16 de octubre de 2016: el ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, se reúne con una delegación del Ministerio del Interior ruso en Barracas. En la mesa, lo acompañan el secretario de Seguridad, Marcelo D’Alessandro; el ex jefe de la Policía Metropolitana Horacio Giménez; el actual jefe de la Policía de la Ciudad, Carlos Kevorkian, y el ex jefe de la Policía Federal de la Ciudad Guillermo Calviño. Del otro lado, el por entonces general mayor de Servicios Internos del Ministerio del Interior de Rusia, Vladimir Grishin. Hablan de los convenios de capacitación que unen a ambos países, acuerdan un trabajo conjunto para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires y sobre el próximo Mundial. Todo, a través de la voz de Iván Blizniouk.
Mientras conversaban, 389 kilos de cocaína de máxima pureza esperaban, en 12 valijas guardadas en un depósito del Colegio Adjunto de la Embajada de Rusia, ser despachados con destino a ese país. Blizniouk era uno de los encargados de organizar el contrabando, vía canales diplomáticos. Su calidad de uniformado, su amplio conocimiento de idiomas, capacitación y vínculos en diversos ámbitos resultaban una fachada perfecta.
Dos meses después de ese encuentro, sonaría el teléfono del despacho de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. El embajador Víctor Coronelli llamaba con una grave denuncia. Pisando la medianoche del 14 de diciembre, el juez federal Ercolini daría la orden para que la Unidad Antidrogas de Gendarmería ingresara al Colegio Adjunto de la Embajada de Rusia. Allí encontraron las maletas con la droga y trabajaron toda la madrugada para sustituirla por harina. La Operación 12 Reinas había comenzado.
Un año y dos meses más tarde, el miércoles pasado, el subinspector de la Policía de la Ciudad fue capturado en Ezeiza, tras descender de un vuelo que llegó de Roma, junto a su mujer. Las vacaciones –un tour europeo– incluyeron Italia, España y Alemania. En Saavedra, fue detenido su camarada, Alexander Chikalo, con quien presidía la Fundación MORAL (Mecenas Ortodoxos Rusos en Latinoamérica). Del otro lado del mapa, la policía rusa, con la presencia de dos gendarmes, arrestaba a los dos hombres que esperaban la falsa cocaína y a Ali Abyanov, el diplomático que habría orquestado el ingreso de la droga a la embajada antes de su retiro. Todavía buscan al “señor K”, el presunto dueño de la droga.
Blizniouk fue incorporado a la Policía de la Ciudad en 2013, al dejar Prefectura, donde se desempeñaba en inteligencia criminal. Y tenía aceitados vínculos en la sede rusa, en la que trabajaba como seguridad privada, de manera extraoficial. También mantenía conversaciones con funcionarios diplomáticos.
Además, organiza intercambios educativos y congresos con la embajada, en los que participaron funcionarios de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, en las que ejercía como traductor si era necesario. Como lo hizo en una oportunidad en que visitó, junto a una delegación de la policía rusa, la oficina personal de Bullrich. En la Policía de la Ciudad, era instructor del instituto de formación y oficial de enlace con las representaciones en este país de la Federación Rusa, China y México.
“No teníamos trato. No lo conozco. Si me lo cruzo por la calle, no sé quién es. Alrededor nuestro, siempre hay un montón de gente”, dijo Ocampo a PERFIL sobre la reunión que ilustra esta nota. “Cuando tuvimos conocimiento de que lo estaban investigando, aunque no teníamos detalles, fuimos abortando sutilmente los viajes programados para la formación de cadetes e instructores. Tuvimos mucho cuidado en tenerlo en un ámbito controlado. Hacía producciones de relaciones públicas y nada más que eso”, explicó.
En la causa, que contó con la participación de la Procunar, a cargo de Diego Iglesias, se establece que Blizniouk estuvo enfocado en custodiar y asegurar que la droga se mantuviera bajo resguardo en el interior del Colegio Adjunto y bajo control de la organización. Se trataba de entre 50 y 60 millones de euros.
Escuchas lo vinculan con “el señor K”
Ivan Blizniouk quedó a cargo de la custodia y despacho de las valijas cuando el diplomático ruso se retiró. En ese marco, mantuvo conversaciones con el señor K, el líder de la organización, sobre viajes de agentes de la Policía de la Ciudad a Rusia -frustrados por los investigadores- para capacitación, como fachada para llevar la droga. Una de las conversariones es del 10 de marzo de 2017.
Señor K: — ¿Tienen planeados vuelos de ida y de llegada, algunas actividades?
Iván Blizniouk: —Y sí. En primer lugar planeo cursos con personal durante todo el año.
K: — Sí. Eso lo sé. Personal de ustedes vienen a hacer cursos con nosotros en Rusia. No es así?.
IB— Sí. Personal de acá de la Argentina van a ir a hacer cursos allá con nosotros en Rusia.
K— El primer grupo ya vino a hacer el curso en el Ministerio del Interior
IB— No no, todavía van a ir. En la segunda mitad del año.
K — Y porque no en la primera mitad?
IB—Porque ellos ya tienen toda la estimación hecha para este medio año. Ellos cada medio año hacen las estimaciones. Aparte tienen que venir cadetes por intercambio. O sea nosotros vamos para allá y ellos vienen para acá. Por eso planeo con la excusa de los cadetes también Invitar a los jefes.
K — Entiendo. Con ese hecho podemos aprovechar y “atravesar el abordaje”. Y ... y ahí todo bien.