Aún conmovida, la madre fue a visitar la tumba de su bebé de cuatro meses que había fallecido por causas naturales tres días antes. Era su primera visita a su hijo en el cementerio de Miramar, pero dos particularidades le llamaron la atención: que la tierra estaba removida y, además, se encontró cerca de la tumba con un chupete y dos cartas que había dejado dentro del ataúd. Si bien notó que algo raro había sucedido, dejó pasar la situación.
Sin embargo, en su siguiente visita, vio una tuerca con forma de mariposa, como los que se usan para sellar los ataúdes. Atónita por la situación, decidió avisarle a la policía y pidió la exhumación del cuerpo. Cuando desenterraron y abrieron el ataúd, se encontraron con una tenebrosa sorpresa: el cuerpo no estaba.
El robo del cadáver de Ciro Lescano conmovió a la ciudad de Miramar. El hecho es investigado por el fiscal Alejandro Pelegrinelli, pero no es el único caso similar en la zona durante el último tiempo. Según consignó el diario La Capital de Mar del Plata, el fiscal dijo estar "asombrado" al estar frente del tercer caso de estas características: los dos hechos anteriores sucedieron en el cementerio de la localidad de Otamendi en 2017.
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Por estos antecedentes, Pelegrinelli aseguró que una de las líneas investigativas apunta a que los restos humanos hayan sido destinados a rituales. "Estamos tratando de profundizar algunas viejas líneas de investigación en función de lo que recabamos en los otros dos casos. Había alguna información en torno a grupos que realizan rituales. Creo que a partir de ser el tercer caso en poco tiempo, intentaremos profundizar esta línea de investigación", adelantó.
El funcionario judicial confirmó que el féretro no presentaba signos de violencia, por lo que "se trató de una maniobra de alguien que conoce cómo hacerlo, absolutamente limpia". Además, agregó que en el foso hallaron dos de las cuatro mariposas con las que se ajusta la tapa.
En esa línea, Pellegrinelli informó que se les tomó declaración a los empleados del cementerio, pero aclaró que el predio se encuentra abierto, por lo cual, cualquier persona que quisiera ingresar podría hacerlo sin mayores problemas. Asimismo, indicó que la tumba profanada está ubicada a solo 20 metros del acceso y del lugar donde se encuentra el sereno, por lo que, según analizó, el robo habría sido cometido durante la noche.
Por su parte, Noelia, la madre de 28 años, cuyo marido se encuentra detenido en la cárcel de Batán por una causa vinculada a la venta de drogas, dialogó con el diario La Capital de Mar del Plata y expresó angustiada: "Sólo queremos Justicia y que mi hijo descanse en paz. Es una angustia muy grande, esperemos que haya respuestas".
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Los antecedentes
En 2017 la desaparición de dos cuerpos de menores de edad del cementerio Nicanor Otamendi había despertado alarma en la zona. El primero de los casos, se trató de los restos de un niño de dos años llamado Matías Valentino Fernández, que había aparecido mutilado -le faltaban los pies, las manos, los dientes y todos los órganos internos- en inmediaciones de un arroyo sobre la ruta 11, entre Miramar y Mar del Sur. El nene desapareció de su tumba en Pascuas.
El segundo ocurrió el 24 de diciembre -en Navidad- y tuvo similares características al ocurrido este martes: la madre de Ciro -curiosamente mismo nombre que el bebé Lezcano-, fallecido al año y dos meses de nacer, movió sin querer la tapa del cajón que estaba en un depósito a la espera del sepelio y descubrió que su hijo no estaba. El cuerpo de Ciro Aranda nunca apareció.
ED CP