Todas las mañanas, luego de tomarse un mate, el juez federal de Campana, Federico Faggionato Márquez, se sienta en el escritorio de su despacho y agarra un papel que lo obsesiona. Un cuadro sinóptico, con flechas y círculos, que reconstruye la supuesta trama de relaciones entre el narcotráfico y el triple crimen de General Rodríguez. En estos últimos días, ese esquema se agigantó hasta límites impensados. En el centro, el empresario asesinado Sebastián Forza.
Conocer sus negocios es conocer el móvil del asesinato. Y bajo este nombre confluyen conexiones con el cártel de drogas mexicano de Sinaloa y la mafia de los medicamentos ilegales.
Quien acaba de aportar gran cantidad de pistas para el avance de la investigación, después de un largo silencio, fue la viuda de Forza, Solange Bellone. Ella se presentó a declarar el martes 2, por primera vez, en el despacho de Faggionato Márquez, junto a las viudas de Damián Terrón y Leopoldo Bina. Solange identificó números de teléfonos, señaló lugares de reunión de su marido, despejó el camino para encontrar nuevas conexiones con los narcos y deslizó frases inquietantes.
“Muchos querían que Sebastián desapareciera porque en dos años les iba a monopolizar el mercado de la venta de medicamentos y de todo...”, le dijo al juez bajo juramento.
Lea la nota completa en la última edición de la Revista Noticias.