El jueves por la noche, Héctor Juan Pared (53) pasó la revisión habitual y fue alojado en una celda “especial” de la comisaría 7ª de Lanús. Sucede que el técnico radiólogo que mató a su mujer, Mónica Beatriz Mareco (50), de seis balazos con un revólver calibre 32 (cinco en la cabeza y uno en el pecho) todavía tiene intenciones de quitarse la vida, por lo que recibe mayor atención que el resto de los detenidos.
Alrededor de las 20.30, Pared llegó a su casa de un viaje laboral y encontró a su mujer sentada frente a la PC. Estaba chateando por Facebook con otro hombre. Él sabía que era su amante y perdió los estribos. Fue al galpón del fondo de la casa, agarró el revólver y regresó a la casa. Mónica se estaba poniendo la campera cuando recibió los seis tiros.
Su hijo, Martín, de unos treinta años y con quien comparte profesión, recibió la llamada en la que el radiólogo confesaba el crimen: “Me mandé una cagada”, le dijo. Al llegara la casa de sus padres, ubicada en Dean Funes 2840, lo encontró en el sillón del living de la casa con el arma en la boca y amenazaba con suicidarse.
En la habitación, Mareco yacía muerta, cerca de la computadora, con la campera colocada en uno de los brazos. Pese a que Pared reconoció haber matado a su esposa, con quien se casó el 23 de mayo de 1980, su abogado, Alberto Domínguez, intentará demostrar que actuó bajo emoción violenta para atenuar la pena que corresponde a un homicidio agravado por el vínculo.
Domínguez aseguró que su cliente no recuerda lo que sucedió. “Cuando declaró no sabía porque lo estaban indagando”, dijo a LIBRE. “Por el crimen le esperan al menos 16 años de prisión, si es que se considera que no fue consciente de lo que hizo. El siguiente paso es que lo evalúe un psiquiatra”, adelantó el abogado que considera que este caso es similar al del odontólogo (Ricardo) Barreda.
Por lo pronto, su hijo Martín no denunciará a su padre; por el contrario, paga por su defensa. “Vos no tenés huevos para hacer nada”, le habría dicho Mónica a Héctor antes de que le disparara seis veces. La relación de la pareja era tormentosa y las peleas permanentes, según reconoció el hijo.
Pared –propietario de IPC Ensayos Industriales, empresa que fundó con su hijo– no aceptaba la separación y la sufría: en su muro de Facebook publicó videos de canciones románticas y describió su estado civil como “casado”. En cambio, Mónica poseía tres perfiles, dos “oficiales” y uno privado que utilizaría para chatear con su amante, que sería un funcionario de la Superintendencia de Seguros de la Nación, comentó una fuente cercana de la investigación.
En ninguna de las dos figuraba su estado civil y entre sus fotos, habría una con su amante. Por su trabajo, Pared viajaba de forma constante a Salta y era consciente de la relación de su mujer con otro hombre. Pero aunque compartían el mismo techo, estaban separados y dormían en cuartos diferentes. Incluso, su hijo Martín conocía la conflictividad de la relación.