POLICIA
para "El Negro Sombra"

Piden 22 años por violar, mutilar y picanear

El fiscal de la causa solicitó esa pena para la banda liderada por Sergio Leiva y otros cuatro delincuentes, entre ellos ex policías. Están acusados del secuestro de Mirta Fernández en 2003.

default
default | Cedoc

Un fiscal pidió hoy durante el juicio oral la pena de 22 años de prisión para Sergio Levia, alias "El Negro Sombra", y tres integrantes de su banda acusados del secuestro de Mirta Fernández, la mujer que en 2003 fue violada, mutilada y "picaneada" durante los 27 días que estuvo cautiva.

El fiscal del juicio, Marcelo García Berro, solicitó esa pena para Leiva, el ex policía Juan Carlos Gómez, Horacio "Lala" López y Manuel Valenzuela, en tanto que pidió la absolución del quinto imputado, Mario Leopoldo Ibarra.

Fuentes de la querella informaron a Télam que, por su parte, el abogado de la familia de Fernández, Jorge Cancio, tampoco imputó a Ibarra pero solicitó al Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) 1 de San Martín que condene al resto de la banda a 25 años de cárcel.

Cancio dijo que acusó a Leiva, Gómez, López y Valenzuela del delito de "secuestro extorsivo calificado por la concreción del fin (la obtención del pago del rescate), lesiones gravísimas y la participación de dos o más personas".

"En el caso de Gómez, el secuestro es cuádruplemente agravado por su condición de funcionario público, en tanto que al resto los imputé de los delitos de asociación ilícita, daño y abuso de armas", señaló el letrado querellante.

"¿Cómo no se va a tratar de una asociación ilícita si, salvo Gómez, los otros estuvieron implicados en un secuestro anterior al de Fernández y en los posteriores de Leopoldo Andrada y Pablo Belluscio y son atrapados por el caso de Ernesto Rodríguez?", preguntó Cancio de manera retórica.

Tras la jornada de alegatos, el juicio se reanudará mañana a las 10 en la sede del tribunal ubicada en la calle Villate 2121 de la localidad bonaerense de Olivos, partido de Vicente López, cuando la defensa de los cinco imputados aleguen ante los jueces Lucía Larrandart, Marta Milloc y Enrique José Manson.

Será el turno del defensor oficial Carlos Daniel Palermo por Leiva; Juan Planes por López y Valenzuela y María Gómez por su hermano, el ex policía confeso.

Mirta Fernández fue secuestrada el 19 de agosto de 2003 cuando se dirigía en una camioneta 4X4 a su domicilio de Don Torcuato, por una banda armada con fusiles FAL que se tiroteó con un custodio.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Los secuestradores exigieron al padre de la mujer, un ex capitalista del juego, un millón de dólares como rescate.

Fernández contó la semana pasada ante el tribunal que durante su cautiverio fue golpeada, "picaneada", violada por su cuidador Gómez y que la drogaron para cortarle el meñique de la mano derecha para enviárselo a su familia junto a un video y así presionar para obtener un elevado rescate.

En la audiencia de ayer, la crueldad de los secuestradores quedó evidenciada en el juicio cuando se reprodujeron las escuchas telefónicas del caso: una de las más impactantes es la del 7 de setiembre de 2003, cuando luego de amputarle un dedo, amenazan al padre de la víctima con cortarle la mano.

A Fernández no le cortaron la mano y recién fue liberada en Vicente López el 16 de ese mismo mes, tras 27 días de cautiverio, luego de que su familia arrojara desde un tren los 430 mil pesos que se pagaron como rescate.

En el debate, también se escucharon las conversaciones que el secuestrador confeso, el ex policía Gómez, mantuvo con la víctima luego de su liberación.

Gómez fue, según lo declarado por la mujer, la persona que la violó durante su cautiverio, y los investigadores aseguran que el ex policía se enamoró de Fernández. Por ese motivo, llamaba por teléfono a la mujer para decirle que la extrañaba y que estaba arrepentido por no haber podido evitar que la torturaran y mutilaran.

En base a esas llamadas, que fueron rastreadas por la División Antisecuestros de la Policía Federal, Gómez pudo ser detenido en la localidad balnearia de la Lucila del Mar y luego confesó el hecho y delató a sus cómplices.

Fuente: Télam