La noticia de la muerte del juguetero de Alvarez Thomas y Heredia conmovió al barrio de Colegiales y figuró en las páginas policiales de los diarios más importantes del país. Ningún familiar había hablado, hasta ahora. LIBRE encontró a tres mujeres muy cercanas a Leonardo Fornes (39): esposa, madre y abuela. Entre las tres reconstruyeron la vida del hombre al que dos asaltantes, según testigos, le dieron seis tiros el pasado sábado para robarle 60 pesos.
Con la voz quebrada, Francisca (39) cuenta que su esposo trabajaba en Frávega como supervisor y que juntos habían invertido en el comercio de juguetes para mejorar sus ingresos. Ella administraba la tienda y él la ayudaba en los tiempo libres para que Francisca pudiera estar con Zoe (6), la hija de ambos.
“El padre de Leo se fue cuando tenía cinco años”, recordó Francisca. Desde entonces perdió todo contacto con él. “Para Leonardo, su madre era todo”, confiesa. Pero cuando conoció a la madre de su única hija, Leonardo sumó sueños y desafíos. Quería formar una familia, tener una casa propia y llevar a su hija a Dysneylandia.
Hacía un mes se habían mudado a un dúplex que compraron cerca de la casa de su madre, Susana.
Ya tenía dos proyectos concretados. Había formado una familia y había conseguido un departamento propio. La noche anterior a su muerte, relata Francisca con los ojos brillosos, “Leonardo bañó a su hija y luego se sentó en el sillón del living a ver una película. Se acostó temprano, porque al otro día, sábado, tenía que ir a trabajar a la juguetería”.
Irma, la abuela del comerciante, apenas puede hablar, desconsolada. “Era mi único nieto. Leo estaba lleno de amor y respeto”, sintetiza. La madre de Leonardo parece ser la más fuerte de las tres. Igual que todas, espera que se haga justicia. “Ella trata de estar fuerte para su nieta”, explica Francisca.
Estas tres mujeres y la niña ya no tienen más a Leonardo que por los disparos de dos ladrones que llegaron al local por la caja del negocio y sólo hallaron 60 pesos, perdió la vida. Ahora acompañan a la nena de 6 años que todavía no entiende la pérdida de su padre.