.