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"Nunca quise matar a Matías", dice la joven acusada de quemar a su novio

Florencia tiene una beba de nueva meses. Su pareja murió tras 22 días de agonía. Ella asegura que es inocente. Las cartas de amor desenfrenado. Fotos. Galería de fotos

Tras las rejas. Florencia se encuentra detenida en la comisaría 7ma de Pilar. Todos los días recibe a su hija para amamantarla.
| Cedoc

Con las zapatillas sin cordones y muy abrigada por el frío del calabozo, Florencia, de 19 años, recibe a PERFIL en una celda mínima. La angustia se nota en su cara, cada recuerdo y cada frase le produce el llanto. Su pareja y padre de su hija de nueve meses, Matías Cuello, murió después de agonizar 22 días. Ella está acusada de tirarle agua hirviendo en una pelea y de producirle la muerte. Desde entonces, está detenida en la Comisaría 7ª de Pilar y por primera vez decide dar su versión de lo que ocurrió esa noche : “Yo no le hice nada”, se defiende.

“Todavía no puedo creer que haya fallecido. Mi hija perdió a su papá y yo estoy presa. Todavía no puedo entender qué hago acá”. Se angustia, respira profundo e intenta dar detalles de lo que según ella sucedió el 15 de abril pasado en la casa que compartían en Manuel Alberti, partido de Pilar.

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“Esa noche Mati se fue al cumpleaños del ahijado y le dije que quería que salgamos los tres, porque no lo hacíamos nunca, por eso quedamos en encontrarnos a las 21 en el Unicenter. Llegó después de las 22.30. Me di cuenta que había tomado. Tenía un olor a alcohol impresionante. Le dije: ‘Mirá como estás, así no se puede’”, describe Florencia. Con la nena caminó hasta la parada del 228 y los tres se tomaron el colectivo de vuelta a su casa.

—¿Qué pasó cuando volvieron a su casa ?
—Mati me empezó a decir: “No te das cuenta pendeja de mierda que tengo hambre. Ya puse la pava para calentar unas salchichas, porque si espero algo de vos, que sos una inútil, no como”. En ese momento, yo estaba acostando a la beba y Mati abre la heladera buscando las salchichas pero ya me las había comido. Entonces, me empezó a gritar: “Acá nunca hay nada, te la pasás todo el día echada. Yo soy el único que trabaja”. Le contesté que si acá nunca había nada era porque todo lo que trabajaba era para pagarle el auto a su papá. Me gritó: “Qué tenés que hablar vos de mi papá. Te voy a partir un palo en la cabeza”. Agarró el palo de la escoba y empezó a pegarle a las cosas, al ropero, al piso. Ahí la pava eléctrica empezó a hervir. La agarra y dice: “Al final esta pava de mierda la puse al pedo”. Yo no soportaba más, y le dije que me iba a lo de mi mamá. “Vos no te vas a ningún lado, yo te tengo que matar hija de puta”. Y me agarró de los pelos. Le pedía que me suelte, cuando empecé a sentir que se me quemaban las manos, me empezaron a arder muchísimo.  El me suelta, y como que pierde el equilibrio y cae sobre la cama, en un costado. Ahí le cae todo el agua encima. Empieza a gritar “me quemé, me quemé”.

—¿Qué hizo entonces?
—Yo estaba llorando, re mal. “Amor agarrala a la beba que yo no puedo hablar”, me dice. Hablaba como si estuviese afónico. “Qué me hiciste, me quemaste toda”, le decía yo. Salgo corriendo a buscar a mi mamá. Mati aparece con la beba y se la dejamos a ella. Nosotros nos vamos caminando a la salita.

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